martes, 9 de agosto de 2022

Crítica: After Blue

MISSTERROR NOS HABLA SOBRE EL PRECIOSISTA WESTERN MARCIANO DEL GALO BERTRAND MANDICO


En el cine, el futuro suele presentarse más negro que la noche. Por lo general, los futuros cinematográficos son distópicos, áridos, pútridos, totalitarios y desesperados. Ridley Scott nos enseñó un futuro pesimista, lluvioso y tramposo. Para Kathryn Bigelow, el futuro era adicción, rock y turbiedad. Terry Gilliam retrató un futuro incompetente, injusto y opresivo, mientras que George Miller llenaba el futuro de arena, sequía y violencia. El elemento común a todos ellos es la terrible idea de que no seremos capaces de mejorar el mundo en el que hoy vivimos. Estamos condenados a destruirnos y lo haremos de las formas más jodidas posibles. He visto muchos futuros en los que la oscuridad se cierne sobre el ser humano, hasta que una tarde de verano llegó Bertrand Mandico y llenó su futuro de mujeres y purpurina. 


“un sci-fi alucinógeno que cumple todos y cada uno de los elementos narrativos de los westerns, para dar forma a un cuento de pura fantasía y lisergia del que se podrán decir muchas cosas, excepto que deja indiferente” 


Bendito Mandico que nos da un respiro visual y retrata una distopía llena de fantasía, brillo y sueños. “After Blue” (2021) comparte destino con todas las películas futuristas vistas hasta ahora. No muestra un futuro que sea optimista, libre o feliz y, como en “Blade Runner” (1982), “Strange Days” (1995), “Brazil” (1985) o “Mad Max” (1979), After Blue, el planeta en el que Mandico hospeda a sus personajes es tiránico, salvaje, ambientalmente complejo, contradictorio y extremo. Aun así, es una delicia para los sentidos, lo que hace que los peligros sean aceptados de mucho mejor grado por el espectador. 

“After Blue” es un sci-fi alucinógeno que cumple todos y cada uno de los elementos narrativos de los westerns, para dar forma a un cuento de pura fantasía y lisergia del que se podrán decir muchas cosas, excepto que deja indiferente. En esta película, el espectador está invitado a acompañar a las dos protagonistas en su viaje de redención por territorios inhóspitos y poco explorados, a merced de los peligros que este tipo de incursiones suele conllevar. La historia muestra a la joven Roxy, quien en su proceso de aprendizaje vital libera de una prisión de arena a Kate Bush, una especie de bruja espacial polaca acusada de traer muerte y desgracia a la parte de “civilizada” de After Blue (el planeta en el que se ha refugiado una sociedad femenina para sobrevivir). Debido a esta afrenta, Roxy y su madre Zora, se verán obligadas a buscar a Kate Bush para darle caza y muerte


“Visualmente la película es fascinante en todos y cada uno de sus fotogramas. Cada escena muestra alguna curiosidad agradable para la vista, pero es innegable que la historia se hace pesada y extenuante”


La película hace gala de un constante tono onírico sensual, contemplativo y mágico que convierte el viaje en un cuento psicotrónico y singular, bajo el que se esconde una historia simple y fácilmente entendible pese a algunas partes de diálogo pensadas para invocar a ese dios del surrealismo con el que constantemente habla Mandico. El esfuerzo que “After Blue” requiere del espectador no tiene que ver con el descubrimiento de su simbología, sino con el aguante de su ritmo y la poca capacidad para sorprender de su guion. 

Visualmente la película es fascinante en todos y cada uno de sus fotogramas. Cada escena muestra alguna curiosidad agradable para la vista, pero es innegable que la historia se hace pesada y extenuante en varias partes que repiten la misma estructura en bucle, sin permitir que la narración avance. El inexistente arco de transformación de unos personajes que deberían descubrirse a sí mismos a medida que evoluciona su viaje, hace que esta película únicamente desarrolle su potencial en la dirección artística. La fotografía velada, el montaje somnoliento, el sonido, la escenografía, el maquillaje y el vestuario hacen que “After Blue” se posicione como una de las más curiosas cintas de fantasía de los últimos años. 


“Contar con la debutante Paula Luna para el papel de Roxy, ha sido una de las bazas de la película, ya que esta joven actriz tiene el punto exacto de ingenuidad, sensualidad, desdén y frescura que su papel requería” 


El apoyo de un buen casting también es decisivo para que una propuesta como “After Blue” eche a rodar sin caer en el chiste fácil del ojo vaginal o el pene tentacular y evitar así que el recuerdo del espectador se quede solo con esto. Contar con la debutante Paula Luna para el papel de Roxy, ha sido una de las bazas de la película, ya que esta joven actriz tiene el punto exacto de ingenuidad, sensualidad, desdén y frescura que su papel requería. A su lado, Elina Löwensohn aporta la veteranía en una interpretación misteriosa y tan chocante como el paisaje que adorna su languidez. Ambas transmiten sensaciones tan opuestas que hacen que, incluso el pobre desarrollo de sus personajes, las anodinas discusiones sobre arte y la sensación de que la historia se queda en tierra de nadie, queden en segundo plano para que la experiencia sea de disfrute y en gran parte, adictiva

Más allá de los desnudos, del vello corporal, del mensaje feminista, de los ecos de Jodorowsky, de los fluidos y de su inofensiva provocación, la fábula de papel maché, purpurina, fluidos y marcianadas que ha creado Bertrand Mandico es algo que personalmente he echado mucho de menos. En una época dominada por una oscuridad intrínseca que a veces pesa más que la devoradora idea de que ese futuro sombrío que creíamos que íbamos a dejar para nuestros hijos y nietos, está cada vez más cerca de nuestra nunca, se agradece algo como “After Blue”. En momentos como estos, dejarnos llevar por el brillo durante un par de horas, es el mejor consejo que nos pueden dar. Las dos horas pesan, no os engañaré, pero el destello de “After Blue” es lo suficientemente deslumbrante como para que el desánimo de un mañana apocalíptico deje paso a simplemente un mañana.


2 comentarios:

El Rector dijo...

Pues como si John Hillcoat hubiese tenido un sueño húmedo una noche de verano, previo atracón de estupefacientes. Y este tipo de cosas solo pueden venir de una cinematografía tan peculiar como es en ocasiones la francesa.

Yo reconozco que tenía mucha curiosidad por esta película, sobre todo, después de las horribles críticas que cosechó tras su paso por el pasado Sitges, con gente largándose de la sala en medio de la proyección y demás burradas. Tras sus dos horacas (media hora menos y tampoco hubiera pasado nada), decir que me ha parecido una experiencia de lo más interesante y coincido mucho con lo expuesto en tu análisis, Missterror.

Una historia muy sencilla, fuertemente deudora del western clásico, con una puesta en escena onírica y regustillo al cine de fantasía de los ochenta y mucho peso para sus dos o tres actrices principales. Todo ello aderezado con continuos guiños erótico-festivos y algunos efectos especiales artesanales de refinado gusto.

Es cierto, como apuntaba, que le sobra metraje (la historia no da para dos horas, al menos no, de la forma en la que esta está planteada) y que algunos diálogos parece que tienen más interés en reforzar esa falsa sensación de "película rara" que en desarrollar realmente la historia o los personajes. Pero que diablos, la purpurina, los colores, los vestuarios, Paula Luna con ese rollito de Lolita galáctica que se gasta, las dos o tres bizarradas sexuales y el tono de cuento fantástico psicodélico, hacen de esta "After Blue" una película recomendable para aquellos que busquen degustar una distopia diferente o un western interpretado sobre el escenario del Moulin Rouge.

Demencial lo de la Kate Bush Polaca... toda una revelación profética en el año uno de Robert :)

Saludos.

Missterror dijo...

Hola, Rector. Ciertamente, Francia tiene una visión muy peculiar de la estética y cuando sale a relucir suele ser imponente (aunque para ello sacrifiquen la historia, en ocasiones). En este caso, esa mezcla de western y fantasía funciona bastante bien en esta ocasión y aunque realmente la película sea menos "rara" de lo que a priori apuntaba y de lo que intuyo que buscaba el director, deja un buen recuerdo (de hecho, sigo recordándola como algo tremendamente refrescante en este verano tan infernal)
La Kate Bush polaca merece secuela. Sobre el tal Robert, poco que añadir por mucho que mi cónyuge me haga tragarme el Chiringuito ;)

Un abrazo.

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