Crítica: Arrástrame al Infierno

Ver el regreso de Sam Raimi al terror, género que lo hizo grande, merecía sin duda un marco apropiado, y en este aspecto no me puedo quejar, la sala mas marginal del cine del barrio, poblada por no mas de 30 personas (incluida una puta que le hacía una "faena" a un señor calvo en las últimas filas y que no tardaron en ser "invitados" a abandonar el lugar) y un enorme cubo de Pepsi cola de 2,90€. No hace falta comentar mucho sobre el señor Raimi, sin duda alguna uno de los cineastas mas emblemáticos para todos aquellos que amamos este mundillo del cine fantástico y padre de la saga "Evil Dead", una de las trilogías mas grandes que ha dado el género, enfrascado estos últimos años en otra trilogía, la del héroe arácnido, Raimi se ha tomado un pequeño descanso de sus responsabilidades en/con Hollywood, y ha sacado un ratito para filmar "Drag me to Hell", co-escrita con su hermano Ivan, como ya hiciese en "Evil Dead", "Army of Darkness", "Darkman" o en la reciente "Spiderman 3", y dejando claro entre otras muchas cosas, que ha día de hoy, sigue siendo el puto amo.

Al son de la increíble banda sonora compuesta para la ocasión por el maestro Christopher Young, una efectiva secuencia de títulos de lo mas fantasmagórica, nos introduce en "Drag me to Hell", donde Raimi, utilizando como base un guión de lo mas simplista, consigue algo que difícilmente se consigue en el cine de terror actual, dar miedo. Y es que la cinta solo puede catalogarse de terroríficamente divertida, por que como no podía ser de otra forma y pese a lo macabro de la historia, el humor es otro de los elementos fundamentales del filme, y en este sentido, las similitudes con "Terroríficamente Muertos" son mas que evidentes a lo largo de la película, y no como algo premeditado, sino por que estamos ante un trabajo 100% Raimi, es decir, violentos golpes de cámara, primeros planos, sonidos de ultratumba, risas del mas allá, sangre, sangre negra, sangre verde, fluidos de todo tipo, demonios que levitan y todo el largo etcétera de detalles que caracterizan al cine de este hombre, todo un espectáculo de fanfarria con un único objetivo, arrastrarnos con él al infierno.



Una de las cosas que más me han gustado siempre del cine de Raimi es que siempre consigue asustarte por mas obvia que sea la situación, no importa que te enseñe el susto durante largos segundos antes de que suceda, no importa que te diga: "eh tío, fíjate bien en ese punto por que por ahí va a aparecer algo y te vas a cagar encima", por que efectivamente aparece, y efectivamente, te cagas encima. Esto puede verse durante toda la película, resultando igual de efectivo de la primera escena a la última, y es que nos hartaremos de ver aparecer a la vieja gitana una y otra vez, pero el resultado siempre será el mismo, calzoncillo cagado, liberando ya grandes cantidades de mierda por nuestro culo cuando Raimi utilice además, sin ningún tapujo, cualquier sonido que se te pueda pasar por la imaginación (como solo él sabe hacer) para convertir la situación mas intranscendente en una experiencia casi mística, hipnótica incluso, haciéndonos esclavos del sonido cual ratas siguiendo al flautista de Hamelin, por lo que el visionado de la película debe hacerse de forma obligada en una sala de cine, si se quiere gozar 100% del increíble trabajo hecho en este aspecto, por no mencionar la de hecho, ya mencionada banda sonora de Young a base de violines que pone la piel de gallina y que termina de completar uno de los apartados sonoros mas alucinantes que he escuchado en tiempo.

En el reparto hay que decir que esta vez no encontraremos el ya clásico cameo de Bruce Campbell, pero si el resultado de un acertado casting, con la actriz Alison Lohman a la cabeza como Christine Brown ("Beowulf", "Big Fish"), la guapa trabajadora de banco que tiene la genial idea de negarle un crédito a una vieja gitana rumana, la veterana Lorna Raver (actriz que ha asentado su carrera básicamente en TV) como la susodicha gitana y al actor Justin Long (quien se hiciera popular por su papel protagonista en "Jeepers Creepers") que aquí interpreta al novio de la señorita Brown. Como curiosidad comentar la aparición de cuatro Raimi´s camuflados en la película, Ted (como no), Emma, Henry y Lorne. A nivel visual, rozando la perfección, y es que Howard Berger y Greg Nicotero han vuelto a realizar un trabajo fantástico, retomando de nuevo aquellas gloriosas caracterizaciones de demonios que han sentado cátedra en el género y por supuesto, moviendo cualquier cosa que se pueda mover y creando toda una colección de "asquerosos" efectos especiales que le revolvieron las tripas a más de uno en la sala de cine, no es mi caso claro, yo que incluso llegué a excitarme sexualmente con alguna de las vomitadas.

Conclusión, "Drag me to Hell" es una de las mejores películas dentro del fantástico de los últimos años, y posiblemente una de las mas terroríficas, aunque también impregnada de un corrosivo sentido del humor con algunos momentos delirantes, incluso surrealistas "made in Raimi", una película con nulas o pocas concesiones a comercionalismos que sin duda no decepcionará a los seguidores del mítico cineasta. En lo negativo y por buscarle algún pero, podríamos hablar de la simplicidad argumental, del más que predecible desenlace o de los muchos detalles que pasarán desapercibidos para todos aquellos que no conozcan la obra de Raimi. Imprescindible.