"Diagnosis: Death" es el título de esta producción neozelandesa dirigida por Jason Stutter, un no demasiado prolífero director que debutó en el año 2002 con aquella grotesca mezcla de comedia y artes marciales llamada "Tongan Ninja" y que en esta ocasión nos ofrece una propuesta no demasiado lejana a aquella, donde cogiendo como base la comedia mas sátira, introduce elementos sobrenaturales para contarnos una historia tan surrealista como extrañamente entretenida, mas que nada, lo digo por que "Diagnosis Death" pese a su marcado tono cómico, no es una película para partirse de risa, tampoco es ningún prodigio técnico y desde luego, su trama principal sobre fantasmas, es tan tópica como ridícula.
La historia gira entorno a un profesor de instituto y a una joven estudiante que son diagnosticados de cáncer y a los que se les da poco tiempo de vida, con lo que deciden ingresar en una clínica donde se está experimentando con un nuevo medicamento para tratar esta enfermedad. Una vez allí, los dos pacientes entablan una fuerte relación de amistad y comienzan a experimentar una serie de extrañas visiones donde aparece una mujer suicidándose. A partir de este punto tendrán que aunar esfuerzos para intentar separar ficción de realidad, ya que la medicación que se les ha administrado tiene el efecto secundario de provocar alucinaciones.
Esta es la trama principal de "Diagnosis: Death" y al mismo tiempo lo menos importante de la misma, pues tan solo sirve de hilo conductor a lo realmente importante de la película, que no es otra cosa que la relación entre los dos personajes protagonistas en lo que para mi, y que nadie se me asuste, es una comedia romántica disfrazada de thriller sobrenatural, donde todo el peso de la cinta recae en los simpáticos diálogos y la entrañable relación que nace entre ambos enfermos terminales y a los cuales vamos conociendo a medida que avanza la historia. Por un lado tenemos a André Chang, profesor de escuela y un tipo bastante curioso (como ilustra a la perfección la divertida secuencia inicial) a quien interpreta el actor Raybon Kan (quien también ha co-escrito el guión junto a Stutter y que ya había trabajado con el en la citada "Tongan Ninja"), una especie de Jackie Chan mujeriego (atención a su interesante y efectiva teoría sobre las citas) que protagoniza los momentos mas divertidos del filme, como la secuencia donde el médico le comunica su enfermedad (haciendo honor a la mejor comedia negra) y por el otro, a la joven Juliete Reid, una inteligente estudiante apasionada de la literatura a quien interpreta la debutante Jessica Grace Smith. Y como en toda comedia romántica que se precie, no podía faltar la figura del tercero en discordia, en esta ocasión un personaje adaptado a las circunstancias, una enigmática enfermera encargada del proyecto y de la que desconocemos sus auténticas intenciones, añadiendo ese toque de misterio que necesita la historia. Para finalizar con el tema del reparto, mencionar la aparición en el mismo del dúo cómico neocelandés "Flight of the Conchords", quienes han alcanzado gran popularidad gracias a la serie homónima emitida en la cadena HBO.
Visualmente "Diagnosis: Death" dista mucho de resultar un filme espectacular, ya en los títulos de crédito iniciales queda muy claro que estamos ante una producción muy modesta, pero dejando de lado algunos momentos bastante ridículos, como las apariciones espectrales de la muerte dibujadas con ordenador que perfectamente se podrían haber ahorrado, pues además de cutres, no tienen ninguna transcendencia en la historia y si me apuráis, ningún tipo de sentido, es cierto que algunas caracterizaciones no están mal del todo y que incluso tiene alguna que otra secuencia gore bastante bien realizada, aunque lo mejor en este aspecto es el gracioso enfoque dado a una de las secuencias sexuales del filme, donde el acto es representado por un par de graciosos fantasmas echando mano del kamasutra.
Conclusión, "Diagnosis Death" es una visión cómica del cine de terror hospitalario (véase "Sublime" o "Autopsy"), una propuesta simpática y sin demasiadas pretensiones, que aunque como película de fantasmas tiene bien poco que ofrecer, si nos da la oportunidad de disfrutar, en el fondo, de una comedia romántica en un envoltorio distinto del habitual, añadiendo pequeñas dosis de terror (o por lo menos de fenómenos paranormales) y que tiene en su ocurrente guión y en unos cercanos y entrañables personajes, con los que fácilmente sentirse identificado, sus mejores bazas, compensando relativamente lo absurdo, mil veces visto antes y poco interesante de la historia, así como la extrema simpleza del filme a todos los niveles.
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