viernes, 12 de agosto de 2011

Crítica: Death And Cremation

A día de hoy, aun hay mañanas en las que me despierto sobresaltado, sudoroso y visiblemente angustiado. Y es raro, por que por lo general, me encanta soñar, me encanta tener pesadillas, es como protagonizar tu propia película de terror sin salir de la alcoba. ¿Qué es entonces lo que me atemoriza en sueños? ¿De que tiene miedo el Rector antes de comenzar tan onírico viaje? Pues os lo diré. Del instituto. Si amigos, yo fui uno de esos marginados incomprendidos en mi época colegial, uno de esos que tenía pocos amigos (bendito eufemismo) y que era rechazado por el resto de la población estudiantil. La verdad es que nunca supe muy bien por que, al fin y al cabo, siempre fui un chaval bastante bien parecido, educado, relativamente simpático, generoso, entrañable, listo y sin ningún tipo de duda, el mejor jugador de baloncesto que había pisado el lugar… así que creo que el origen del problema, es que siempre vestía de negro y… que adoraba al diablo (a sus ojos claro, en realidad solo me ponía cachondo forrando mi carpeta con fotogramas de “Hellraiser” en lugar de los habituales de Samantha Fox y escuchando Iron Maiden, Metallica, Judas Priest y demás deidades del inframundo), algo que por lo que se ve, no gusta. Así que me convertí en uno de los denominados “bichos raros” del colegio, los matones me perseguían a diario, las chicas cuchicheaban por los pasillos y me señalaban con el dedo y el profesorado siempre tenía alguna “buena” palabra que dedicarme así como al perfecto chivo expiatorio a quien atribuir todos los actos vandálicos de aquella santa institución. Dicen que la inocencia termina cuando sabes que vas a morir, la mía terminó cuando descubrí que Rob Halford era gay, no por que tenga nada en contra de tan respetable colectivo, pero no se… se veía tan masculino con todo aquel cuero y aquellas tachuelas… bueno, el caso es que todo este royo viene para poner un poco en antecedentes el debut cinematográfico del señor Justin Steele, quien dirige y escribe “Death And Cremation”, supuesto thriller de terror (y luego aclararé lo de “supuesto”) que se adentra en el siempre oscuro universo de la marginalidad adolescente.

“Death and Cremation” nos acerca hasta el típico suburbio americano de clase media, escenario en el que de forma paralela, se desarrollan dos vidas con un denominador común, la soledad. Por un lado está Jared, un joven adolescente de diecisiete años que vive con su madre en una caravana después de la muerte de su padre y que en el instituto, es ridiculizado a diario por su apariencia y su forma de ser. Por el otro, está Stanley, un tipo huraño y solitario de cincuenta y nueve años que regenta un tétrico crematorio y que solo tiene dos pasiones, los crucigramas y eliminar a la siempre según el, escoria de la sociedad. El destino, o el azar, hará que el camino de ambos se cruce, en una extraña relación que acabará con terribles consecuencias.

Tras la agradable secuencia de créditos que viene acunada por el tema musical del filme, de claro regustillo al “I Want It All” de “Depeche Mode” y con mi corazoncito ya ganado de antemano por el bueno de Jared (interpretado con muy buenas maneras por Jeremy Sumpter, al que algunos recordarán liándola parda en el país de nunca jamás como Peter Pan en la versión del año 2003, muy lejos, todo sea dicho, de la grandiosa “Hook”), no me faltaba solo, que toparme de narices con uno de los personajes mas carismáticos que un servidor recuerda en mucho tiempo, como dicen algunos, amor a primera vista. Hablo de Stanley, ahora si, interpretado por un descomunal Brad Dourif, uno de mis actores fetiche por antonomasia a quien por fin, se le otorga el papel protagonista que se le había negado a lo largo de los años, siempre enjaulado en la jaula de huesos de los eternos secundarios, y pese a eso, haciéndonos gozar comiéndole la oreja al bueno del rey Theoden en “El Señor de los Anillos”, puteando a los aliens en “Alien: Resurrection” e incluso riéndole las gracias a Jack Nicholson en aquella fantástica “Alguien Voló Sobre el Nido del Cuco”.

En “Death and Cremation” vamos a ser testigos, del increíble talento de este tío, quien junto al joven Sumpter (o lo que es lo mismo, Jared y Stanley), dan forma a una pareja tan, pero tan entrañable, que convierten a la película del señor Steele, en una de las propuestas mas simpáticas de la presente temporada. Y eso, que hay que dejar claro que, pese a lo que puedan insinuar tanto título como sinopsis, “Death and Cremation”, en mi opinión, dista mucho de ese supuesto thriller de terror que se nos ha querido vender, pues no estamos ante una historia de terror, sino de amistad. Vale que el transfondo sea algo macabro si, Stanley es un tipo peculiar, un asesino en serie si me apuráis, pero en el fondo no es mala persona (la de hostias que me van a caer por esto). Luego está Jared, el “bicho raro” de instituto (en realidad, un chaval cojonudo), quien en un descerebrado ejercicio de falta de sentido común (propio de su edad), cree ver en Stanley el amigo que nunca tuvo o que se yo, incluso el padre que un día le abandonó. Esta extraña sociedad es el eje a partir del cual gira una cinta sin excesivas pretensiones que pese a todo, consigue, gracias a la extrema simpatía de sus protagonistas, engancharnos delante de la pantalla como en pocas ocasiones, salpicaduras de thriller, mucho humor negro, algo de drama de sobremesa y sobretodo lo demás, el afectuoso relato de una amistad a priori, imposible.

Además de todo esto, nos encontramos ante un trabajo muy bien realizado, lo que sorprende si tenemos en cuenta la inexperiencia de su director (recordemos que estamos ante su ópera prima), con gran cantidad de pequeños detalles fílmicos de exquisito buen gusto (atención al primer trabajito del amigo Stanley al son de “La Donna E Mobile” que literalmente consiguió arrancarme lágrimas de los ojos), así como la utilización de cierta experimentación en otras tantas secuencias, algo que le otorga al filme un plus de personalidad, si es que realmente necesitaba tal cosa.

Por supuesto, no estamos ante un título inmaculado, ni mucho menos. “Death and Cremation” también tiene que rendir cuentas en varios aspectos. El primero, esa falta de pretensiones de la que os hablaba, algo bueno en principio, que a la larga termina pasándole factura, pues como dice mi madre, estamos ante una de esas películas que “termina igual que comienza” (cuanta razón tienen las madres eh amigos…), aunque yo en este caso, hablaría mas (y se que os gustan estas guarradas) de un intenso encuentro sexual de 85 minutos (y esto a algunos les sonará a ciencia ficción), finiquitado sin el tan ansiado orgasmo. Intentaré traducir esto para la gente cuerda. Es decir, que en ningún momento, da la sensación de que se intente construir una historia que vaya “in crescendo” hasta desembocar en el habitual clímax final (aunque creo fervientemente que es algo premeditado y con el único fin, de no sobreponer jamás, el velo de terror sobre la historia de los personajes). La película es divertida si, pero monocorde, sin momentos álgidos. Tiene el mismo interés en el minuto uno, que en el ochenta y cinco, por lo que se puede decir que, si la historia no te engancha desde sus inicios, mas vale que no pierdas el tiempo y te dediques a otros menesteres.

Otro detalle que no me gustó, fue el innecesario intento de (valga la redundancia) intentar justificar las acciones de Stanley. Para ello se utiliza una secuencia de flashbacks donde se nos muestra la infancia de este. Violencia doméstica por parte de su padrastro y alguna que otra perversión en plan Bigas Luna para que entendamos (o intentemos) el por que, de los actos del personaje. No hacía falta hombre, la gracia del mismo, se encuentra precisamente, en el desconocimiento de sus motivaciones y es que en algunos casos, el misterio es un elemento tan necesario… ah, y por supuesto, que todo el mundo se olvide de terribles muertes (por lo menos de una forma gráfica, pues el talento de Stanley está fuera de toda duda) y de sangre en abundancia, como ya he dicho, la subtrama de terror, tan solo es un sazonador para lo realmente importante de la cinta, la relación entre los dos protagonistas. Así como la presencia de un personaje tan supuestamente importante como el del policía, que a parte de estar sacado de un episodio de “Melrose Place”, está a años luz de la incidencia que tienen en la historia, el resto de secundarios. Creo que el término adecuado sería, “sujeta velas”.

Conclusión, “Death and Cremation” es una propuesta intimista que intenta profundizar desde una óptica digamos, algo extrema, en un sentimiento tan peculiar como es el de la amistad. La fábula de dos universos paralelos que se cruzan, de dos almas solitarias (cada una a su manera) que encuentran la una en la otra, una vía de escape del mundo real, en este caso, llevándolo hasta sus últimas consecuencias. Una película sencilla, sin muchos artificios y escasas pretensiones, pero francamente divertida, arropada sobretodo, bajo la grandiosa sombra de un genial Brad Dourif, quien encarna a uno de los mejores killers que se han paseado por el celuloide en los últimos años y por que no decirlo, a un tipo al que todos querríamos tener como amigo, por que como dijo una vez alguien mucho mas sabio que yo: “El valor de una persona, se mide por lo valioso que son sus amigos”, aunque a título personal, no acabe de estar de acuerdo con ello.

Lo peor, pues que en realidad, si aislamos de la ecuación, la relación entre Jared y Stanley, lo que nos queda, es una historia tan simple como insustancial, incapaz de sorprender o de generar el menor ápice de tensión, por no mencionar su (excesiva) políticamente correcta puesta en escena, desorbitada exageración de algunos personajes secundarios (no pueden ser tan cabrones) y la seguridad de que estamos ante uno de los desenlaces menos bombásticos de los últimos tiempos. Eso si, la secuencia final, es para enmarcarla, el mejor resumen de la simpatía que destila un filme, que de seguro, decepcionará a muchos. Aunque yo, no me cuento entre ellos.

Y, niños y niñas, un consejo gratuíto del Rector. Mucho cuidadito de quien os hacéis amigos, pues nunca se sabe quien puede estar al otro lado del umbral. Avisados quedáis.


1 comentarios:

Josu dijo...

Gran gran película.
Y poco o nada que añadir a tu excelente crítica.
Quién tiene un amigo de verdad tiene un tesoro.
Si ademas tiene buga y un crematorio,pués genial...

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