Crítica: Penumbra

Tenía uno (es decir, yo) especial ganas de volver a ponerse (es decir, ponerme) delante de un nuevo asalto cinematográfico de los hermanos Bogliano, Adrián y Ramiro, quienes en esta ocasión, vuelven a unir fuerzas para escribir y dirigir “Penumbra”, cinta que nos ocupa. Y es que poca presentación necesita a estas alturas, este dúo de cineastas argentinos, quienes poco a poco, se han ido ganando a pulso, el respeto tanto de crítica como de público a golpe de una filmografía plagada de interesantísimos (y personales) títulos como aquellos ya lejanos en el tiempo (que no en la memoria) “Habitaciones Para Turistas” o “No Moriré Sola”, amén, por supuesto, de la reciente y controvertida, “Sudor Frío”, la cual, es un buen ejemplo, de lo que NO suele producir ninguna de las obras firmadas por el tándem (ya sea en ídem o en solitario), esto es, indiferencia.

Después de disfrutar como un auténtico cerdo con “No Moriré Sola” (la cual, y tras repetidos visionados, se ha convertido en uno de mis “rape & revenge” predilectos) y de la pequeña decepción, que me supuso la también citada “Sudor Frío”, le tocaba ahora el turno a “Penumbra”, nuevo capítulo de esa fábula popular que tanto gusta amasar a los Bogliano sobre personas corrientes en lugares equivocados, dos elementos, estos, encarnados en Marga (la persona), una ambiciosa y eficiente mujer de negocios que viaja a Argentina a cerrar un importante trato para su compañía y que, en una cita previa, aparentemente trivial en la cual, debe reunirse con el empleado de una inmobiliaria para negociar las condiciones de arrendamiento de un viejo apartamento (el lugar), justamente el día en el que está previsto un eclipse total, se verá atrapada sin quererlo, en medio de los siniestros planes de un grupo de adoradores de una extraña secta.

Según palabras de los propios directores, “Penumbra no es una apuesta tan radical como Sudor Frío”, lo cual, ya es toda una revelación si tenemos en cuenta las claras diferencias entre esta última y los anteriores trabajos de los Bogliano, por lo tanto, que nadie espere encontrar en “Penumbra”, la crudeza (y dureza) de títulos pasados y es que esta, sigue los pasos de lo visto en “Sudor Frío” (a mi juicio, no tan salvaje como comentó en su momento Ramiro). Lejos quedan ya, los tiempos de aquel cine transgresor y desgarrador de sus primeras obras, las cuales, han dejado paso a un susodicho algo más “comercial” (y entiéndase esto como algo no peyorativo), supongo que en un esfuerzo por llevar el género a sectores más amplios y salir del undeground al que estaban sujetas anteriores obras dada su naturaleza. Esto, no quiere decir, que el cine de los Bogliano “modernos” no atesore calidad, todo lo contrario, pues si “Sudor Frío”, era una película notable a nivel técnico que mostraba un evidente salto de calidad respecto a lo anteriormente visto, “Penumbra” sigue indagando en esta evolución y se nos muestra como una obra cinematográfica realmente excepcional a nivel técnico y artístico, heredera del giallo italiano, como bien ilustran muchas de sus secuencias y otras tantas piezas musicales, estamos ante un trabajo que lejos de efectismos visuales y violencia gratuita (de las que gustan a los amigos Bundy y Machete), se apoya totalmente en los cimientos de una historia absorbente, así como muy bien desarrollada y de unos personajes muy bien construidos y mejor interpretados.

En este sentido y dando por entendido que tanto a nivel de dirección como interpretativo, “Penumbra” es una película sin fisuras, hay que destacar sobre todo lo demás, el papel de la señorita (y catalana) Cristina Brondo, actriz de mucho recorrido y muy conocida por tierras catalanas y por la que todo sea dicho, siempre he sentido una admiración especial, tanto por su innegable talento como por su evidente encanto femenino. Después de ver lo que la chica hace en “Penumbra”, pasa a convertirse no solo en una de mis actrices favoritas, sino en prácticamente, mito erótico (y espero que jamás lea estas líneas por que si no, me voy a sonrojar). Es su personaje, el de Marga, quien carga sobre sus espaldas con todo el peso de la obra, a lomos de una actuación antológica, Brondo construye un personaje complejo, plagado de matices y capaz de transmitir muchas y muy distintas sensaciones en el espectador (de su escote no hablaré, por que sería de mal gusto, pero ahí queda el dato). Magistral batuta sobre zapatos de tacón a partir de la cual se orquesta una historia narrada con precisión que deja al respetable clavado en sus butacas a lo largo de unos noventa minutos que pasan como un suspiro y que terminan sabiendo a poco y dejando con ganas de más. De mucho más.

Fantásticamente trabajado el concepto del “in crescendo” en un guión que va dejando las miguitas de pan en el momento y lugar justo para que el espectador encuentre el camino a casa y vaya dando forma por si mismo, a una historia que engancha desde el minuto uno y hasta sus créditos finales (atención al divertido tema que acompaña a estos de la mano de los míticos “Siniestro Total”) a pesar de que como ya he comentado, no estamos ante una película ni especialmente violenta ni especialmente incómoda, algo irrelevante en este thriller giallero que rezuma personalidad y denominación de origen por los cuatro costados.

No tengo duda de que “Penumbra”, al igual que ocurrió con “Sudor Frío”, tendrá sus detractores, pues para algunos, los cambios (o evoluciones), son más difíciles de digerir que para otros, pero que a nadie le quede duda, estamos ante una gran película y ante otro excelente ejemplo de la buena salud de la cual goza en la actualidad el cine de género latino americano, por supuesto, con los Bogliano a la cabeza.

El churrasco argentino no tiene igual y Leo Messi es de otra galaxia: Cristina Brondo, los momentos “gialleros” y su indudable capacidad para entretener.

Aunque la butifarra de Olot tampoco es manca y Messi, en el clásico de ayer, no dio pie con bola: El desaprovechamiento del eclipse como elemento más transcendental dentro de la historia y su tramo final, algo liviano dadas las grandes expectativas alimentadas a lo largo del filme.