Crítica: La Novena Puerta

Primera Puerta:

En ocasiones, los libros son como puertas a otros mundos, pasadizos que se abren momentáneamente para dejarte pasar y descubrirte cosas maravillosas, mágicas, trágicas o aterradoras. Y entre todos los libros que se encuentran en el mundo, hay dos que directamente abren las puertas del infierno. Por un lado tenemos el Necronomicón, un libro mágico y supuestamente ficticio que aseguran salió de la mente de H.P. Lovecraft, aunque otros afirman que se trata de un libro auténtico que fue escrito alrededor del año 730 d. C por el árabe Abdul Al-Hazred. Sea como sea, y fuere como fuere, se supone que sus páginas están repletas de fórmulas ancestrales y magia ritual que permiten viajar a otras dimensiones y resucitar a los muertos, pero dicen que su lectura provoca la locura y la muerte, y si no me creéis preguntadle al bueno de Ash.

Por el otro, cabría destacar "La Divina Comedia" de Dante Alighieri, un poema que relata el viaje de Dante a los infiernos mientras es guiado por el poeta romano Virgilio. Dividido en tres partes, Infierno, Purgatorio y Paraíso, cada una de las cuales consta de 33 cantos, que con el canto que sirve de introducción suman un total de cien cantos. A su vez, el Infierno se divide en 9 círculos, el Purgatorio en 9 partes y el Paraíso en 9 cielos, y en donde los condenados se agrupan en tres series (incontinentes, violentos y fraudulentos). Se podría decir que "La Divina Comedia" es como la guía turística del infierno, totalmente recomendada a los trotamundos.

Segunda Puerta:

En 1999 (de nuevo los tres 9, el famoso 666 invertido), Roman Polanski regresaba con "La Novena Puerta", una adaptación de “El Club Dumas”, una novela de Arturo Pérez-Reverte, aunque curiosamente, o tal vez para aligerar un poco la historia, el director exiliado de los Estados Unidos decidió hacer desaparecer todo lo relacionado con “Los Tres Mosqueteros” que aparecía en la famosa novela de Pérez-Reverte.

Pero con los antecedentes de Polanski en el tema satánico (“Rosemary's Baby”, “El Baile de los Vampiros”, “El Quimérico Inquilino”), con la dirección de fotografía de Darius Khondji (“Seven”), con la música de Wojciech Kilar (“Drácula de Bram Stoker”), y con Johnny Depp (“Eduardo Manostijeras”, “Sombras Tenebrosas”) de protagonista, sólo se podía esperar lo mejor de lo mejorcito. Pero la cosa no fue exactamente así, y lo que podría haber sido una de las películas más interesantes de Polanski, que ya es decir, terminó siendo una película entretenida, aunque bien surtida de fallos.

Tercera Puerta:

Dicen que Polanski habla a través de las imágenes, y buen alarde de ello es el tremendo prólogo de “La Novena Puerta”, en cinco minutos, sin mediar palabra y acompañados del tremendo tema central, nos lleva hasta una biblioteca donde alguien escribe una carta, éste cierra la carta, se sube a un reposapiés y se suicida colgándose de una soga que cuelga de la lámpara. Luego, recorremos la habitación hasta llegar a una estantería llena de libros, observamos su enigmática belleza, pasamos a través del vacío que ha dejado la falta de uno, y entonces traspasamos las nueve puertas hasta que da inicio la historia.

Cuarta Puerta:

"La Novena Puerta" comienza de un modo notable, cautivando al espectador con su ambientación y su clímax repleto de misterio, libros centenarios, conspiraciones y ocultismo, todo estaba perfumado con ese olor a librería antigua, el mágico aroma de los libros viejos, a papel olvidado, agrietado, húmedo y cerrado, a secretos escondidos y apolillados. Un comienzo en el que todo fluye correctamente y según lo previsto, con un argumento realmente prometedor, la búsqueda por encargo de un excéntrico millonario de un misterioso libro relacionado con invocaciones diabólicas, ¿un libro satánico?, que llevará a Corso, el protagonista, el mercenario, a buscarlo contra viento y marea hasta encontrarlo a cambio de un suculento cheque.

Quinta Puerta:

Dean Corso (Lucas Corso en la novela original, curiosa manera de americanizarlo), personaje misterioso, solitario, atractivo y sin apenas escrúpulos, de naturaleza egoísta y gran fumador de Lucky Strike, el sabueso de los coleccionistas de libros, un hombre que de pronto se ve metido en un turbio caso: confirmar la autenticidad de "Las Nueve Puertas del Reino de las Sombras" (en latín., que impresiona más: “De Umbrarum Regni Novem Portis”), un libro del nigromante Ariste de Torchia, aunque, según la leyenda negra, dictado por el mismísimo Satanás. Este truculento encargo llevará a Corso a viajar desde la ciudad de Nueva York (aunque en el libro esto sucedía en Madrid) a Toledo, y desde París hasta un castillo de Escocia. Un viaje que concluye con el descenso a los infiernos.

Sexta Puerta:

Hablemos un poco de los personajes . Por un lado tenemos al protagonista absoluto, Dean Corso, interpretado por el gran Johnny Depp, y cuyo trabajo dicen que fue del agrado de Pérez-Reverte, bien. Me gusta Depp, de hecho es uno de mis actores favoritos, pero me ocurre algo curioso con sus interpretaciones, y es que no lo termino de ver en papeles de personajes serios, realistas...que no hayan salido de la mente de Tim Burton. Porque por mucha gafa que le pongas a Depp, y por mucho que me pese reconocerlo, éste siempre destila un punto cómico en sus actuaciones. Aun así, siempre es agradable ver a Depp, y dota a su personaje de cierta extravagancia.

Por el lado de los secundarios tenemos a la actriz (¿de segunda?) Emmanuelle Seigner quien sinceramente no me aporta ni me dice absolutamente nada positivo, no olvidemos que es la esposa de Polanski, tal vez ahí se explican esos abusivos primeros planos del desenlace final, y es que el enchochamiento provoca esta clase de comportamientos y decisiones. Otra cosa bien distinta es lo que ofrecen la siempre turbadora y sensual Lena Olin (“Darkness”, “La Reina de los Condenados”) en el papel de “la viuda negra”, sin duda un papel hecho a su medida, o el trabajo de un veterano y correcto Frank Langella (“Brainscan”) haciendo del misterioso cliente de Corso.

Séptima Puerta:

Historia enigmática que se va abriendo paso como las hojas de un libro que desea ser devorado por nuestros ojos mientras el humo del cigarro nos embarga. Libros, humo y brujería, la combinación perfecta. Todo va bien hasta que nuestro protagonista abandona Toledo y llega a Francia, entonces todo se comienza a desmoronar como un castillo de naipes, como aquel andamio de aquella estrecha y solana calle de la ciudad española. Es entonces cuando llegan los momentos de acción, secuencias cutres que harían sonrojar de vergüenza a individuos tan superficiales como Michael Bay, véase por ejemplo la pelea junto al Senna y la posterior “aparición estelar” de la enigmática chica interpretada por Seigner. O ese matón de tres al cuarto y pelo oxigenado que le intenta asesinar, o la persecución en coche, demasiadas hostias para el espectador, y eso duele.

No tiene remedio, la co-producción entre España, Francia y USA se termina torciendo, se vuelve una producción algo cutre que no parece dirigida por el mismo que la inició, ¿Polanksi?. La trama se resuelve de una forma simple, torpe, ridícula...y termina decepcionando.

Octava Puerta:

Muchas han sido las adaptaciones literarias que se han llevado a la gran pantalla. Algunas fantásticamente llevadas: “El Señor de los Anillos”. Otras más liberadas y apasionadas: “Drácula de Bram Stoker”. Las ha habido casi perfectas: “El Perfume”. Para los más jóvenes (o no tanto): La saga de “Harry Potter”. Insuperables e influyentes: “Blade Runner”. Cargadas de suspense y versioneadas: La trilogía “Millennium” y la tremenda versión de Fincher. Polémicas aunque disfrutadas: “American Psycho”. Y entretenidas aunque desaprovechadas, como la que nos ocupa.

Novena Puerta:

Debo decir que la película, a pesar de tener una duración de dos horas y cuarto, no se hace pesada en ningún momento, encontrándose a medio camino entre el noir-detectivesco y el mundo esotérico. Pero pese a todas sus buenas cualidades y la fascinante historia que nos cuenta, “La Novena Puerta” se termina encallando, y no termina de ofrecer todo lo que se esperaba de ella...que era bastante.

Lo mejor: El prólogo, la banda sonora, la atmósfera, las ilustraciones de los libros y las diferencias de los volúmenes gemelos, el siempre agradable Johnny Depp.

Lo peor: Lo bochornoso de algunas secuencias, el personaje al que da “vida” Emmanuelle Seigner, el predecible final, y esa sensación de haberlo tenido todo en las manos y haberlo dejado escapar.