lunes, 12 de agosto de 2013

Crítica: Hannibal

En su conjunto “Hannibal” (2001) es una desvergonzada secuela de puro carácter comercial hecha gracias a la connivencia del novelista Thomas Harris, el productor Dino De Laurentiis y el actor Anthony Hopkins. Pero además y contra todo pronóstico es un film independiente que justifica su propia existencia.

La esperadísima continuación de la magistral “El silencio de los corderos” (1991) de Jonathan Demme fue todo un éxito de taquilla sin más necesidad para retomar las andanzas del Dr. Hannibal Lecter que las creadas por el negocio del espectáculo.

No obstante, Ridley Scott, el director que se puso enfrente del proyecto, consiguió garantizar la calidad y estética visual que las expectativas requerían. Eso no significa que “Hannibal” sea una obra excepcional. Sin ir más lejos se echa a faltar a Jodie Foster aún estando grandiosa Julianne Moore, así como también se echan a faltar los fascinantes diálogos de Clarice y Hannibal de “El silencio de los corderos”.

Lo mejor de “Hannibal” se encuentra en la manera que tiene Ridley Scott de resolver el desagradable material taquillero que tiene a su mando. Por otra parte, Scott narra “Hannibal” con una contundente frialdad, tan incómoda y desagradable como lo que relata. Mucho más visceral y sucio que “El silencio de los corderos”, el film de Scott nos ofrece secuencias pesadillescas como una cena antropófaga.

La frialdad del film la vemos en personajes como Clarice, aquí más dura y antipática que nunca. De hecho, ninguno de los personajes del relato son simpáticos: Lecter y Verger son monstruos, y el arribista Krendler (Ray Liotta) o el corrupto inspector Pazzi (Giancarlo Giannini) sólo mueven el desprecio.

En cuanto al libro de “Hannibal”, de Thomas Harris, autor de la novela en la que se basa “El silencio de los corderos”, hay que afirmar que está lejos, muy lejos de ser una gran obra pero atesora la virtud de tener un terrorífico sentido del humor negro que hace su lectura muy divertida.
 
Han pasado diez años desde que Lecter, tras su entrevista con la agente del FBI Clarice Starling, escapara del hospital de máxima seguridad en el que estaba recluido. Ahora vive en Italia, pero Starling no ha podido olvidarlo: su fría voz sigue resonando en sus sueños. Mason Verger también recuerda a Lecter: fue su sexta víctima y, pese a quedar horriblemente desfigurado, logró sobrevivir. Tras heredar una fortuna, Verger decide emplearla en satisfacer sus deseos de venganza, pero pronto se da cuenta de que, para sacar a Lecter de su escondrijo, debe ponerle delante un cebo irresistible: Clarice Starling.

LO MEJOR: La dirección de Ridley Scott y, de nuevo, la actuación de Anthony Hopkins.

LO PEOR: Producto inferior a su predecesora en todos sus aspectos, especialmente en la frialdad de los personajes.
 
 

5 comentarios:

Max Cady dijo...

Muy de acuerdo con tú reseña Ted. Lo más destacable de esta floja película es la dirección de Ridley Scott, que a pesar de esforzarse no es capaz de sacar adelante un libreto tan nefasto. No obstante, esta cinta no alcanza las cotas de engendro de Hannibal: El Origen Del Mal.

Es alucinante cómo el señor Harris con los años y por el ansiado dinero fue ´´prostituyendo´´ y desvirtuando al personaje del Dr. Lecter.

Saludos (perdón por las posibles faltas)

thewronggirl dijo...

la parte que más recuerdo es la de los sesos y la de los cerdos. He visto todas las películas de la saga cientos de veces, bueno, la precuelísima no, esa no la he visto terminar ni una vez.
Y creo que ésta, de las tres clásicas; es la peor con creces pero Hopkins es amor en todas ellas

El Rector dijo...

Hopkins es muy grande y solo con eso, Hannibal ya tiene muchos números ganados, pese a ser con diferencia, la peor entrega de toda la saga (si, a mi me gustaron mucho tanto El Dragón Rojo como El origen del Mal).

De todas formas, es una película que se deja ver, no aburre en ningún momento, tiene alguna que otra secuencia para el recuerdo y por supuesto, nos brinda una nueva oportunidad para disfrutar del talento del Sr. Hopkins.

Scott sabe moverse incluso en los terrenos más pantanosos.

Saludos.

Anónimo dijo...

Floja. El consejero es mejor. A mí no me gustaba, pero ahora sí. Hay que conducir bien y ser educado.

Anónimo dijo...

No venir con malos hábitos

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