Tengo que reconocer que soy masoca.Devoro películas que de partida sé que no me van a gustar como bulímica ante el frigorífico a fín de mes. Y este es el caso. Scarecrow, el Espantapájaros es aún peor que la pinta de cutre bodrio de canal de pueblo en vacaciones que tiene. Aún así, en un ejercicio de automortificación que haría las delicias de cualquier sectario que recomendase el cilicio y el flagelo como vía de expiación, me la he tragado hasta el final. (Ésto suena mal, pero les aseguro que es aún peor).
El caso es que encima no me ha entretenido en absoluto.Hay pelis malas-muy, muy malas- que me encanta ver una y otra vez por cualquier motivo, pero no se me ocurre ninguno que justificase el que volviera a ver tres fotogramas seguidos de nuevo.
Vamos con la original, epatante y cautivadora historia: Durante generaciones la leyenda rural de la existencia de un espantapájaros ávido de sangre que mejora las cosechas en proporción a la hemoglobina que traga (¿qué diablos tendrán estos americanos con los maizales y los espantapájaros?) ha alimentado las pesadillas de los niños de una pequeña ciudad del sur. Después de varias décadas en las que el celebérrimo Festival del Espantapájaros se ha celebrado sin la presencia del mismo, que permanece en una propiedad privada, el típico profesor majete de instituto (¿por qué nunca me ha tocado uno?),Aaron Harris, en el ejercicio de esa potestad castigadora yanki para con el alumnado, decide llevarse a seis estudiantes que han sido malotes a la finca de su ex novia, la típica americana mona que se pone ciega de muffins y no pilla un kilo, Kristen, que casualmente es la dueña del bicho que da nombre a la peli, para recuperarlo antes de que se ejecute la venta de la propiedad.
“¡Qué gran y acertada idea!”, piensa el director Sheldon Wilson, que recurre al escritor Rick Suvalle... Y ya, para redondear un guión que si bien no creo que opte al Óscar, iba para los Globos de Oro de cabeza, se inventan una cancioncilla popular muy pegadiza (un montón, un montón) que dice algo así: “nunca duerme , nunca muere, no va a parar , a tooooodos nos va a matar...”, vamos, la típica canción con la que una buena madre arrullaría a sus hijos pequeños. El Espantapájaros entonces, ya sea por desidia o por obediencia despierta de su letargo cosificado y cobra vida para cepillarse a cuantos garrulos forofos del béisbol y las hamburguesas pueda en una espiral devoradora que forma parte de una antiquísima ceremonia ritual para su liberación definitiva.
Resultado: Una terrorífica y escalofriante película que uno pensaría que es obra de Hitchkock de no ser porque está frito.
Sin la menor oportunidad de construir suspense, puesto que desde el minuto uno sabemos lo malo, cruel y despiadado que es el espantapájaros, y cayendo en un ritmo inconexo, incoherente y ridículo a más no poder, debo reconocer y admitir que me va que me den caña, porque ni siquiera pasé rápido alguna escena, y eso que con ver los tres primeros minutos, los dos últimos y un par de ellos más entre medias te puedes dar por satisfecho y considerarte todo un héroe.
El magistral director suma un problemilla más a sus notables dotes, como todo genio que se precie, y es que no sabe cuándo poner fin al peliculón, con lo que la acumulación de batallitas como ya digo, vacías de suspense, miedo y sensación de peligro son bastante remotos y la historia acaba tornándose tosca, simple, tediosa y vacía de ideas, aunque los inagotables diálogos siguen en su nivel de obra de teatro en tercero de la ESO.
A todo lo anterior, en una muestra de barroquismo que ni Scarlatti logró atisbar, añadamos el falsísimo efecto CGI del espantapájaros, que tiene más parecido con una de las momias vampíricas de aquella gran película que es “Brácula Condemor” que con un espantapájaros auténtico y que el gore es malo a rabiar, y amigos, por ahí sí que no paso. Puedes dirigir “Heidi, el terror de los Alpes”, “La venganza de Carmen Lomana”, “El aquelarre de La Veneno y Paca la Piraña”, que seguramente las veré y criticaré en su momento, pero si metes gore, una de dos, o lo haces en plan desfase ochentero, que yo lo degustaré encantado, o te lo curras a saco y haces que se me vuelva el estómago del revés, pero no te me quedes tibio-tibio como aquí ocurre.
Tras una hora de dislate tras dislate, el director decide que ya es hora de meter algo de acción salvaje en su peli y se monta: a) emboscada increíble y patética en segunda casa rural, b) explosiones que ni en Torrente 12, c) Decisiones vitales como “no, no puede ser verdad”-guapa, que llevas ya 50 minutos de masacre-, “separémonos”-ideal en una peli B de terror cutre, “no puedo creer que ésto sea real”-¿pero sigues, tía lerda?- d) Cementerio de barcos-aaaay- y e) Happy ending (no, no piensen mal, piensen peor), con lo que la cinta ya no es que sea insuficiente, es que es deficiente y dirigida a cocientes que rozan lo borderline. Como parece rozarlo el 100 % de un reparto surrealista, fundamentalmente el femenino-siento deciros que el machismo, amigos, sigue vivo-entre zorrones y retrasadas todas. Muy apetecible, vamos... Tánto como la versión que podría hacernos la gafapasta Coixet con tantísimas buenas ideas bajo el brazo en el spin off español, pero al menos ese machismo de paleto masca tabaco nos lo evitaríamos, y fijo que nos sobaríamos a los cinco minutos, también es cierto...
Espantapájaros 2013, la más que muy, muy bonita y agradable película infantil se estrenó en el canal Syfy en octubre de 2013, para hacerla coincidir con esa tradición tan, tan, tan nuestra como es Halloween.
Leí en IMDB que hay alguien que la ha comparado con "Night of the Living Dead" de MI AMADO Romero. Desde entonces le estoy buscando para explicarle un par de cosillas al oído...
Dejando ese disparate a un lado, cabe destacar que tanto director como actores no sienten el más mínimo respeto por lo que el cine de terror significa y ni siquiera alcanzan a convertir la cinta en la parodia absurda que podría captar a otro sector del público, que definitivamente tampoco podrá ni en lo más remoto tomarse esta patraña en serio.
Espero que tanto los responsables como los productores, guionista, director, actores y demás tengan que enfrentarse el día de mañana a los durísimos requisitos de competencia que el resto de los mortales o echen sus currículos en el Starbucks más cercano a su hogar.
La película, en su afán de mejorar a todas las pelis anteriores de espantapájaros-casi un subgénero- revaloriza cintas como:
- Scarecrow 2002, de Emmanuel Itier, en la que el espíritu de un niñato peleón acaba traspasándose al cuerpo de un espantapájaros vengativo que marca todo un sendero de sangre entre los campos de maíz con los cuerpos de sus antiguos enemigos. Peli de serie B muy a tener en cuenta, y más visto lo visto...
- Scarecrow Slayer 2003, de David Michael Latt, a remolque del “éxito” de la anterior y que contaba la historia de dos amiguetes muy centrados y normales que intentan robar el legendario espantapájaros del campo del granjero Caleb, que mata a uno de ellos al confundirlo con el espantapájaros resucitado y hace que su alma sea absorbida por éste... Cutre a más no poder, pero con un puntito canalla que ya quisiera la que ahora nos ocupa...
- Messengers 2: The Scarecrow 2009 de Martin Barnewitz, o el timo de la estampita a la sombra del peliculón de los hermanos Pang con el que sólo comparte el nombre y que vuelve a contar básicamente lo mismo que los dos ejemplos anteriores.
En resumen, Scarecrow 2013 es al cine lo mismo que lo que un esfínter expulsa a presión tras la ingesta de bote y medio de Evacuol de golpe, dos pomelos en ayunas, un café cargado y un celtas sin filtro tragándose el humo.
Lo mejor: Venga ya...
Lo peor: Vamos, hombre...
Recomendable a Elpidio Alfonso Gutiérrez-Carvajal y Agudo Monteaguinaldo (y si existe-que me perdone- ni siquiera a él).
4 comentarios:
Me ha echo muchisima gracia tu critica,la verdad es que es un truño de film te seguiré
Jajajajaja
Ya sabes que soy fan tuya a más no poder pero con esta crítica me he reído tanto que me has animado mis tristes días de bajona.
Sólo que me menciones a Chiquito en Brácula ya es oro para mi, porque yo debo confesar que adoro esa película y a Chiquito más. Pero es que Chiquito y vampiros, es un 10 sobre 10.
Cuando hablabas de la cancioncilla que despierta al espantapájaros me ha venido a la mente Jeepers Creepers que también se valía de una canción popular que cantaba una señora de color ciega y que nunca entendí porque sabía. Sin ánimo de comparar dos películas, que sé que en nido; hay algún fan de Jeepers Creepers. Lo que me recuerda que yo no he visto ni la segunda parte!
ABOBINABLE. Intentaron colármela ayer a altas horas de la mañana en la caja tonta y aguanté media película. Supongo que los mismos que se encargaron de meterla en la parrilla de programación, entendieron que no daba ni para la sobremesa... Damien, habría que hacerte un monumento por aguantar estoico antes este tipo de películas (y ya llevas unas cuantas) y encima, reconocerlo en público :)
TWG, la sola idea de que busques algún tipo de paralelismo, por ínfimo que éste sea, entre la maravilla de Víctor Salva y este simulacro de filme de terror, es cuasi tan terrorífica como la propia película.
Saludos.
Si el rector aguantó media película, yo sólo aguanté quinseeee minutos...con eso me bastó paran entender que hay experiencias cinematrográficas por las que sólo está dispuesto a pasar Damien Thorn, que es masoquista de primer nivel ;)
Saludos
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