Encadené el visionado de esta película, atraído por las buenas críticas y el reclamo de Kevin Durand, justo después de la de “Exists”, film que para aquel que no lo sepa nos trae la caza de cierto ser fantástico a una panda de incautos jovenzuelos. De esta no sabía nada más que lo dicho, su relativa buena recepción y la presencia de un actor de moda, y claro, encontrarse algo tan… “afín” a la otra pues… Puede ser que todo se resuma a esa casualidad tan común en nuestras vidas, pero un servidor no es de los que creen en la providencia, de ahí que la causa la encuentre más en el incremento de la producción, las modas y la falta de ideas.
La cuestión es que para acoger esta “Dark was the night” sería aconsejable verla lo más virgen posible, algo contraproducente con la idea de estar leyendo esta reseña, pero tranquilos, que los spoilers –o en castellano, destripes- los anunciaré debidamente. Y digo que sería aconsejable verla sin tener mucha idea porque su primera parte se mantiene gracias a alimentar el misterio.
Así se nos presenta un remoto pueblo rodeado de insondables bosques donde empieza a desaparecer ganado y… Junto a este argumento que hemos visto ya una y mil veces, un par de protagonistas ejerciendo de sheriff y ayudante con pasados que no dejan de atormentarlos. Con ello se consigue un cocktail que no solo aprovecha las cualidades (y calidades) de sus intérpretes para el drama sino que, como ocurre últimamente en el género, se busca que los personajes tengan los pies en el suelo por mucha componente fantástica que tenga.
La segunda parte ya es más vulgar puesto que entra en los parámetros de caza/huida sin ya ningún aliciente y originalidad. Pero vayamos con los detalles y por lo tanto, con esos temidos por algunos spoilers. Eso sí, tranquilos que no destripo la película, solo doy claves como quién es el “monstruo” del film y sus aciertos, o en este caso, defectos.
INICIO SPOILER Big Foots, Yetis, Almas –su correligionarios rusos-, Sasquatchs, Basajaun y finalmente, Wendigos, criaturas humanoides criptozoológicas –a las que se les podría sumar los hombres-lobos- que en los últimos años han estado protagonizando films y novelas convirtiéndose en una tendencia en el género.
En “Dark was the night” nos encontramos con un Wendigo, y su tratamiento es poco menos que… insolente. Duele decirlo, pero la película utiliza a esta criatura más como pueril excusa que como algo con una base para atraer a los amantes del mundo del misterio. Aunque claro, viendo como te amagan, como ya he dicho, el que podría ser su principal atractivo pues…
Para aquel que no lo sepa, el Wendigo es un ser que ha protagonizado múltiples leyendas en el norte de EEUU y Canadá, vinculado a los nativos norteamericanos, y como toda leyenda, con varias versiones, hipótesis y trasfondos. Hay unas que dicen que fue un cazador que se perdió en el bosque y que, muerto de hambre, no dudó en matar a una persona para alimentarse con su carne. Por esa razón fue condenado a transformase en una bestia. Otras dicen que es el alma de un asesino encerrado en una criatura que debe redimirse buscando y matando a otro criminal que le sucederá en el interior del monstruo. En otras es un espíritu que acompaña a los viajeros que infunde miedo con solo la sospecha de su presencia. Incluso los hay más amables que los sitúa como guardianes del bosque.
La lista sigue, sin embargo la versión que nos dan en la película es la de un animal/fiera que huye de una tala en su territorio y que, sintiéndose amenazado, opta por atacar el pueblo defendiendo su nuevo territorio. Ya. Dejando de lado que nos quitan todo el lado “romántico” de la historia, nos surge la primera duda, por no decir reproche: ¿Y por qué no defendió en un primer momento su tierra? Ah ya, porque no habría película…
En la misma línea de crítica nos encontramos con su representación. Aquí nos aparece como un ser simbiótico entre lagarto y hombre. Es la primera vez que lo veo personificado de tal guisa. Normalmente nos lo representan como una mezcla entre hombre y bestia, peludos, cercanos a los más populares big foots o yetis, o para diferenciarlos de estos, con cuernos de alce o musgo cubriéndole el cuerpo. Aquí creo sinceramente que el cambio es debido más al presupuesto que a una elección consensuada o a merced de esa a veces convenenciera libertad creativa. Nuestro “amigo” se parece más a cierto antagonista reptiliano de “Spiderman” que a una criatura del bosque. Y por si faltase algo, de lo que nos enseñan/amagan al principio -un ser blanco que se mueve a cuatro patas- a lo que al final resulta… ¿qué ha habido alguna mutación? FIN SPOILER
Por otro lado, en las críticas más positivas hacia la película la destacan como una producción independiente. Yo me pregunto cuándo perdimos el ‘oremus’ de la objetividad y pasamos de calificar a una película como una “producción de serie B” a “producción independiente”. En esta época en la que reina la hipocresía, y el “buenrollismo” y el mesianismo pugnan por conquistar a una parte del espectro de opinión pública sin criterio, débil de convicciones y, por lo tanto, necesitado de ideales, soltar una nota ecológica es aparentar estar comprometido con unos principios y bla, bla, bla… Pero aquí se nota que es algo tan superficial y encima, como hemos justificado en el tramo de los spoilers, tan susceptible de críticas que se le ve el plumero. Independiente sí porque no hay una gran productora detrás, pero todos sabemos que queda mejor o es más “guay” lo de “independiente” que la maltratada “serie B”. No es cuestión de gustos sino de… indulgencia.
Y es que por ejemplo no hay que olvidar el origen de su director Jack Heller. Debutó en el campo de la dirección con la interesante “Enter nowhere”, film fantástico que mezclaba varios conceptos y que hacía presagiar un futuro esperanzador; no obstante, el pasado de este ha terminando por –de momento- marcar sus pasos. Y es que por muy debutante que fuese, este ya poseía una relativa amplia carrera como productor, eso sí, como productor de films de clara –esta vez sí que coincidiremos todos- “serie B” con olvidables títulos de acción protagonizados por estrellas de la WWE y secundarios a los que se le concede una oportunidad.
Aquí se cuenta con Kevin Durand, un actor vinculado al género y de moda ahora gracias a varias series de televisión curiosamente también de género, que sin embargo en el campo del drama ha demostrado tener registros de sobra. Que se lo pregunten a Atom Egoyan si no… Heller y sus productores lo sabían y se aprovechan de ello para ofrecernos lo mejor que tiene la película: su interpretación.
Junto a este, Lukas Haas, un tipo que lamentablemente vive de su pasado, por lejano que sea. Le sirve para comer, y la verdad es que no desentona, pero aún estamos esperando que le llegue su oportunidad de triunfar.
Para ir acabando, de los efectos especiales ya he hablado en los spoilers de la criatura, pero por si alguien se ha saltado precavidamente esa parte, decir que es otro apartado que viene a darme la razón en lo de la “serie B”: actualmente la televisión es capaz de ofrecernos un nivel de calidad similar. Incluso mejor me atrevería a decir.
Ahora sí, para terminar, dos preguntas que dejo en el aire: una, habiendo tanto ganado como hay en el pueblo, ¿por qué los hombres son las víctimas? Y dos, que casualidad que con tantas casas que hay en la población, vaya a la del protagonista… Esclarecedor, ¿no?
Resumiendo, “Dark was the night” hubiese sido una gran película en los ochenta. Ahora es una película ochentera con todos sus fallos pero sin las ventajas de los nuevos tiempos. Entretiene, pero se le ve a la legua el plumero. Lo mejor, su protagonista, empeñado en sacar algo de provecho de la película.
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