viernes, 13 de noviembre de 2015

Crítica: Summer Camp

No quisiera destriparles los entresijos inesperados de Summer Camp, primer largo dirigido por el productor y guionista Alberto Marini, y recomendársela a ustedes hasta la saciedad manteniendo su brillante e impactante resultado. Así que excusaré de tocar determinadas trazas de la peli, no por falta de ganas, desde luego, pero vaya de partida que la cinta no sólo es sorprendente y bien resuelta, sino absolutamente disfrutable a saco y lo mejorcito de nuestro país en esta edición de Sitges.

La cosa es tal que así: cuatro jóvenes americanos ávidos de juergas y experiencias se inscriben para trabajar como monitores en un campamento de inglés para españoles, pero las espectativass de un verano lleno de diversión se desvanecen rápida y fulminantemente cuando acuden unos días antes de la llegada de los chavales para adecentar las instalaciones y uno de ellos cae de repente víctima de un virus parecido a la rabia y trata de atacar violentamente a los demás, que tratarán de mantenerse aislados y sobrevivir a la infección rabiosa.

Antes hemos visto que junto al campamento se ha establecido una acampada de yonkis puestos hasta las cejas y un extraño polen en el aire, ideas que refuerzan la sensación de peligro constante y la intriga por saber de donde surge el contagio.

La cinta, guionizada por su director junto a Danielle Schleif y producida por Balagueró, arranca con una chica de ojos vendados corriendo por el bosque que acaba esquivando una rama que sobresale mortal y afilada que recuerda de lejos al inicio de Intacto, y en poco menos de hora y media tiene los suficientes giros inesperados para mantenernos con la boca abierta y los ojos como platos, innovando, despistando al espectador sin parar antes de llegar a un final de lo mejorcito que hemos visto en mucho tiempo, cargado de acción, tensión y sofisticadísimo y destacable sentido del humor y que da gusto ver en nuestra filmografía patria.

Pero no se equivoquen, Summer Camp es una película terriblemente divertida pero no es el tipo de comedia que bombardea con chistes facilones, la peli es, ante todo, una película casi casi casi redonda de terror con todos los elementos necesarios para mantener al espectador en tensión y con algunos escalofríos deliciosos. Marini alterna el humor ácido y negro con sustos de lo más acertados, aturdiendo al espectador por completo.

La verdad es que le tenía ganas desde que tuve noticias de su existencia, sabiendo que era la puesta de largo como director de cortometrajes de Marini, productor de la franquicia [REC], Cobardes, Mientras duermes o Paintball, que tanto me molan, y lejos de defraudarme me ha sorprendido y gustado hasta el punto de cascarle un nueve a más de una semana ya de verla y una vez bien meditada su fresca e ingeniosísima trama.

En cuanto a los personajes, relativamente poquitos, cabe destacar las interpretaciones estupendas de Diego Boneta, Maiara Walsh, Jocelin Donahue y Mark Schardan, carismáticos y con una química estupenda.

El resto, sin destacar tanto, mola y está bastante decente y bien perfilado. Andrés Velencoso está... como un queso.

El desarrollo de la peli sorprende por su tensión y originalidad y puede convertirse en un referente por su mezcla de géneros bien batidos y resueltos, al nivel de cintas de infectados como 28 días después de Boyle, y las influencias de las sagas [REC] y Cabin Fever se hacen más que evidentes y disfrutables, aunque el desarrollo de la peli se convierte en algo mucho más original de lo que cabe esperar en su planteamiento y lo que empieza pareciendo algo soso y repetitivo, con la escena del bosque y la de los cuatro monitores y la atracción y química entre ellos, con la que nos engaña intencional e inteligentemente el director, pasa rápidamente a ser algo poco convencional y epatante cuando se revela la naturaleza salvaje y rabiosa de la infección. Al poco, uno de los personajes cae infectado, despertando la pesadilla, y mientras expulsa espuma por la boca, aterroriza violentamente al resto, que sin una cura ni ayuda alguna del exterior se expone al peligro de sobrevivir una larga noche, ya que es cuestión de horas que los niños lleguen y sólo uno de ellos conoce la zona y habla completamente castellano.

Marini, que juega a un juego que conoce de sobra, con un guión inteligente no, brillante, que juega con el espectador y lo hace partícipe de su originalidad, uno de los más rutilantes y efectivos en cuanto a su riqueza de giros más que bien justificados y coherentes, subvierte todo lo que esperamos que pase y como en un juego del ratón y el gato en el que ambos cambian constantemente y la tensión rabiosa hace a las víctimas aterradas pasar a ser monstruos y viceversa, siempre de manera natural y justificada en el contexto del argumento, ya que los efectos del virus parecen durar sólo un rato, transcurrido el cual, la víctima recobra la normalidad sin memoria de lo sucedido. En una estructura escalonada, sumamos así a la angustia propia de la infección, rápida y muy agresiva, la maravillosa sensación de no saber quén está infectado y en quién confiar, ya que pueden estar infectados a la vez más de uno, conspirando contra el sano o al revés. Aunque cabe resaltar que las acciones más salvajes y retorcidas se producen cuando uno está o parece estar sano...

La premisa, una vez asegurada, requiere de grafismo y gore a tutiplén, y lejos de decepcionar, Summer Camp se convierte en una delicatessen al respecto, con escenas impredecibles e innovadoras que no dejan de sorprender en las que la fotografía de Pablo Rossoy la música de Arnau Bataller se convierten en maravillosos aliados.

Campamento de Verano es sin duda una de esas “rara avis” pelis de zombies que aportan frescura e imaginación a un género más que abarrotado y cansino, y en la confirmación de Alberto Marini como talentoso ingenio del terror, sobredotado y magníficamente formado, con un agudísimo pulso en un debut asombroso, delicioso y recomendable por completo, una cinta cargada de sustacos y terror asombrosos y divertidísimos, gozable por completo de principio a fin.

Lo mejor: Absolutamente toda ella. Su originalidad y estilazo. El guión. La violenta y genial mano de Marini. Visualmente es igualmente sorprendente.

Lo peor: Una tontería que me reservo por completo.

No veo la hora de que este portento nos regale su próxima peli, desde ya, de lo más esperable del momento.


4 comentarios:

meyni2 dijo...

Muchisimas gracias,amigos,por la paciencia!Mis problemas renales me han tenido jodido.y separado del pc,a partir de ya,entro a diario,peometido por la virgen del carmino de la hera.
Saludetesssss

meyni2 dijo...

OS LA RECOMIENDO HORRORES,LA MEJOR PELI ESPAÑOLA DEL.AÑO,CINE CINCO ESTRELLAS

Romasanta dijo...

Damiennnn...qué ganas por Dios!! Bravo por la crítica!!!

Shadow dijo...

En la línea de “The Evil in Us” (2016) demasiado light…

Puntuación: ★★½ (sobre 5)

Saludos.

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