sábado, 6 de abril de 2019

Crítica: El Circo de los Vampiros

AVISO SPOILERS Malsana, viciosa, deliberadamente ambigua, perturbadora, atrevida, pionera y un largo etc son calificativos validos para denominar esta nueva incursión de la mítica productora Hammer en el tema del vampirismo, y es que con toda la controversia y los problemas durante y después del rodaje que tuvo esta pequeña joyita, a día de hoy ha quedado un producto memorable, de culto si se quiere, y aún conserva ese halo de repugnáncia moral que ha hecho de "Vampire Circus" una película maldita dentro del catalogo de la productora inglesa de terror más mítica de todos los tiempos.


“Nos encontramos ante una pequeña gran obra maestra, un producto que tuvo que remar a contracorriente con problemas de censura y producción”


Y es que la cosa tiene tela, telita, desde una introducción que es una declaración de intenciones: A finales del siglo XIX la mujer de un notable de una aldea baviera secuestra a una dulce niña para llevarla con su amante, el conde Mitterhaus, encarnado por un ambiguo y extraordinario en su amanerada interpretación Robert Tayman. El conde en cuestión, más incubo que vampiro en un sentido más hammeriano del tema, mata a la pobre cría únicamente como calentamiento previo para su amante mortal, que literalmente parece que se masturbe con una sonrisa complacida ante la violación (que en esta película queda más patente que nunca que es lo que significa el mordisco del vampiro al fin y al cabo) que perpetra su monstruoso amante sobre la angelical cría en una escena que, si la rodasen a día de hoy la pasasen en Sitges, veo al señor Ángel Sala teniendo que dar explicaciones a la ley durante un porrón de años. La cosa sigue con el descubrimiento del marido cornudo de que su mujer se ha llevado a la hija de uno de los lugareños a casa del noble/incubo local, y la escena de sexo rayando a lo pornográfico de la mujer del pobre cornudo con el Conde....en presencia del cadáver desangrado de su última victima aún caliente a los pies de la cama.

Todas estas escenas tienen una carga fortísima en muchos aspectos: el cornudo, aún enamorado de su esposa, debe enfrentarse al padre de la cría y a las consecuencias de la lujuria desenfrenada y enfermiza de su mujer: está casado con una enferma, asesina, pederasta y necrófila, que se ha puesto en evidencia delante de todo el pueblo; Por primera vez en mucho tiempo, dicha mujer parece más monstruosa que el teórico engendro de la función, que mata por su monstruosidad inherente a su condición para desencadenar el placer sexual de su amada; Una niña prácticamente es violada en pantalla, y todo mientras vemos como familia y amigos de los dos mortales implicados sufren por igual, unos por vergüenza, otros por desesperación. Y estas son las fuerzas que les llevan a vencer el miedo y tomar por asalto el castillo del Conde, al que pillan en plena faena con su amante. Tras una corta y sangrienta batalla, el conde es atravesado por una filosa estaca de madera, y su amante y la pobre victima conducidas al exterior del castillo.


“nos encontramos con una historia de perversiones a tantos niveles que es difícil evaluarlos”


Allí, mientras la fortaleza arde en llamas, la asesina es linchada por el pueblo a palo limpio, siendo el padre de la muerta el primero en arrear. Pero el marido de la condenada interrumpe la salvaje ejecución; Para su desgracia, él ama aún a su esposa. ¿Qué recibe por salvarla de la muerte? Un escupitajo en plena cara, y la huida nuevamente de la mujer a las entrañas del castillo que se derrumba, donde pone a salvo inadvertidamente el cuerpo de su amante no-muerto, y allí empieza a cocinarse una venganza que tardará 15 años en cumplirse....

Nos encontramos ante una pequeña gran obra maestra, un producto que tuvo que remar a contracorriente con problemas de censura y producción, pero que gracias a David Hasselhoff he conseguido ver en un montaje de gran calidad, y que ha refrendado todo lo bueno de cuando la vi en su juventud y más. Bregando con la economía de medios inherente a la Hammer, una cuidadísima gestión de medios que disimulan excelentemente las carencias presupuestarias, y un reparto femenino/masculino de perturbadora belleza, nos encontramos con una historia de perversiones a tantos niveles que es difícil evaluarlos, y ojo que lo dice uno que es psicólogo de profesión. Así a bote pronto, podríamos meter en la lista palabros como incesto, zoofilia, pedofilia, sadomasoquismo, psicopatía,gerontofilia, abusos sexuales hetero y homo, y un ambiente irreal y perverso como pocas veces he visto en ninguna película. Muchos la tacharon (y aun la tachan a día de hoy), de película fallida en el sentido de que fue uno de los cantos de cisne de la productora inglesa. En aquellos tiempos sus películas sufrieron un generoso incremento del gore y desnudos femeninos bastante gratuitos, intentando conservar su trono en el olimpo del terror en unos tiempos en que los gustos del público hacía el género estaban cambiando.


“una obra maestra y una pieza injustamente olvidada en un momento en que el género vampírico ha sufrido en muchos casos una banalización de su perversidad a gran escala”


Pero el que suscribe no esta de acuerdo en esa afirmación. No hay un solo plano en “El Circo de los Vampiros” que sea gratuito o esté desprovisto de un perturbador significado; La llegada al pueblo de un circo plagado de íncubos, súcubos, y cambiaformas rompe todos los tabúes del mismo género que la Hammer había contribuido a crear y aún hoy son vigentes. Niños y niñas, la inocencia misma son profanados, seducidos incluso, y sacrificados sin escatimar sangre ni escenas perturbadoras, como una en la que intervienen unos gemelos, un espejo encantado, y dos críos en una clara iniciación sexual que trajo muchísima cola en su momento y que a día de hoy seguramente sería imposible de rodar sin que se te cayese el pelo. Nunca el mordisco del muerto viviente tuvo las connotaciones eróticas tan claras como las sugeridas aquí, entrando directamente en el ideario freudiano como un tanque en una cacharrería.

La sexualidad desatada de los recién llegados escandaliza y fascina a los aldeanos del pueblo, atados a una restrictiva moralidad cristiana que provoca que los jóvenes se vean inmediatamente atraídos por los recién llegados: el baile de la "tigresa", con un desnudo explícito que fusiona lo pornográfico con lo artístico, baile que simula una violación entre ella y su domador, es una escena poderosísima en lo visual y en lo metafórico que forma parte del imaginario del fantástico por derecho propio. Y coronando este aquelarre, tenemos la poderosa figura de de Anthony Higgins en el papel del inquietante y bisexual Emil, un vampiro capaz de transformarse en un gran pantera negra, símbolo de depredación sexual y de conducta felinamente promiscua y disparada. No es de extrañar que, después de seducir a una joven, lleve a su conquista a ser desflorada en medio de la jaula de las bestias; Emil es el rey de este circo de monstruos, una bestia sin apenas dialogo que sigue las ordenes de una misteriosa bruja gitana, que es la reina de este aquelarre, pero que ya nada tiene de humano. Un monstruo ambiguo, poderosamente caracterizado en un trabajo actoral de lenguaje no verbal notable, y que consigue perturbar al espectador con su sola presencia.

En suma, considero esta una obra maestra y una pieza injustamente olvidada en un momento en que el género vampírico ha sufrido en muchos casos una banalización de su perversidad a gran escala. Disfruten de la atmósfera, siéntanse culpables acaso, y contemplen esta honrada pieza de artesanía perversa dentro del reino de los bebedores de sangre.

P.D: Para acabar, un pequeño juego cinéfilo: ¿Puede usted, astuto lector, encontrar a uno de los mayores enemigos de Sherlock Holmes y a uno de los más grandes villanos de la historia de “Star Wars”, presentes en el reparto de esta película?

Lo mejor: El ambiente malsano que rodea a toda la historia. Todo el reparto del Circo.

Lo peor: La parejita de actores protagonistas del bando de los “buenos”. Algunas estrecheces de presupuesto.


5 comentarios:

Victor dijo...

Parto de la base que la vi hace mucho y de las producciones de la Hammer es de las que menos me ha gustado. A partir de ahí, tendría que volver a verla para una segunda impresión. Desde luego es una rara avis dentro de terror de aquellos años.
Un saludo

Art0rius dijo...

Es una rareza en todo el catálogo de la hammer en efecto. A mí la revisitacion me ha resultado sumamente agradable la verdad. Y nunca alabare bastante escenas puntuales como el baile de la tigresa o la casa de espejos.

Marce dijo...

Esta versión incluye escenas que antes no se editaron o es el mismo metraje?

Art0rius dijo...

El mismo metraje restaurado. Aunque el unico pero que le encontré es que en algunos momentos los colores quedaban ...extraños, demasiado brillantes. O eso o es que me hago viejo.

Art0rius dijo...

Debo decir que la primera vez que vi esta película fue hace más de 30 años, en la TV española, y en ese montaje habían quitado los mordiscos y los desnudos.vamos, nimiedades.

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