jueves, 5 de septiembre de 2019

Crítica: A 47 Metros 2

Llega el verano y con el, el calor, los mosquitos, la playa...y películas de tiburones zampándose jovenzuelas/os.  El lector más o menos veterano ya sabrá de mi filia hacia las películas en las que el ser humano acaba bajando por el tracto digestivo de una bestia dotada de buena dentadura. Si a eso le añades condicionantes estacionales, tenemos que lo que más espero del verano es una buena película playera con un tiburón cortando las olas despreocupadamente en dirección a una suculenta banda de bañistas. Ignoro los traumas psicológicos que me han llevado a esta conducta, pero como se ve que no soy el único que goza de estos artefactos supongo que todo está bien!


“al reparto en este tipo de producciones no hay que exigirle mucho en materia interpretativa, salvo unos mínimos deseables que aquí, se dan de sobras”


Dejando de lado los delirios de la SyFy o Asylum, la verdad es que ando bastante satisfecho con las recientes cosechas tiburonescas: Desde la muy notable “The Shallows” (2016) a la por todos los motivos equivocados tremebunda “Megalodon” (2018), más o menos cada añito me ha ido cayendo un regalo para mi paladar veraniego. En esta categoría incluyo la primera parte de esta película ahora devenida en saga, la muy honrada “47 metros” (2017).

Con un presupuesto de risa y sacando mucho jugo a escenarios e iluminación, Johannes Roberts nos presentó una honrada serie B con mucho que ofrecer y, siempre entrando en las reglas de juego de la segunda división y del entretenimiento sin consecuencias, nada que reprochar. Es curioso que siendo un producto de bajo coste y con un gancho de historia bastante potente dentro de su simplicidad el proyecto se pasase años dando vueltas entre estudios antes que se pudiese llevar a cabo. Y más curioso aún que, siendo la serie B como es en que no hay prácticamente sagas que aguanten con el mismo director, para esta secuela continuase prácticamente el mismo equipo técnico de la primera parte, director incluido.


“más de lo mismo, pero en distinto envase y con la misma sana intención de divertimento veraniego”


La cuestión es que este visionado me daba un poco de apuro. ¿Repetiría la fórmula cambiando las scream girls? ¿Volverían a quedarse varadas pero esta vez una llevaría una bomba en los sostenes con 30 minutos de temporización? El póster de venta daba miedo por lo mal hecho que estaba, así que me sujeté con fuerza las gónadas y me lance a ver qué tragedias acontecían a las respectivas hijas de Sylvester Stallone y Jamie Foxx. Viéndolas, por cierto, uno tiene la impresión de que sus respectivos apellidos les abrieron la puerta del casting, porque ojo que tiempo tienen para desarrollarse, pero ahora mismo son unas scream queens en el límite de la credibilidad. Pero bueno, al reparto en este tipo de producciones no hay que exigirle mucho en materia interpretativa, salvo unos mínimos deseables que aquí, se dan de sobras.  

Dicho esto, ¿Qué me he encontrado? Pues más de lo mismo, pero en distinto envase y con la misma sana intención de divertimento veraniego. El escenario es esta vez, aparte de claustrofóbico, sumamente delirante y bello: unas ruinas mayas sumergidas en el mar que aportan  pasadizos estrechos y algún momento puntual de gran impresión visual debido a la buena gestión de cámara.  En este bucólico escenario es donde, obviamente, las mozas se encuentran con los terribles tiburones que dan lustre a la función, que tan machos y cgi son que se pasan por el forro de la entrealeta cualquier lógica biológica con su fisiología delirante, que me siento tentado a desvelar para que cuantifique el lector la magnitud del desmadre, pero que dejaré que lo descubra por si mismo. Aparte, como es normal en estas producciones, los bichos tienen un sentido del dramatismo a la hora de atacar tremendo.


“un The Descent descafeinado en el que se echa de menos más sangre y vísceras, el cual tienes que afrontar con una sana suspensión de incredulidad”


El problema es que en determinados momentos el cgi chirría sobremanera, sobretodo en los momentos en que quieres hacer un primer plano del mordiscón de turno, pero son momentos tan breves que cumplen con su función de momentos climáticos…pero es que es tan flojo que uno no puede evitar reseñarlo. En cuanto al guión….bueno, no hay que ponerse puntilloso tampoco! Lo que el espectador de esto quiere es que la relación depredador-presa nos ponga de los nervios, y la película lo consigue dentro de sus posibilidades.

Unan todo esto a actrices que cumplen con lo mínimo exigido para estos casos, un tramo final completamente salido de madre, y una buena gestión de medios técnicos y tendrán un producto estival muy redondo, un "The Descent" (2005) descafeinado en el que se echa de menos más sangre y vísceras, el cual tienes que afrontar con una sana suspensión de incredulidad indispensable para la canícula. Y es que cuando un producto es honrado en lo que ofrece, está enfocado para un target espacio temporal muy concreto y cumple, poca queja puede haber por parte del que la visiona sabiendo a lo que va. Pero a título personal, es una lástima que no se hayan acabado de tirar un poco más a la piscina. Con un poco más de gore, y unos tiburones más extremos en el concepto que ofrecen (mutaciones incluidas) yo me hubiera sentido mucho más satisfecho como espectador. Pero esta “47 metros….” es lo que es, y ponernos a elucubrar sobre lo que podría haber sido con algo más de billetes verdes en la mesa es un ejercicio de perder el tiempo que yo, como mínimo no pienso alargar.  

Lo mejor: Buen entretenimiento veraniego, sin más. No engaña absolutamente a nadie. La buena gestión de medios.   

Lo peor: El CGI en algunos momentos no es que cante, es que da un recital de Nightwish. Algunas situaciones que dan para convertirse en memes, y determinados momentos que no se los cree ni el aficionado más devoto del género.


6 comentarios:

Victor dijo...

Me gustó y me sorprendió la primera parte (dentro de su modestia)....esta la veré aunque no espero el impacto de su antecesora.
Un saludo

Spupydo dijo...

La primera me encanto en su momento, de lo mejor del genero. La prefiero por sobre, la mas conocida y tambien muy buena, The Shallows. Esta segunda parte no tiene muy buenas criticas, en especial de la prensa americana, tal y como tambien sucedio con la primera pero yo no me la pierdo.

Art0rius dijo...

Víctor: a mí me impacto pelín menos, pero el despiporre de la ambientación y los tiburones WTF me lo compensaron. Disfrútala con pañomitas y algo frío!

Spupydo: The shallows a mí me parece todo un peliculón y me gustó un poco más que esos 47 metros. A mí me da la sensación de que la crítica yanki vive en el día de la marmota y que a cualquier peli con un tiburón la compararán constantemente con el de spielberg. Cojines ya, que ni las intenciones son las mismas!

La casa de los horrores dijo...

Buf, lo intento eh? Y quiero creerte, joder, la describes a la perfección. Pero es que ya la primera me gustó tan poco, que no sé si acercarme a ella. Me encantan, como a ti, estas pelis. Disfruté como un enano con Crawl por ejemplo... Pero A 47 metros no me hizo ningunísima gracia, oye. Con todo, buena reseña :)

Art0rius dijo...

La casa: Uno de los "Peros" de esta película puede que sea una ventaja en casos como el tuyo: Cambia tanto el embalaje que se podrían haber anunciado como dos pelis distintas del género tiburonil, con lo que si eres fan de estos ejercicios pornopiscícolas como lo es un servidor y te disgustó la primera parte puede que esta segunda sea más de tu agrado.

Guadaña dijo...

Me ha gustado mucho más que “A 47 metros” (lo cual no era nada difícil porque dicha película me aburrió muchísimo) Y un poquito menos que “Infierno bajo el agua” de Alexandre Aja.

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