Una imagen. A veces es suficiente simplemente con eso. Tampoco es descabellado; principalmente porque vivimos en una sociedad en la que todo entra por los ojos (más que nunca) y hasta la cita, o la frase positivista del día, debe ir acompañada de un dibujo o una fotografía bien hermosa. Fíjate como estamos, que hasta la palabra escrita vive sometida a la tiranía de la imagen; ya no es que hablemos de portadas para libros, sino de estampas que acompañen frases. Tiene cojones. Sea como sea, una imagen fue suficiente para adentrarme en las entrañas de “Caveat” (Damian Mc Carthy, 2020). Afortunadamente no me basé en una preciosa puesta de sol junto a un libro, ni en un tipejo, de cuerpo que nunca lograré, sudando estéticamente en un gimnasio. Yo, hombre de placeres mundanos y sencillos (que no simplistas), me vi más que satisfecho con una zarrapastrosa figura de conejo tocando el tambor.
“juega con inteligencia el disponer de (prácticamente) un solo escenario para toda su historia: el espectador nunca termina de tener claro la distribución espacial de la casa”
“Caveat” supone mi primer desengaño, dentro del reciente romance, con el canal de televisión Shudder, plataforma a la que llevo tocando las palmas unas cuantas reseñas ya. No estamos, ni mucho menos, frente a una mala película, pero sí que estamos frente a una obra ciertamente insatisfactoria, especialmente si analizamos el devenir de la historia que plantea McCarthy.
Lo mejor de “Caveat” se encuentra en sus instantes iniciales, aquellos en los que el desconcierto se apodera del espectador. Absolutamente todo son interrogantes y no entendemos muchas de las situaciones, ni de las decisiones que toman los personajes. Lo que nos rodea es desconcertante, lo que unido a un excelente trabajo de atmosfera y diseño de producción (esa casa destartalada), consigue un (relativamente) asfixiante clima de inquietud, apoyado en alguna secuencia cercana al escalofrío; que al igual que la propuesta general, no termina de explotar. No es casualidad que, apoyando esa sensación de extrañeza con la que se pretende bañar todo, el protagonista de la historia acabe de salir de un accidente con un considerable episodio de amnesia. Del mismo modo, en un recurso hábil por parte del director, “Caveat” juega con inteligencia el disponer de (prácticamente) un solo escenario para toda su historia: el espectador nunca termina de tener claro la distribución espacial de la casa, asemejándose está a un laberinto de esquinas y secretos ocultos.
“una propuesta que se muestra francamente potente en sus primero veinte minutos, aquellos en los que se agarra a la máxima de menos es más”
Es “Caveat” una propuesta sencilla, de casi concepción teatral y no disimulados elementos góticos: una de las sorpresas de la película traerá, sin lugar a duda, a vuestra imaginación a uno de los padres de la literatura de terror gótico. El film une esos elementos conceptuales, digamos, clásicos con una puesta en escena que juega constante con el fuera de campo y con los reflejos de la mirada.
También puede verse cierta influencia del estilo de James Wan; especialmente en la mejor secuencia de la película, en la que con apenas un plano/contraplano y un gorro de lana, se consigue erizar la pelambrera del cogote. Es una auténtica lástima que esa apuesta por el terror absoluto termine quedando en un segundo plano, una vez que todas las cartas están sobre la mesa. Esa traición a la idea inicial, que no abandono, es el principal motivo de mi desencanto final, con una propuesta que se muestra francamente potente en sus primero veinte minutos, aquellos en los que se agarra a la máxima de menos es más: un cuadro en una pared es suficiente para dar pavor. Tampoco juega a su favor que ese cambio de tercio se vea acompañado de problemas en el ritmo, convirtiendo ciertos pasajes en secuencias repetitivas, que giran constantemente alrededor de una situación que no puede exprimirse más.
“Tampoco juega a su favor que ese cambio de tercio se vea acompañado de problemas en el ritmo, convirtiendo ciertos pasajes en secuencias repetitivas”
Una vez finalizado el metraje, que en mi opinión podría haberse apurado aún más, uno tiene la pregunta de porque McCarthy no decidió apostar todo a la podredumbre y a la extrañeza (un tipo encadenado cuidando a una esquizofrénica en una isla… ¡toma ya!), cuando claramente era el caballo ganador; y en su lugar apostar por caminos más trillados y a la postre mucho menos satisfactorios. La esperanza radica en el hecho de que estamos frente a un debut, por lo que a nada que McCarthy afine más, estaremos frente a un creador muy interesante.
Y me despido entonando un mea culpa, tengo que dejaros. El tiempo corre y debo compartir la canción que he escuchado, la película que he visto y donde he estado en mi triste, cotidiana y aburrida existencia diaria. Ojalá alguien me pida que cuide a su sobrina chalada en una isla dónde Cristo perdió el mechero. Seguro que se podrían sacar unas fotos fantásticas para el Instagram en esos parajes.
3 comentarios:
Hola
Ke ha interesado muchísimo el tratamiento de la atmósfera. Es de esas propuestas que logran darte mal rollo de verdad y creo que se hace un trabajo de puesta en escena y de control de las secuencias brutal. En este sentido me ha parecido un ejercicio de estilo fascinante. Ahora bien, creo que al final tal como señalas se decanta por unos caminos trillados que le quitan la fuerza inicial a tan poderosas imágenes.
Saludos
Fabulosa atmósfera y un punto de partida enfermizo y delirante que atrapa desde el minuto uno. En su segunda mitad pierde fuelle, sobre todo debido a toda una serie de estupideces difíciles de entender por parte del protagonista, amén de algún que otro sin sin sentido del guion. Pero no deja de resultar una película bastante personal y sin duda, curiosa de ver. No esperaba nada de ella y he salido medianamente satisfecho, aunque no esa sensación de que cuidando un poco determinados aspectos, podría haber dado mucho más de sí.
Saludos.
Por lo que veo estamos de acuerdo en que los mejores momentos de la cinta se encuentran en los compases iniciales, aquellos en los que el espectador todavía no tiene claro qué está viendo.
En cualquier caso y como comentáis, creo que es la típica película que pasa de tapadillo y que merece un visionado.
Saludos!
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