KRUEGER NOS HABLA SOBRE LA SECUELA DIRECTA (CASI INSTANTÁNEA) DEL SLASHER POLACO DE BARTOSZ M. KOWALSKI
A duras penas recuerdo nada de “Nadie duerme en el bosque esta noche” (Bartosz M. Kowalski, 2020) más allá de lo exótico de su procedencia, Polonia, y de que ofrecía la retahíla de elementos que todo buen slasher debe servir en bandeja: jóvenes, campamentos, asesinatos sanguinolentos. También quiero recordar cierto gore disfrutón y unos asesinos en la estela de las mutaciones de “KM. 666” (Rob Schmidt, 2003). Los dos últimos recuerdos me los ha confirmado la secuela, pero os aseguro que el visionado pasó sin pena ni gloria ante mis retinas: no la odie, pero ningún aspecto me pareció memorable. El asunto es más sangrante teniendo en cuenta que incluso hice reseña para esta santa sede.
“Desde el primer asesinato me quedó confirmado el leve recuerdo que tenía de la predecesora: el gore es excesivo, chusco y truculento, sin ahorrar en higadillos y casquería”
Con el objetivo de matar una noche tonta, decidí dar una oportunidad a la secuela, titulada, en un alarde de originalidad, “Nadie duerme en el bosque esta noche 2” (Bartosz M. Kowalski, 2021) y producida tan solo un año después. ¿El resultado? Un auténtico despiporre que satisfizo plenamente mis necesidades básicas, cada vez menos alimentadas, de cine de terror de videoclub; pero de aquel que se siente auténtico, no del que tira de la distancia post-moderna para justificar su existencia. No tenga nada en contra del revival, que conste, pero no es lo mismo. Es la sensación que intenté transmitir en la reseña que escribí para el remake de “Castle Freak” (Tate Steinsiek, 2020).
Estamos frente a una continuación directa, tanto argumental como temporalmente. Todo continúa donde lo dejamos. Previamente asistimos a un prólogo macarra (secuencia onírica) donde se deja claro lo que el pusilánime protagonista desearía ser; pero en realidad es un agente de policía cargado de buenas intenciones, pero con pocos arrestos. Un par de secuencias que abrazan el elemento cómico sin medias tintas (escatología incluida) y ya estamos metidos en harina. Desde el primer asesinato me quedó confirmado el leve recuerdo que tenía de la predecesora: el gore es excesivo, chusco y truculento, sin ahorrar en higadillos y casquería; o lo que es lo mismo, una maravilla.
“cuando uno tiene la sensación de estar viendo un slasher cumplidor muy de serie B, es cuando la película pega un volantazo y se convierte en algo maravilloso”
Con la entrada de cuatro nuevos personajes, uno empieza a pensar que todo se desarrolla demasiado rápido. Los asesinatos, gozosos y roñosos, se suceden a la velocidad de la luz y apenas hay presentación de los personajes. El film no lleva ni la mitad y empieza a quedarse sin carnaza. ¿Qué cojones pasa aquí? En realidad no te importa, porque estás disfrutando de desmembraciones, decapitaciones y maquillajes llenos de pústulas. Póngame dos tazas. Me siento confundido, ya que en principio ofrece lo mismo que su predecesora; pero basándome en el recuerdo neblinoso, creo que aquí se ha empezado sin medias tintas.
Pero amigos, cuando uno tiene la sensación de estar viendo un slasher cumplidor muy de serie B, es cuando la película pega un volantazo y se convierte en algo maravilloso (es posible que este exagerando, os aviso desde ya). Ese giro de guion me pilló totalmente desprevenido y me hizo ver el tercer acto del metraje con una enorme sonrisa en el rostro, alternada con sonoras carcajadas. Un slasher bastante gore se había convertido en un remake encubierto de “Border” (Ali Abbasi, 2018). Una auténtica locura trepana cerebros.
“Un slasher polaco que ya me ha volado la cabeza dos veces. Ni tan mal Netflix. Y además, claramente superior a su primera entrega”
Hay diálogos (la justificación del “instinto”, el momento “previo” junto al árbol) que me parecen divertidísimos, pero es que además “Nadie duerme en el bosque está noche 2” me ofreció una de mis filias cinematográficas predilectas: aquellas escenas que incluyen sexo monstruoso. Dejando en pañales el arrejunte de “Wolf Cop” (Lowell Dean, 2014), que además incluía una humana, lo que resta puntos, pero quedando lejos del insuperable escarceo de Belial y amante en “Basket Case 2” (Frank Henenlotter, 1990), el coito de la cinta es desagradable y tremendamente freak, rematado además con un inesperado arrebato de ternura. Mis dieces señor Kowalski.
Aún más disparatado, por la seriedad con la que es tratado, es el final de la película; a pesar del evidente contenido humorístico (ese plano cenital de coches es descacharrante) se da un halo de tragedia al devenir de los personajes y os aseguro que eso tampoco se lo ve uno venir. Un slasher polaco que ya me ha volado la cabeza dos veces. Ni tan mal Netflix. Y además, claramente superior a su primera entrega. Es posible que la reseña esté escrita desde el entusiasmo, desde la sorpresa por el cine que te reconcilia con el género más despendolado; no aquel que busca intencionadamente ser lo más cutre posible, ni el que se pone gafas de pasta, ni el que utiliza la nostalgia dignamente. No, hablo de aquel de videoclub, con el que no sabías que coño te ibas a encontrar. Es posible que si os dejáis llevar por mis impresiones, más de un lector/a se acuerde de mis ancestros, pero es lo que hay; además, salen monstruos follando.
4 comentarios:
Pues te compro crítica y puntuación! La sensación videoclubera de no saber que te vas a encontrar combinada con los grandes WTF me retrotraen a sensaciones ya casi olvidadas hace mucho. Y sí, +1 por tener las gónadas de los monstruos follando.
Enhorabuena como siempre por la critica Krueger, aunque lamentablemente yo no la comparto, y mucho menos la puntuación.
La primera entrega de Nadie duerme en el bosque esta noche (W lesie dzis nie zasnie nikt) era un recorta-pega-y-pinta más de los slasher y survival que nos invaden todos los años al estilo Viernes 13 (Friday the 13th) o Km 666: Desvío al infierno (Wrong turn) que realmente no aportaba nada. Se mantenía a flote por algún momento gore interesante y por su elemento "más llamativo": que era escuchar, en su versión original, a sus actores hablar en polaco. Una mediocridad de las muchas que aparecen cada año que al menos no provocaba somnolencia.
Ahora, esta segunda entrega es un despropósito inmenso. Una película apática y esperpéntica en sus dos terceras partes iniciales y una parodia surrealista e ilógica al mejor estilo Bracula: Condemor II en su tercio final. Un producto en mi opinión muy lamentable que no se si su director, Bartosz M. Kowalski, lo único que buscaba era la mofa de las reglas de las secuelas en las películas de género pero que en absoluto le sale como tal. En definitiva, una de las propuestas más lastimosas que vi el año pasado, aún tengo malestar de recordarla.
Me atrevo a recomendar la opera prima de Bartosz M. Kowalski: Plac zabaw (Playground) del año 2016, un drama infantil que no os dejará indiferentes.
Kowalski es un director al que considero muy solvente a nivel narrativo, sabe perfectamente narrar las historias y donde y como seleccionar el plano y encuadre más adecuado, sin embargo no entiendo la deriva en la que ha virado su propuesta cinematográfica porque su primera película era un puñetazo en el estómago bestial. Desgraciadamente los guiones de sus dos siguientes propuestas han sido terribles.
Saludos enormes cuervos.
P.D. La susodicha escena de sexo insano, aunque se agradece, es tan gratuita como superflua para la historia. Ojalá el esfuerzo de esa valentía se hubiera empleado en realizar un buen guion.
Art0rius, veo que la cinta nos ha transmitido las mismas sensaciones. Por momentos parecía que estaba viendo algo de la Full Moon...
Max, te compro esas impresiones sobre la primera entrega, ya que solamente recuerdo que el gore era curioso. Sin haber visto esa Playground que comentas (radar activado), creo que vi esta secuela con poco ojo clínico, ya que si te soy sincero, poca atención preste a guión y a puesta en el escena; me deje llevar por esa sensación de despropósito y locura, que entiendo que te haya parecido una tomadura de pelo, pero que a mí me pilló con el ánimo adecuado. Gracias por la felicitación!
Saludos!
Muy entretenida como la primera.
Aunque ya la había visto, no sabía que Plac zabaw (Playground) era del mismo director.
Por cierto ,peli durísima.
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