sábado, 9 de marzo de 2024

"Attack on Titan", los niños de la guerra

ARTORIUS NOS HABLA SOBRE LA DURÍSIMA SERIE ANIMADA BASADA EN EL POPULAR MANGA DE HAJIME ISAYAMA


(Aviso: esa es una de esas ocasiones que me daría para escribir un ensayo eterno de todos los aspectos de la obra que nos ocupa, pero he intentado dejar el fanboyismo analítico al mínimo y presentar algo en formato breve.) Ahora que ha finalizado la serie, y después de la oportuna revisión, tengo la oportunidad de dar mi punto de vista sobre la, para mí memorable, “Attack on Titan” (“AoT” para resumir), tremenda obra de animación que homenajea a George A.Romero y sus caminantes no solo en su (gigantesca) estética, sino también en su crítica social de una manera mucho más punzante que la del maestro. Todo ello mientras toca teclas de horror cósmico, mitología y tragedia épica, pero antes de ponerme al lío permíteme lector una reflexión personal: 


“una historia de niños de la guerra, un relato de pérdidas físicas y emocionales sufridas por un grupo de personas en una situación social completamente quebrada por una amenaza constante e indecible” 


Una vez tuve la ocasión de tener un compañero de trabajo que, sin dar muchos detalles, hacía seis meses que había llegado como refugiado de un conflicto bélico de larga duración en su país natal, infancia colindante a diario con la violencia más extrema, la muerte y la desolación. Duró una semana en su puesto, porque no podía. El trabajo requería estar en contacto con situaciones relacionadas con servicios sociales potencialmente violentas, y su ánimo se quebraba al más mínimo conflicto, talmente como si alguien tuviese rota una pierna y lo hubiesen puesto a correr los 100 metros lisos. Y recuerdo ese momento de quiebre en el despacho, y la mirada perdida mezcla de horror y desespero, tan próxima a muchos de los jóvenes con los que he tratado en el trabajo... y la he vuelto a ver en los ojos, los diálogos y las situaciones de “Attack on Titan”. 

Porque eso es “AoT”, una historia de niños de la guerra, un relato de pérdidas físicas y emocionales sufridas por un grupo de personas en una situación social completamente quebrada por una amenaza constante e indecible. El desarrollo de personajes durante toda la saga es un doloroso reflejo de esa ruptura: Desde su infancia hasta su madurez contemplamos cómo distintos personajes encajan esa situación de diferentes maneras, según su resistencia emocional y su contexto. Esta para mí es una de las grandes virtudes de la serie, su coralidad: Este es un mosaico de almas rotas, uno donde no cabe el humor y sí la tensión constante, la pérdida y la traición, pero también la camaradería, la solidaridad y el sacrificio heroico… e incluso para la muerte más vulgar y rastrera, cruda y desprovista de épica. Pero no quiero caer en el spoiler, porque esta es una experiencia que merece ser vivida. 


“Llevo mucho tiempo viendo cine, y el apartado sonoro de “AoT” no tiene parangón ni en animación ni en imagen real” 


Dentro de esta narrativa coral, debo entonar el mea culpa: en su momento, la progresión del personaje presuntamente central, Eren, me hizo decir cientos de pelotudeces sobre el mismo. Lo puedo decir con claridad ahora: actué como un gilipollas, porque viendo ahora la serie entera debo decir que el viaje de Eren es uno de los más coherentes que he visto. En sus espaldas recaen los momentos más cruciales, en una progresión que es dolorosísima de ver y, lo peor en mi caso, haciendo reflexiones que he escuchado en el trabajo por parte de personas provenientes de conflictos bélicos. Un 10 para Eren, el mejor personaje (que no héroe) de esta ficción. 

Un capítulo propio merece la música. Una orquestación que, por ponerle algún referente, sería la maravillosa banda sonora de “La visión de Escaflowne” (1996), aunque “AoT” contiene tantas piezas sonoras memorables, y con tanta variedad y significado que deja la citada obra en poco menos que nada. Llevo mucho tiempo viendo cine, y el apartado sonoro de “AoT” no tiene parangón ni en animación ni en imagen real. Quizá “Juego de Tronos” se le puede aproximar, pero ¿superarla? Para el que suscribe, no. 


“una historia perversa hilvanada hasta el más mínimo detalle en sus tremebundos giros que, pese a todo, deja espacio para lo desconocido como buena obra de terror” 


En lo referente a la animación, dos estudios diferentes acometieron la tarea, siendo el segundo el más fiel al grafismo del manga original, aunque yo prefiero con mucho el primero. Lo que no quiere decir que sean malas elecciones, pero choca un poco el cambio de estilo. De todas maneras, con el crescendo final de la última temporada, servidor les perdona cualquier duda que pudiera tener respecto a su calidad. 

Llegamos a lo referente al guion y... no quiero decir mucho. Porque esta serie te da un directo de derecha en el primer episodio, y no te deja de dar golpes hasta el final. No hay campana que te salve, no hay humor fácil que te asista, y el árbitro no va a parar el combate por la tremenda paliza que el espectador está recibiendo. Estamos ante una tragedia descomunal, la tragedia de la guerra llevada a cabo mediante horribles armas biológicas, con momentos épicos esperando tras cada esquina, muertes atroces y personajes maravillosos que, en su mayoría, sufrirán la más terrible e inmisericorde de las suertes. Es el canto de las vidas que pudieron ser y que fueron quebradas por la política, la xenofobia y la propia naturaleza humana jugando con poderes más allá de lo divino. Esta es una historia perversa hilvanada hasta el más mínimo detalle en sus tremebundos giros que, pese a todo, deja espacio para lo desconocido como buena obra de terror. Si te atreves a internarte en este sendero oscuro, precavido lector, prepárate para un viaje humano y artístico desolador, en el que la esperanza se vende cara y que está regada con la sangre de los inocentes. Y si ya la has visto, y la has disfrutado/sufrido como yo, brindemos como camaradas de este viaje cafre e irrepetible. Llévate la mano al pecho y grita, grita como la primera vez:  ¡¡¡Shinzou Wo Sasageyo!!! 

Lo mejor: La gran obra en materia de series de animación (y en general) del primer cuarto de siglo 21. Guion, pero sobre todo, PERSONAJES. La brutalidad de su ritmo. La banda sonora. 

Lo peor: Que te eche para atrás la etiqueta de gore exploitation que le han querido poner. No es adecuado verla baja de ánimos, porque te puede hundir. 


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