miércoles, 5 de mayo de 2010

Crítica: The Spirit

Muy a pesar mío, el concepto de prometedor director que tenía de Frank Miller después de ver aquella genialidad llamada "Sin City", se ha ido enturbiando con el paso del tiempo y sobretodo después de ver sus dos trabajos en solitario sin Robert Rodriguez al lado, primero la decepcionante "300", que hizo bueno el dicho "Mucho ruido y pocas nueces", y ahora esta "The Spirit", película que esperaba con muchas ganas desde que se dio a conocer el proyecto y que sin duda, tenía que ser la obra que, o bien demostrase que lo de "300" tan sólo fue un pequeño accidente, o confirmar lo que no quería creer, y que ahora tengo bastante claro, que Frank Miller es un excelente ilustrador y un mediocre cineasta. Ahora, basándose en la exitosa novela gráfica de los años 40 de Will Eisner, nos presenta su nueva obra.

Recuerdo cuando era un adolescente e iba a los míticos kioscos de las Ramblas (en el centro de Barcelona) con unos colegas, allí tenían todo un arsenal de películas para adultos, y por supuesto, mis amigos, que iban más salidos que el pico de una mesa (y esto va dedicado a mi viejo compañero de juergas Samuel, espero que encontrases a la mujer de sus sueños), gastaban íntegramente sus pagas en adquirir pornografía. Cuantos chascos se habían llevado cuando al llegar a casa y poner la película (la cual tenía una portada espectacular, con una de aquellas tías que quitaban el sentido), se encontraban con una producción hecha con cuatro duros y filmada íntegramente en un sofá de cuadros, con lo que tenían que terminar echando mando a los interviú que corrían por casa para satisfacer sus instintos mas bajos. Esta es la misma sensación que a uno le queda después de ver "The Spirit", una película preciosa a nivel estético, pero totalmente carente de contenido. Por suerte, desde lo del porno que tengo la lección aprendida.


Viendo la película, uno tiene la sensación de estar ante la hermana bastarda de "Sin City", tanto por su acabado visual como por su narrativa, aunque no tardamos mucho en darnos cuenta de que ahí terminan las similitudes entre ambos filmes, pues si "La Ciudad del Pecado" fue un maravilloso ejercicio de cine negro, "The Spirit" está más cerca de la comedia de broma fácil que de otra cosa, una sucesión de "gags" absurdos que, salvo contadas ocasiones, tienen menos efectividad que una escopeta de feria, como si no tuviéramos suficiente con intentar buscarle sentido al incoherente guión, un absoluto cúmulo de despropósitos, que igual funciona en las viñetas de un comic (reconozco no haber leído la obra de Eisner), pero el resultado en la pantalla es más bien bochornoso.

¿Pero es todo tan horrible en "The Spirit"? Pues hombre, aparte de su atractivo aspecto visual, si nos ponemos a mirar con lupa igual encontramos algo mas que justifique su visionado, y en este aspecto tiene mucho que decir el bueno de Samuel L. Jackson, como casi siempre, soberbio, limitando todo el interés de la cinta en sus apariciones, interpretando al villano de turno, el malévolo Octopus, personaje que en circunstancias normales rozaría lo ridículo, pero en manos del afroamericano, se convierte en un elemento fundamental de la cinta, compensando la total ausencia de carisma del personaje principal de la historia, Spirit, un enmascarado (interpretado por el desconocido Gabriel Macht) que se dedica a saltar de tejado en tejado al son de su propia verborrea, capaz de aburrir a las mismísimas piedras.

El otro punto de "interés" del filme también tiene que ver con su reparto, sobretodo de cara al público masculino, que puede encontrar la pareja explosiva de féminas protagonistas, Eva Mendes, sacada directamente de aquel mítico anuncio de "Busco a Jack's" (lo que no es decir mucho a favor de la película) y a la también atractiva Scarlett Johansson como otro de los focos de interés del filme, cosa que por supuesto, no será suficiente para los que esperamos algo más que un par de caras bonitas, algún que otro escote provocador o una fotocopia de un señor trasero.

Conclusión, "The Spirit" es una nueva decepción que apuntarle al señor Frank Miller, un claro ejemplo de como no adaptar un comic a la pantalla, un filme absurdo, carente de contenido y menos entretenido de lo que se podía esperar, donde tan sólo su cuidada estética y la presencia de Samuel L. Jackson lo salvan de la quema absoluta. Calificación Moral: No Recomendada a Mayores de 13 años.


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