domingo, 29 de mayo de 2011

Crítica: We Are The Night (Somos La Noche)

Si el año pasado el cine germano ponía (y de forma brillante) su granito de arena al subgénero de los muertos vivientes con la recomendable “Rammbock” (o “Siege of the Dead”), ahora hace lo propio con el de los vampiros, otra entrañable criatura del bestiario del cine de terror, maltratada en exceso en los últimos años y que ahora, de la mano del cineasta alemán Dennis Gansel, quien nos sorprendiera gratamente hace tres años con “Die Welle” (“La Ola”) y que ahora cambia de registro para adentrarse en los pantanosos terrenos del celuloide vampírico, los cuales en estos oscuros años para la raza, cuentan la gran mayoría de sus apariciones en la gran pantalla, por patadas en el escroto, sin ir muy lejos, la reciente “Prowl”. Pero tranquilos, en esta ocasión, nuestras pelotas están a buen recaudo, pues el amigo Gansel ha tenido la consideración de desmarcarse de las vertientes mas indeseables por las que se ha movido el subgénero en los tiempos modernos, es decir, la de la acción con tintes de pseudo terror pensada para reventar taquillas en plan la trilogía de “Blade” (a excepción claro está, de la fantástica segunda parte de Del Toro), la trilogía de “Underworld” o “30 Días de Oscuridad” y su innombrable secuela por un lado, y la destinada a un público adolescente/juvenil, pensada para mojar las braguitas de todas las jovencitas del planeta, con la saga “Crepúsculo” como principal estandarte.

“We are The Night” ("Somos la Noche" o en su alemán natal y sonando a canción de “Lacrimosa”, “Wir Sind Die Nacht”) nos adentra en un gris Berlín, donde Lena, una joven inadaptada malgasta su vida delinquiendo en las calles (otros lo hacemos en un trabajo de mierda). Una noche, encuentra por casualidad una discoteca donde se celebra una macro fiesta y decide adentrarse a ver si puede sacar tajada. Allí conocerá a Louise, una sexy mujer que queda totalmente embriagada por los ojos de la joven y que termina atacándola mordiéndole en el cuello. A la mañana siguiente, Lena despierta en su habitación con un hambre voraz que ningún alimento convencional puede saciar, con una extraña alergia a la luz solar y lo mas extraño de todo, ha perdido su reflejo en el espejo, así que va en busca de la misteriosa mujer para entender lo que le está sucediendo, descubriendo que en realidad esta, es una vampiresa ancestral que lleva largos años buscando a la pareja de sus sueños.

Ya se que “We Are The Night” no suena especialmente original que digamos, de hecho estamos ante una estructura que ha dado forma a innumerables títulos vampíricos, desde clásicos como “Jóvenes Ocultos” a cosas actuales como “El Circo de los Extraños: El Aprendiz de Vampiro”, el relato de un vivo mordido por un vampiro, el doloroso proceso hacia la pérdida de la humanidad y la infértil lucha por aferrarse a su vida pasada. Es cierto, conocemos la fórmula al dedillo, así que a priori la nueva película de Dennis Gansel no suena especialmente seductora… y este es el primero de sus grandes logros, sorprender, pues detrás de esta manida trama, se esconde un filme cautivador como pocos, alejado de los comercionalismos a los que han sido sometidos los vampiros en el cine actual, renegando de todo aquello que no tenga que ver con el vampirísmo de corte clásico y sumándose a la lista de grandes filmes de terror que ha dado el subgénero en esta época decadente como “Entrevista con el Vampiro”, “Drácula” de Bram Stoker, “La Sombra del Vampiro” o “Déjame Entrar”.

Con una historia tan poco original como esta, ¿dónde reside el encanto entonces?, pues sin duda ,en el gran esfuerzo realizado para dotar de alma a cada una de las cuatro vampiras (y los tiros no van por David Boreanaz y su “Angelus”) que protagonizan este emotivo drama de terror, lo que se traduce en una inevitable empatía del espectador hacia cada una de ellas que va creciendo a medida que avanza la historia y que sirve como perfecto amplificador de las muchas emociones que nos depara el filme en su tramo final. A partir de esto se va desmembrando una dramática trama donde a través de los ojos de estas inmortales criaturas y con la glamourosa noche berlinesa como telón de fondo, seremos testigos de la transformación de Lena en su traumático viaje hacia la inmortalidad.

Queda también muy clara la intención por parte de Gansel de no caer en los horterísmos que han desvirtuado a los vampiros estos últimos años, así que como tiene que ser, secuencias de acción vamos a encontrar las justas (que no buenas dosis de sangre, en esto el filme es de lo más generoso), además sin demasiadas florituras visuales mas allá de algún paseillo por las paredes y algún que otro colmillo. Tampoco estamos, aunque la carga romántica existe y viene de fábrica cuando se trata esta temática desde una perspectiva tan clásica, ante un filme que resulte empalagoso en este sentido, además, romanticismo y sensualidad van de la mano a lo largo de la cinta y a menudo se confunden, gracias tanto a la personalidad de los personajes como a los encantos femeninos de las vampiras, interpretadas de forma certera por actrices alemanas y donde destaca sobremanera una fantástica Karoline Herfurth en el papel de Lena, así que incluso aquellos que tengan cierta alergia al tema de los amoríos, podrán disfrutar de la experiencia sin problema.

A nivel visual y sonoro, “We Are The Night” es un ejercicio de buen gusto, jamás la estética de videoclip (que tantas veces ha criticado un servidor en otro tipo de productos) fue tan sabiamente utilizada y casó tan bien con una historia como la que tenemos entre manos y por supuesto, con la fantástica e hipnótica banda sonora de la cual hace gala el filme, otro elemento fundamental del mismo que termina convirtiéndose en un auténtico festín de sonoridades gótico industriales, electro dark, orquestaciones clásicas y oscuro rock autóctono que hará las delicias de los que disfrutamos con la música de sello germano, donde encontraremos temas de gente tan contrastada como “Scala Und Kolacny Brother” (atención al grandioso corte que abre la cinta), “Iamx”, “Covenant”, “Heiko Mahile” o “Soulwax”.


Conclusión, “We Are The Night” es, después de “Déjame Entrar” (que ya juega en la liga de los clásicos), una de las mejores propuestas vampíricas que pueden disfrutarse en la actualidad. Una película que combina con elegancia el terror y el drama y que destaca por encima de otros títulos similares gracias al gran mimo puesto en construir a cada uno de los personajes, totalmente alejados de los tópicos ridículos y encefalograma plano que han flagelado a los chupa sangre en sus mas recientes apariciones cinematográficas. Sobriedad y buen gusto para un filme que se desmarca de los vacíos productos de acción vampírica que contaminan nuestra cartelera y de productos adolescentes para contarnos una mas que emotiva historia (aviso que habrá que recurrir a la vieja excusa de “creo que se me ha metido algo en el ojo” en mas de una ocasión) a pesar de que su puesta en escena podría indicar lo contrario. Una gran Karoline Herfuth (preciosa la secuencia de la transformación), una excelente banda sonora, un atractivo poker de bellezas germanas al mando de las operaciones y una ágil ritmo narrativo, son buenas razones para no perderse esta pequeña “delicatessen”.

La peor parte se la depara a aquellos que esperen encontrar una película con grandes dosis de acción, que se van a pegar con un canto en los dientes, incluso los que esperen una cinta de terror al uso pueden salir algo decepcionados con una historia que a parte de pecar de previsible, de cierta falta de identidad y de desprender un sutil pero evidente tufillo feminista, tira mas de emociones y dramatismo que de horror.


4 comentarios:

Jose Miguel Costa dijo...

Lo siento, pero es un producto comercial muy malo, además, el medio natural de los vampiros es el terror. Ya cansa tanto vampiro de acción y romance. Fue una decepción.

El Rector dijo...

Jose Miguel, por supuesto, respeto tu opinión. Lo que si tendrás que aclararme es donde ves tu comercionalismos aquí, por que We Are The Night, tendrá muchas cosas, pero acción... tampoco estoy del todo de acuerdo con que el medio natural de los vampiros sea el terror, en realidad, siempre he creído que su hábitat ideal es el género dramático. Si te fijas, las grandes películas vampíricas, siempre van acompañadas de una gran carga dramática, dejando el terror en un segundo plano.

Shadow dijo...

Pues a mi no me a parecido nada del otro mundo. Alguna escena disfrutable y poco más.

Saludos.

El Rector dijo...

Shadow, mucho ha llovido desde 2011, pero a mi me sigue pareciendo un estupendo ejercicio de vampirismo, será que tengo especial predilección (que la tengo) por el hacer germánico.

Saludos.

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