domingo, 18 de diciembre de 2011

Crítica: El Vuelo del Navegante

Walt Disney presents. Esta es la aterradora frase con la que se abre “Flight of the Navigator” (para los que no dominéis el evolucionado anglosajón como un servidor, “El Vuelo del Navegante”), película dirigida en 1986 por el señor Randal Kleiser, inmortalizado para el fin de los días por engendrar en 1978, uno de los musicales mas universales de la historia del cine, efectivamente, todos tenéis esa edición en DVD que viene en una mona chupita de cuero años 50 (enfermos), “Grease”. Claro que no todo va a ser gloria y honor para el amigo Kleiser, por que dos años después, de la misma mente depravada y enfermiza que convirtió a John Travolta en mito e ídolo sexual de todas las quinceañeras del planeta y de sus respectivas madres, nace una de las películas mas aberrantemente ñoñas y de más mal gusto de la historia del susodicho, “El Lago Azul”.

Pero dejemos el torture-porn para otra ocasión. Para hablar de esta “El Vuelo del Navegante”, tenemos que adelantar la aguja del reloj la friolera de seis años, exacto, 1986. Nos habíamos quedado con aquello de Walt Disney presents. Por lo tanto, ¿a que diablos estáis esperando madres del mundo? Corred, coged a vuestros pequeños, entrad en vuestras casas y atrancad puertas y ventanas, no abráis a nadie, salvad la mente de vuestros hijos de los falsos dogmas de moralidad del horror criogenizado, quien aguarda en algún oscuro y remoto lugar del planeta para regresar algún día entre nosotros y continuar sembrando sobre la tierra su reinado de terror, para robarnos a nuestros hijos, convertirlos en míseras ratas de cloaca descerebradas, reprogramar sus tiernas y aun frágiles mentes con un único y diabólico fin, hacerles seguir a tan siniestro flautista lejos de Hamelín, o lo que es lo mismo, lejos de las señas de identidad del ser humano, es decir, sexo, sangre y rock&roll. Aunque en realidad y puestos a poner los pies sobre la tierra o los puntos sobre las íes, como mas gustéis, me da a mi que si el amigo Disney se descongelara las pelotas, echase un vistazo por un catalejo y viese en lo que se ha convertido la niñería del siglo XXI, él mismo se metería el tubito de hidrógeno liquido por el culo y le daría a la manivela para seguir viviendo del recuerdo en su onírico mundo de animalillos graciosos. Por no hablar de lo mucho que tendría que apretar el ojete al ver como los dibujos animados de toda la vida, sus dibujos animados, ahora son realizados por ordenador por empresas mucho mas diabólicas de lo que en su día fuera la suya propia, que se yo, por ponerle un nombre a la bestia… Pixar. Creo que lo apretaría tanto, tanto, tanto, que acabaría siendo engullido por su mismísimo ano en un macabro espectáculo de implosión ante la atenta mirada de unos asombrados Mickey, Donald y Pluto, excretados de sus propias entrañas instantes antes.

Si, soy un gran fan de Walt Disney. Bien. “El Vuelo del Navegante” (superado ya el tema Disney), he de reconocer, que se abre con una de las secuencias de créditos mas tierna y simpáticas de la historia del cine juvenil, esto es, un concurso de frisby canino, o sea, el dueño lanza el disco y el perro tiene que saltar a cogerlo con la boca, no intentéis hacerlo en casa con vuestros niños, no sería ético para el frisby. Estas imágenes a cámara lenta de los canes surcando los cielos, son realmente turbadoras, de un gran impacto emocional, los mismísimos cuatro jinetes del Apocalipsis, desmontarían de sus caballos y correrían a abrazarles y a darles una merecida galletita de premio por su desinteresado y noble esfuerzo (por lo menos, tres de ellos). Bien, pasado este mal trago afectivo. Nos topamos de narices con una historia de amistad en clave Disney. Para ser algo mas concretos, con la historia de David, un chaval de que se yo, once años, que una noche, es enviado por su madre, a buscar en plena ídem, a su hermanito pequeño a otra casa de la urbanización, para lo cual tiene que atravesar un pequeño bosque (tela con la madre "protectora" que se preocupa por su descendencia, a quien solo le faltó advertirle: si en medio de la soledad y oscuridad de la noche, veis a algún violador y se saca el rabo, no le hagáis caso y venid directos para casa, que se enfría la cena). El caso es que David, después de encontrar a su hermano (del violador ni rastro… puto Disney), se cae por un barranco y al despertar, resulta que ha viajado ocho años al futuro. Al regresar a su casa, resulta también que ya no viven sus padres, sino un matrimonio de la tercera edad quienes amablemente, ponen al niño en manos de las autoridades. En ese mismo instante, la NASA descubre un OVNI, bueno, en realidad un ONI, por que este, de momento, no vuela. El caso es que hay una conexión entre el viaje temporal de David y la extraña nave, por lo que el niño acabará montado en el vehículo alienígena, naciendo una gran amistad entre ellos y ambos serán perseguidos por la NASA.

Reconozco que la recordaba con cariño… en realidad recordaba mas bien poco, como mucho el “iño” y ahora, por fin entiendo en toda su magnitud el propósito de la denominada memoria selectiva. Madre mía, menudo coñazo de película, si lo llego a saber, me la juego con “El Lago Azul”, por lo menos, salía carne. Y es una lástima, por que “El Vuelo del Navegante” tenía a priori, los suficientes elementos como para construir un producto con cierto halo de clásico ochentero. Lo que es lo mismo, un niño con mofletes que pellizcar y un ente alienígena amigable, binomio que ya había funcionado antes a la perfección en “E.T” y que volvería a hacerlo dos años después, en “Mi Amigo Mack”. No fue aquí el caso, por lo menos, en opinión del que suscribe. Por dos motivos fundamentales, el primero, la falta de carisma del alienígena, un híbrido entre Kit de “El coche fantástico” y Johnny 5 de “Cortocircuito”, obviamente, carente de la gracia de ninguno de los dos. El segundo, lo insubstancial de una historia, muy perjudicada por la ausencia de una figura antagonista de peso (o de un antagonista, a secas), ya que por mucho que los “malvados” científicos de la NASA, intenten llenar este vacío en un principio, no tardamos en darnos cuenta de que en realidad, no hay nada oscuro en sus intenciones, mas allá de tener en nómina a una jovenzuela Sarah Jessica Parker ya con ganas de apretar... mofletes, tan solo la lógica curiosidad del ser humano en referencia a lo desconocido.

Esto se traduce en una historia sin gancho, carente de elementos que empujen al espectador a dejarse atrapar por la misma y que lo poco que tiene por ofrecer son un par de situaciones supuestamente cómicas (que no pasan de simpáticas) mientras los dos amigos interraciales dan la vuelta al mundo en platillo, como cuando David aterriza en una gasolinera ante el asombro del encargado o el encuentro entre el propio David y su hermanito del futuro, quien ya tiene revistas guarras debajo de la cama (y esta es una deducción mía, of course, que la sombra de Disney es muy alargada y no deja nada al azar). Poco más que comentar pues, de esta facilona y edulcorada fábula de ciencia ficción apológica de la amistad y de los valores familiares.

Me subo al platillo alienígena sin pensármelo: El diseño de la nave, sus títulos de crédito caninos, la criaturilla de bolsillo y el concepto en si de los viajes temporales, siempre fascinante.

Prefiero dar la vuelta al mundo en skate: El nulo interés que despierta la trama, el poco carisma de los protagonistas, la presencia de Sarah Jessica Parker, ya terrorífica en sus tiempos mozos y el dudoso honor de ser el único desalmado (por no decir, mal nacido) de este blog, en suspender una película en este especial navideño.


5 comentarios:

Darkotica dijo...

No tienes piedad, mira que eres mala persona, venga que un 5 le podías haber puesto, rata!! Te perdono porque me ha encantado esa deliciosa descripción de lo que sucedería si Disney se descongelara...jaja!!

Al igual que te ocurrió a ti, recordaba El Vuelo del Navegante con muuucho cariño, supongo que la vería de niña durante alguna de esas plomizas y cargantes tardes de domingo, esas en las que los adultos tomaban café para luego sentarse en el sofá y dar cabezaditas a tu lado. Recuerdo que me gustó mucho, y que desee una de esas "criaturas de bolsillo" como tu las llamas, pero cuando la he vuelto a ver ya de "adulta" pues..,si, es cierto que es un poco tostón y tal vez un poco cursi, ¿que es lo que falló? sin duda la frialdad del alienígena, cierta repelencia del niño protagonista, y la ingenuidad de la historia.

Supongo que es una peli que si la ves con ojos y cerebro de niño de los ochenta (si se la pones a uno de ahora te escupirá a la cara) pues te encanta, pero sea como sea ésta cinta fué uno de mis primeros contactos con la ciencia ficción y eso es un puntazo a su favor.

Rector...corre pilla el frisbee!!!! XD

Missterror dijo...

Pues si no hay violador...no la veo

Voy a hacer que no he leído nada sobre Pixar,y me voy a montar en el skate a dar la vuelta al mundo...

Franco Macabro dijo...

Esta es una de mis favoritas de cuando era nino junto a Explorers, Goonies y Short Circuit. Diversion inocente, pero no la he visto en muuucho tiempo! Quizas sea diferente la experiencia ahora.

El Rector dijo...

Missterror, lo de Pixar es un tema entre tu y Walt, a mi no me metas... y si das esa vuelta al mundo en skate, ten cuidado, no sea que te vayas ha hacer daño...

The Film Connoisseur, igual si le pegas un revisionado ahora, deja de ser una de tus favoritas, solo digo, igual. Pues yo también la recordaba con muy buenos ojitos y el chasco fue importante. Creo que esta película, es dificilmente disfrutable por alguien que ya haya cumplido los doce.

newzombie dijo...

ya no podria volver a verla ya que desearia que a los 5 minutos que el niño subiera al ovni "explotara" el niño es insoportable y encima es una de esas pelicula que yo fan del cine de los 80 no puedo con ella

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