Miki (Lior Ashkenazi, visto en “Footnote”), un policía que opera en los límites de la ley está convencido de que el hombre detrás de una serie de asesinatos de niños es un tranquilo y humilde maestro de religión, llamado Dror (Rotem Keinan, visto en “The Exchange”), detenido y puesto en libertad debido a un error policial. Tras subirse un video a Youtube en el que Miki y sus hombres golpean al sospechoso, el policía pierde su trabajo. Pero éste no se detendrá hasta que Dror no confiese donde ha escondido las cabezas de sus víctimas.
Su complot para forzar una confesión es perturbado por el padre de la última víctima, Gidi (Tzahi Grad, visto en “The Flood”), obsesionado con la venganza, que secuestra al sospechoso con la esperanza de torturarlo para que revele dónde ha escondido los restos de su hija.
“Big Bad Wolves” (2013) es lo nuevo de Aharon Keshales y Navot Papushado, dos jóvenes cineastas israelies que se pueden considerar unos pioneros en el cine de terror isralí y cuya opera prima, “Rabies”, un singular y entretenido slasher, pudimos disfrutar en la sección Midnight Xtreme del Festival de Cine de Sitges 2011. Con su segunda película, un tenso thriller de terror que mezcla de forma sorprendente venganza, violencia y humor negro, dan un paso de gigante hacia adelante y su cinta se coloca entre las favoritas para ganar los premios gordos de Sitges 2013. Y es que el film ya ha sorprendido en los festivales donde se ha proyectado como el Fantastia Internacional Film Festival de Canadá o el Tribeca Film Festival, además de ser nominada en varias categorías en el Award of the Israeli Film Academy. Y no sería de extrañar que viéramos un remake americano de la misma.
Resulta confuso pensar que una película como “Big Bad Wolves”, con el argumento que tiene, puede resultar también una comedia. Pues lo es y lo es en su vertiente más oscura y retorcida. No sé cómo lo han hecho, pero solo puedo decir que consiguen divertirnos y arrancarnos alguna que otra carcajada (por lo menos a un servidor). Ejemplos de ello son las inesperadas facetas del padre de uno de los protagonistas, aparentemente apacible, o el choque que Gidi y Miki tienen con un hombre a caballo que proporciona un sutil comentario sobre las tensiones judeo-árabes de la región.
Como digo, es sorprendente la forma en que Keshales y Papushado consiguen hábilmente mezclar géneros, siendo la cinta un film de terror, thriller y comedia slapstick. En este aspecto la cinta me recuerda a “Fargo” (de hecho, toda la cinta tiene un cierto tono a los Coen), que en parte también es una comedia oscura. Pero el film destaca más en su vertiente de thriller y torturn porn. Estos co-directores no son ningunos novatos, ofrecen una dirección firme, y aunque la trama no dice nada nuevo, es muy atrayente desde su secuencia inicial. Tres niños juegan al escondite y uno de los niños desaparece en el bosque. Después es encontrado muerto decapitado y con la ropa interior desgarrada. Secuencia que recuerda a “M” de Fritz Lang.
A lo largo del film el espectador nunca está seguro si el sospechoso, ese supuestamente humilde maestro de religión, es culpable o no. De hecho, la fachada de cobarde con la que presenta el actor Rotem Keinan a su personaje consigue que simpaticemos con éste por la triste situación en la que se ve. Si es inocente, los supuestos buenos de la peli (si tal cosa existe en esta película), el policía renegado y el padre coraje, estarán cometiendo una de las mayores injusticias.
Si por el contrario se demuestra que es culpable, nuestros deseos más oscuros se harán realidad. Sea lo que sea, la justicia no tiene cabida en esta historia. El ojo por ojo del Antiguo Testamento (resulta curioso que el supuesto infanticida sea maestro de educación religiosa) es impuesto por los dos protagonistas que se mueven por emociones y no por razones. Además, la imagen de “héroes” o “buenos” del film de estos dos está desdibujada por sus comportamientos. El policía parece más interesado en salvar su trabajo que en impartir justicia, mientras que el padre demuestra que lo único que quiere es venganza, más que quitar de en medio a un pedófilo.
La tensa situación se complica aún más con la inesperada llegada del anciano padre de Gidi (interpretado por Dov Glickman) que se involucra en las nefastas idas y venidas de los protagonistas. Así, Keshales y Papushado consiguen elevar lentamente la tensión de manera sutilmente brillante, entregada a una meditación inquietante sobre la moralidad.
A las intrincadas vueltas y sorprendentes giros de la trama, se le une la eficacia de las secuencias de tortura, que es bastante violenta, complaciendo a los fans del género de terror. Dichas torturas son veraces gracias a las excelentes actuaciones de los actores principales, especialmente Tzahi Grad, mientras que dichos giros nos llevarán a un sorprendente final. La venganza real desplegada en “Big Bad Wolves” está muy lejos de lo que alguna vez se sospecha.
7 comentarios:
Pues aquí si, me ha robado el corazón tu crítica y la quiero ver si o si pero ya!
Estupenda crítica Ted. Tengo unas ganas enormes de ver esta película de la que casi todos hablan maravillas. Le veo ciertas similitudes con la magnífica Prisoners, lo que hace que aumenten aún más las ganas por “hincarle el diente”.
Saludos!!!!!!!!!!!!
Curiosa sí señor, parece curiosa.
A mi "Rabies" lejos de parecerme entretenida, me resultó un cliché puro, pero con "Big Bad Wolves" parece que aprenden de errores pasado, y le dan una vuelca de tuerca a todo.
Tengo mucha curiosidad por esta cinta israelí.
saludos!!!
Pues a mi, que Rabies ya me pareció una propuesta súper interesante, ni os cuento esta después de tanta alabanza, aunque la realidad es que rara vez suelo coincidir con los gustos del jurado de Sitges, todo sea dicho.
Saludos.
Un film potentísimo, esto muy de acuerdo en casi todo lo que mencionas Ted. A mí me ha resultado una gratísima sorpresa, un producto endiabladamente entretenido y disfrutable. Pero reconozco que esta película modesta (en cuanto a presupuesto) israelí (que podría ser una versión bastarda y serie b de Prisoners, a mi juicio un fabuloso thriller) puede echar para atrás a más de uno con este tono constante de comedia negrísima a mitad de camino entre Luis García Berlanga y Álex de la Iglesia en una historia de venganzas y pederastas despiadados.
Saludos!!!!!!!!!!!
Menudo paso de gigante que han pegado Keshales y Papushado!!! La diferencia entre su primera "Rabies" y esta "Big Bad Wolves" es absolutamente espectacular. No hace falta que diga que a mi "Rabies" me pareció un conjunto de tópicos llevados al extremo, con un guión que remataba la faena, pero sí, lo diré ;)
El caso es que es precisamente el guión (y vuelven a ser los mismo directores los guionistas), lo que sobresale en esta película llena de mala leche, humor negro del que a mi me gusta y un trasfondo dramático a más no poder.
Todo esto, junto con una interpretaciones perfectamente convincentes, hacen de "Big Bad Wolves" una experiencia muy grata y una sorpresa, para mi, mayúscula, viniendo de quienes viene.
Y qué final, por Satán, qué final!!!
Saludos
No es la mejor película del año, como nos la intentaron vender, pero sí vale para pasar un buen malrato!
Me hizo echarme unas cuantas carcajadas, lo que dado el contexto tiene su mérito. Pero es que los gags de humor negro funcionan como un reloj.
Visualmente impecable y perfectos los actores. Todos ellos.
Muy interesantes las puyas políticas.
Y un final muy cabrón.
No entendí la banda sonora, tan exageradamente grandilocuente por momentos. Y a todo volumen. Y tratando de marcarme de manera muy poco sutil qué sentir en cada momento, cual risas enlatadas y oooohs en serie de televisión. Lo que me desagrada!
Y me sobraron las cámaras lentas sin justificación.
Pero nada de eso impidió que me divirtiese las casi dos horas que dura.
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