jueves, 26 de enero de 2017

Crítica: The Axe Murders of Villisca

Dicen que la realidad siempre supera a la ficción. Quizás por esto, el cine, a lo largo de su ya longeva y dilatada existencia, se ha nutrido de manera sistemática a lo largo de los años de dicha realidad para reconvertirla a la ficción. El género de terror no ha sido ajeno a esta tendencia y ha tirado de atroces crímenes perpetrados en la vida real para narrar historias alrededor del fuego una noche estrellada ante los atónitos ojos de un grupo de crédulos pubertosos. Uno de los casos más significativos, es sin duda el de los macabros sucesos acontecidos en Amityville, que terminaron traduciéndose por obra y gracia de Stuart Rosenberg, en una de las cintas de terror sobre casas encantadas, más populares, reconocidas e imitadas, de la historia del género: “Terror en Amityville” (“The Amityville Horror”, 1979).

Para su debut cinematográfico, el televisivo Tony E. Valenzuela escarba en los horrores mundanos del ser humano para desempolvar otro perturbador ejemplo de la maldad innata de éste. Para ello, se remonta al año 1912, para ser concretos, a la noche de un 9 de Junio cualquiera en la localidad de Villisca (Iowa). Dicha noche, la familia Moore, Josiah, Sarah y sus hijos Herman, Katherine, Boyd y Paul, así como dos amigas de la pequeña Katherine, que se quedaron a dormir en casa de los Moore aquella fatídica noche, fueron brutalmente asesinados en extrañas y a día de hoy, aun desconocidas circunstancias con un hacha. La policía encontró los cuerpos a la mañana siguiente brutalmente desfigurados, al igual que el arma homicida, un hacha propiedad del propio Josiah.

Esta es la historia real sobre la que se construye “The Axe Murders of Villisca” no sin generosas dosis de imaginación, pues los guionistas Kevin Abrams, Owen Egerton y el propio Valenzuela, optan, al igual que hiciera en su día Stuart Rosenberg, por convertir el drama de los Moore en un cuento sobrenatural sobre, por supuesto, casas encantadas. Algo sobre lo cual no queda la menor duda tras asistir al terrorífico prólogo del filme, por supuesto también, fuertemente deudor de la película de Rosenberg, en el cual el reverendo de la ciudad (basándose en una de las posibles teorías sobre el crimen, que apuntaban a la figura del reverendo George Kelly, sobre el cual se decía que estaba algo desequilibrado y que tenía tendencias pedófilas) poseído por una extraña fuerza, asesina a toda la familia hacha en mano.

En escasos setenta y siete minutos, Valenzuela se las ingenia para presentarnos a base de estereotipos, a los tres personajes protagonistas de las historia. El chico guapo de oscuro pasado, el inadaptado y poco popular amante de los misterios sobrenaturales, y la gótica de dudosa reputación, después de que haya corrido por la red, su affair sexual con uno de los matones del instituto. Los tres acabarán por la gracia del señor, enrolados en un tour en la vieja casa de los Moore, donde previo pago, un tipo les enseñará las estancias donde fueron cometidos los crímenes. Por supuesto, esto no será suficiente para nuestros chicos, quienes regresarán esa misma noche de manera furtiva y se colarán en la casa para grabar un vídeo sobre la posible presencia de espíritus en el interior.

Quien sobreviva al afilado filo de los créditos iniciales de corte telefilmero, los tópicos juveniles y la bochornosa banda sonora a base de sonoridades de corte independiente, se topará con una historia de casas encantadas para todos los públicos, estirada hasta el infinito y más allá a base de flashbacks del pasado, romances del tres al cuarto y diálogos reiterativos, al tiempo que las inevitables manifestaciones de ultratumba vayan haciendo acto de presencia para poseer a cada unos de los jóvenes. Proceso completamente estéril a ojos de todo aquel que tenga los huevos pelados de deambular por casas embrujadas mucho mejor tasadas que la de los Moore y es que en este caso mejor que en ningún otro, la realidad termina estando muy por encima de la ficción, en la que la película de Valenzuela no solo se queda muy lejos de la macabra naturaleza del relato de fondo, también termina aburriendo al espectador a pesar de la escasa duración del filme.

Poco tiene esta reimaginación de la brutalidad de los crímenes en los que se basa, de hecho, la película no contiene ni una sola escena subida de tono, abogando en todo momento por un terror de corte psicológico que huye en todo momento de grafismo alguno. Eso sí, los fantasmas de turno a modo de brillantes pegatinas digitales que no falten, no fuera a ser que algún espectador teenager se desconecte de la historia con tanta cháchara y atmósfera de saldo... y siempre que me topo últimamente con películas sobre posesiones me hago la misma pregunta: ¿Quién sería el lumbreras que pensó que unos ojos negros eran más aterradores que los clásicos blancos? Lucio Fulci se los arrancaría de cuajo con sus propias manos. Es como en esos videojuegos donde podías escoger el color de la sangre, entre rojo y verde, para que no pareciese tan violento. Mí no entender.

Con la de grandes momentos que nos ha regalado el hacha a los aficionados al cine de terror, mano ejecutora por excelencia que se ha convertido en reliquia que guardar dentro de una vitrina gracias a apariciones estelares en obras de culto empuñadas por personajes de ídem como “El Resplandor” (“The Shining”, Stanley Kubrick, 1980), “Posesión Infernal” (“Evil Dead”, Sam Raimi, 1981), “Noche de Paz, Noche de Muerte” (“Silent Night, Deadly Night”, Charles E. Sellier Jr., 1984) o “Hatchet” (Adam Green, 2006). Los Jack Torrance, Ash Williams o Víctor Crowley, se auto-operarían de fimosis hacha en mano, al ver el poco partido y trato vejatorio impuesto a tan ceremonial herramienta en la cinta de Valenzuela.

Nada de hachas y demás carnicerías golosas, todo lo contrario, una producción con tufo televisivo que podría haber firmado la misma Netflix (que visto lo visto en recientes experimentos fallidos como "Spectral" o "Soy la Cosa Bonita que Vive en esta Casa", mejor se dedique solo a producir series que es lo que sabe hacer) y que aboga una vez más, por el terror sobrenatural para todos los públicos y marcado tono teenager. Poco más a destacar de una película que valga la redundancia, no destaca en nada. Tópica, previsible y por supuesto, olvidable. Cuesta creer que de una historia tan truculenta, no se haya podido o sabido sacar una ficción en condiciones que en este caso, para lo único que da, es para debatir si a la gotiquísima de escaparate protagonista femenina le queda bien o no el pintalabios rojo. Y amigos, que no os digan lo contrario, a TODAS las mujeres les queda bien el pintalabios rojo, aunque también os lo digo, como a la mía, a ninguna.

Lo mejor: El prólogo (primer y único escarceo del filme con el terror) y los rojos labios de Alex Frnka y su gótica de pote.

Lo peor: Las lentillas negras y que nos intenten colar el enésimo telefilme como película de terror.


6 comentarios:

Missterror dijo...

Rector- Tela marinera con "The Axe murders of Villisca", tela marinera con rayitas anchas...Se veía venir y esto ya no tiene que ver con los prejuicios sino con esa intuición que te hace rechazar ciertas cosas, como cuando no comes algo porque sabes que no te va a gustar sólo con oír el nombre. A mi me gusta probarlo todo culinariamente hablando, pero los años pesan y la pereza cada vez puede más a la hora de enfrentarse a películas como estas, que como le pasaba a "Recovery", se convierten en anodinas del todo.
Hablar de "Amityville" es palabra mayor, este burdo intento de incomodar en una bonita casa es un fracaso en todos los aspectos. En su parte sobrenatural no impacta y es sumamente previsible. En su parte natural, desacertada, ya que las historias paralelas no aportan nada, no interesan una mierda y hacen que pierdas la poca tensión que puede crear la historia y esto no se salvaba ni con ojos blancos, que otra cosa no, pero " El Más Allá" tiene los mejores ojos del cine.

No estoy de acuerdo contigo, yo que hasta ayer también creía que los labios rojos le quedaban bien a todas las mujeres, encontré a la primera a la que no y no dejaba de parecerme increíble...

Claramente aquí escogieron el verde para la sangre, Rector. A ver si esto levanta el vuelo pronto, que vaya racha llevamos. No falla, comienza el año y uno se traga truño tras truño que hace que encares el año invocando a Black Phillip, luego, todo lo bueno se condensa en los últimos cuatro meses. ¿Cuánto queda para Sitges?

Saludos

El Rector dijo...

Missterror, yo como por desgracia carezco de esa intuición femenina, pues termino acercándome a cosas como esta y fíjate que a mi el título si me parecía sugerente del todo, como amante de casi todo aquello que lleve la palabra "Axe", jeje... pero sí, una vez más, me equivoqué. Podría haber sido peor, podría haber elegido "Ballad in Blood" para ver en Sitges ;)

De todas formas y aunque compartan puntuación, me quedo mil veces antes con esta que con "Recovery", al menos en el caso que nos ocupa, no he llegado a pasar vergüenza ajena en ningún momento... e, insisto, en que mantengo intacto todo mi apoyo a los labios de la protagonista, ya se sabe que para gustos, colores (rojos).

Mal inicio de año, para variar, menos mal que las cosas no son como comienzan, sino como terminan.

Saludos.

RONETTE PULASKI dijo...

Vaya ojito tienes Rector, casi como el mío con Bodom, que por cierto en ambas películas sucede la misma cosa: la historia real es bastante más interesante que la propia película. En cualquier caso, tengo esperanza, creo que éste será un buen año de cine.

El Rector dijo...

Ronette, ojo de halcón... y eso que siempre he sido más de Tony Stark :)

Ahora, también te diré que entre esta y la finesa, me quedo de largo con la primera, jeje.

Saludos.

Anónimo dijo...

Tendría que haberte hecho caso rector. Sin llegar al nivel de basura de las dos películas de netflix que comentas a cual mas lamentable, estos asesinatos del hacha son una soberana perdida de tiempo. Me encantaría leer por aquí sobre la cosa bonita de los cojones que he llegado a verla incluso en algunas listas de lo mejor del año pasado y se me ponen los pelos como escarpias.
Diego.

El Rector dijo...

Diego, pues claro ;)

Desde luego no seré yo quien hable de ese tostonazo para dormir a recién nacidos que es "Soy la Cosa Bonita que Vive en esta Casa". Tuve que vérmela en tres veces y creo que di cabezazos en cada una de ellas. Insoportable. Aun no me puedo creer que venga del mismo que parió esa maravilla que es "February". Queda claro que lo de Netflix no son las películas, porque "Spectral" también tiene un trago. Un telefilme de fin de semana por la tarde en Cuatro. Reconozco que no tuve narices de terminarla. ATROZ.

Lo de las listas de lo mejor y lo peor del año, tienen estas cosas, algunas pueden llegar a rozar lo escatológico ;)

Saludos.

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