Mítica película de los años 90 que quizá nunca lidere esas listas que enumeran lo mejor de cada género, pero que sí hay que reconocerle que es muy entretenida y que la mayoría de nosotros la hemos visto varias veces, al menos los que fuimos adolescentes en esa década en la que sonaba grunge de fondo. Fue la primera película dirigida por Ron Underwood, director que actualmente es más conocido por su trabajo en series como Héroes o Braindead, y supuso uno de los primeros éxitos de Kevin Bacon. Tuvo además varias secuelas, bastante lamentables dicen, pero ninguno de los dos volvería a participar en alguna de ellas. Quizá esto cambie en breve, ya que hay planes de recuperar la idea para hacer una nueva serie en la que repetiría Kevin Bacon como actor protagonista.
Con un argumento de serie B, esta película se convirtió en un auténtico bombazo de videoclub noventero. Qué tiempos aquellos en los que a veces era difícil alquilar una película porque, aun el videoclub disponiendo de varias copias, estaban todas alquiladas y había que ser paciente o iniciar una peregrinación por otros videoclubs hasta encontrar la película deseada. Tiempos en los que ir al videoclub era todo un rito que consistía en estar durante bastante tiempo curioseando carátulas o hablando con el dueño de las próximas novedades que estaban por llegar, y en donde los más audaces no perdían la oportunidad de darse un paseíllo por la estantería del porno.
La película recupera las producciones tan efectivas protagonizadas por monstruos gigantes que proliferó en los años 50 y 60, con títulos como La Humanidad en Peligro (Them! 1954) o el clásico The Blob (1958 y 1988), películas llegadas desde Asia, que aportó mucho a este tipo de producciones, como Gojira (1954) o Daimajin (1966), y que quizá tengan como pionera la película The Lost World (1925), basada en el libro de Arthur Conan Doyle.
El argumento de Temblores (1990) es sencillo y muy eficaz. En un pequeño pueblo de mala muerte llamado irónicamente "Perfection", situado en el estado de Nevada, empieza a desaparecer gente en las circunstancias más extrañas. Inexplicablemente, detrás de dichos acontecimientos están unos gusanos gigantes que se desplazan bajo la arena sigilosamente, a gran velocidad y con un apetito insaciable de carne humana.
¿A qué se debió su éxito? En mi opinión a los siguientes factores. Primero resaltaría un guión sencillo que está estructurado de una forma muy inteligente. Inicialmente nos va presentando a los personajes, a la vez que comienza a mostrar pinceladas de que algo extraño está empezando a suceder, y luego van adquiriendo protagonismo los gusanos gigantes con un ritmo muy adecuado, mostrando su potencial amenaza. Las escenas en la que se refugian en los tejados o en las rocas es el núcleo de la película, y consiguen convertir al desierto en una mar (en este caso de arena), transmitiéndonos la misma sensación que lo haría el estar flotando en el océano rodeados de tiburones. Y es esa sensación de que el miedo está debajo de nosotros y que puede salir a la superficie en cualquier momento para atacarnos, una de las principales características de esta cinta.
Otra factor es que el trío protagonista tiene una buena química y funciona bien, interpretado por Kevin Bacon, Fred Ward (Short Cuts, 1993) y Finn Carter. Decía el propio Kevin Bacon que cuando aceptó el papel, en el que era un momento inicial de su carrera, creyó que se iba a arrepentir de hacer una película de gusanos gigantes y que probablemente fuese el inicio del fin de si carrera. Pues bien, como él mismo comenta actualmente, nada que ver, fue un papel que le catapultó a la fama, y es que pese a sus muchas películas (JFK, Murder in the First, Apolo XIII, Sleepers, Mystic River), fue Temblores la que todos asociamos con él durante muchos años.
También los personajes secundarios están bien dibujados. Antes de empezar la acción cuida al detalle el quién es quién, para posteriormente explotar sus personalidades y utilizar sus virtudes a lo largo del desarrollo de la acción. Hablando de secundarios aprovecharía para destacar al actor Victor Wong, cuya vida fue muy interesante por sus relaciones con el mundo del arte y la literatura en unos años en los que la cultura o contracultura americana estuvo a la vanguardia. Estudió en el San Francisco Art Institute con el artista Rothko, en los años 50 tuvo relación con la Beat Generation, llegó a exponer en la famosa City Lights Bookstore de su amigo Ferlinguetti y también conoció a Kerouac en los 60, quien le dedica un personaje en su novela Big Sur. Entre su filmografía tiene títulos tan interesantes como: El Último Emperador, Manhattan Sur, El Chico de Oro, Golpe en la pequeña China, 3 Ninjas o Siete Años en el Tíbet. Además es el chino comerciante interpretado por Wong el que bautiza a los gusanos como Graboids, pasando a conocerse con este nombre a estas criaturas posiblemente inspiradas (según Wikipedia) en la mitología del desierto del Gobi y que, sin duda, parecen salidas de la literatura de Frank Herbert (Dune) o H. P. Lovecraft (Los Mitos de Cthulhu).
Habrá quien hoy en día la critique calificándola de película de sobremesa, ya que es prácticamente apta para toda la familia por su combinación de sustos con toques de humor, y también habrá quien mantenga que cae en varios tópicos en la caracterización de algunos de sus personajes, principalmente el del típico americano que tiene un búnker debajo de casa cargado de armamento (incluso dispone de escopeta con calibre para matar elefantes... en pleno desierto de Nevada, WTF?!).
En cualquier caso, todas estas peculiaridades y toques de humor están aquí de forma consciente, siendo una de las virtudes de esta película el hecho de que no es pretenciosa (nótese por ejemplo que no pretende buscar el origen de esos gusanos gigantes, ni entrar en teorías de quiénes somos, de dónde venimos o a dónde vamos que probablemente desvirtuarían la trama), siendo su finalidad principal el entretenimiento. Lo que consigue con gran personalidad, porque ésta es también la historia de dos perdedores a quienes la lucha por la supervivencia les puede suponer la oportunidad de reinventarse, de hacerse valer y de dejar atrás la monotonía de la cruda América profunda en la que están inmersos. El ansiado sueño americano capaz de encontrar, detrás de una amenaza, una nueva oportunidad.
Lo mejor: consigue explotar muy bien sus virtudes, por su forma de presentar los personajes y conducir la acción. Es un ejemplo de cómo sacar mucho rendimiento a una historia sencilla. Mención especial también para unos bichos que cumplen de forma convincente, alejados de los actuales e impersonales efectos digitales.
Lo peor: que hoy podría ser considerada una película de sobremesa, menor, por ser simpática y prácticamente apta para todos los públicos.
4 comentarios:
En 10 minutos NOVEDADES SITGES 50AÑOS. Programación.
Peli mala.
En los años 70, estuvo "Jaws". En los 80, "The Thing" y en los 90 estuvo "Tremors".
Esta película es una LEYENDA.
Soy muy fan de "temblores", muy muy fan. Como dice el comentario anterior, esta película es mítica y además ha envejecido de maravilla.
Creo que das en el clavo en dos aspectos fundamentales para el éxito de "Temblores": un guión sencillo pero no por ello plano o carente de interés. Una buena base y cuatro detallitos más y la diversión está asegurada. El otro punto fuerte es la asombrosa química entre los tres protagonistas. Yo reconozco que siempre he sido y sigo siendo muy fan de Kavin Bacon, pero es que este hombre siempre lo borda. Si tiene que entretener es el más divertido, si quiere que llores, lo consigue y cuando se pone en plan hijo de puta, tiene pocos rivales.
Los gusanos me acompañaron parte de mi adolescencia y todavía cuando veo un terreno árido, me resulta imposible no pensar que debajo de la arena están ellos y que están hambrientos!
Una de mis monster movies favoritas.
Saludos.
Totalmente de acuerdo con vosotros.
Anonimous, efectivamente es todo clásico de los 90 dentro del género. También soy muy fan de películas como Jaws, es una temática que disfruto mucho.
Missterror, sin duda marcó su época y ver un paisaje árido ya no es lo mismo después de ver Temblores. A Kevin Bacon ahora estamos más acostumbrados a verlo en papeles de malísimo, pero en esta haciendo de bueno se sale. Para mí la sencillez siempre tiene un sentido totalmente positivo, ya sea en el cine o en otros ámbitos. El que sabe lo que hace y lo tiene claro, hace las cosas sencillas (que no es nada fácil). Saludos!
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