EL RECTOR NOS HABLA SOBRE EL PECULIAR DEBUT DE CLAYTON WITMER, DONDE NO QUEDA CLARO SI QUERÍA ATERRARNOS O DEPRIMIRNOS
Una pequeña y tranquila población allá por la tierra de las oportunidades (a no ser que seas negro, claro), un tipo solitario con una vida apacible (quizá, demasiado) y una extraña criatura arácnida que una noche cualquiera, éste se encuentra en el interior de un ciervo muerto en medio de la carretera y se llevará a casa vaya usted a saber la razón. A partir de ese momento, la susodicha crecerá, escapará y comenzará a cargarse a los lugareños. Si uno lee esta pequeña sinopsis, seguramente piense en “The Arbors” (2020), lo nuevo, lo primero más bien, de Clayton Witmer, como en un nuevo bocado random para los amantes de las monster movies. Cuidado con esto, pues la hostia puede ser épica.
“un thriller de terror de marcado carácter psicológico que nos cuenta una fábula macabra sobre las raíces, muchas veces, convertidas ya sea de forma consciente o no, en cadenas que nos atrapan a algo”
Hecho ya el primer aviso para navegantes, que “The Arbors”, más allá de las apariencias, tiene más bien poco de monster movie, al menos de una convencional o de aquello que uno podría entender por una serie b de corte fantástico con “monstro”, apuntar que en principio, esto tampoco tendría que entenderse como algo negativo. En realidad, la sorpresa, en un cine tantas veces mecanizado como es el de terror, es algo que uno debería tomarse con cierto entusiasmo, yo el primero. Y no negaré, que la ópera prima de Clayton Witmer cumple en dicho apartado. Sorprender, sorprende. No le quitaremos ese mérito.
Nos encontramos ante un thriller de terror de marcado carácter psicológico que nos cuenta una fábula macabra sobre las raíces, muchas veces, convertidas ya sea de forma consciente o no, en cadenas que nos atrapan a algo, en este caso, a un lugar. Clayton utiliza esta idea junto a Chelsey Cummings (co-guionista) para dar forma a una metáfora al respecto encarnada en la criatura, siendo esta la representación carnal de ese arraigo desmedido (enfermizo, diríamos algunos) que el personaje protagonista siente hacia su pueblo natal y su propio pasado. El relato nos deja clarinete la disyuntiva de Ethan (Drew Matthews) en su relación con el resto de personajes de la historia, en especial con una ex-novia del pasado que en su día “voló del nido” en busca de nuevos horizontes y que ahora regresa, de manera temporal, a la vida de Ethan, a pasar unos días de visita, por aquello de recordar viejos tiempos. La contraposición de ambos personajes, escenifica cuasi de manera pornográfica las dos visiones de la realidad o maneras de entender la vida que el filme plantea.
“una racanería de diálogos y sobre actuación de silencios que se antojan excesivamente artificiales como para que se sientan orgánicos, creíbles”
La idea resulta interesante. Puede que alguno le venga a la memoria la controvertida “Possum” (2018) de Matthew Holness, con la cual es fácil hallar algún que otro parecido razonable. La ejecución ya es harina de otro costal. Tres problemas principales lastran la propuesta: su duración, su personaje protagonista y el confuso libreto. Lo primero, un handicap de quita y pon que suele utilizarse a conveniencia, que en este caso, sí considero a todas luces una losa inasumible para el espectador y que no tiene tanto que ver con las casi dos horas de metraje (al final, el tiempo es relativo), como con los otros dos puntos mencionados, un personaje el de Ethan, y el guion, que se afean y retroalimentan en ese viaje solo de ida hacia los pantanosos terrenos de la incoherencia, por no decir de la gilipollez.
Me gusta el tono de la película, incluso lo encuentro de lo más apropiado para enmarcar las circunstancias de Ethan. Triste, melancólico, pesimista. Hablamos de un tipo solitario que apenas se relaciona con las gentes del lugar (su hermano y la familia de este) y que vive, solo, en una casa cercana al hogar en el que nació. Lo que ya cuesta más de digerir es la extrema apatía y desgana que este transmite a lo largo de toda su interpretación, algo que además, parece contagiarse y se hace extensible al resto de personajes, en una racanería de diálogos y sobre actuación de silencios que se antojan excesivamente artificiales como para que se sientan orgánicos, creíbles. Con el modo funeral activado desde el minuto uno y aplicado en todas y cada una de las situaciones que propone la película, cuesta cojón y medio acceder a una historia que precisamente, por su naturaleza, debería darle al espectador todas las herramientas necesarias para ello. Y la estocada definitiva a todo esto, viene dada por un guion tan mal desarrollado en todo lo que tiene que ver con la relación hombre-monstruo, esa especie de vínculo grotesco que se crea entre ambos, que es imposible encontrarle sentido a NINGUNA de las decisiones que toma nuestro protagonista.
“Clayton Witmer (responsable también de los FX) ha optado por el photoshop nivel usuario en lugar de por algo de corcho y látex para dar vida a su monstruo. El resultado está ahí. Un bicho sin alma y ridículo”
En medio de semejante berenjenal, lo del diseño de la criatura y sus escalofriantes efectos digitales, queda casi en un segundo plano, casi. Hablamos muchas veces del daño que han hecho este tipo de recursos al genero, yo el primero. Y en ocasiones somos injustos, ya que recrear según que empresas faraónicas, sin duda requieren de este tipo de recursos y en muchas ocasiones, incluso sale bien. Pero uno se acuerda de lo que por ejemplo, hizo un post-adolescente San Raimi y su pandilla de amiguetes en “Evil Dead” (1981) juntando un puñado de pagas semanales y se pregunta porqué diablos en pleno año 2021 alguien como Clayton Witmer (responsable también de los FX) ha optado por el photoshop nivel usuario en lugar de por algo de corcho y látex para dar “vida” a su monstruo. El resultado está ahí. Un bicho sin alma y ridículo, en el que se antoja demasiado parentesco con cualquiera de las aberraciones que pululan por todas esas producciones de serie Z de sobremesa que se cascan The Asylum y similares adalides del terrorismo cinematográfico.
Me gusta el concepto, me gusta la idea de “engañar” al espectador para intentar ofrecerle una experiencia diferente a la esperada. No le quiero quitar a “The Arbors” ningún mérito en este sentido. Se agradece también el intento de dotar a la película de cierta profundidad, de invitar a que el respetable vaya armando las piezas de la broma y quien sabe, si al final, incluso pueda llegar a sacar alguna conclusión que relacione lo que ha visto, lo que le han contado, con su propia realidad. “The Arbors” sin duda propone todo esto, pero los PEROS, pesan demasiado. Dos horas de melancolía sintética con embudo se antojan demasiado "pal body". Molan los WTF! A mí por lo menos, pero siempre desde la mesura, si se me permite la contradicción.Y todo ello, bajo un marco, el del terror psicológico, que si algo requiere para su buen funcionamiento, es de un mínimo de verosimilitud. Y aquí no abunda.
Lo mejor: El loable intento de querer contar algo con un poco de fondo en su condición de rara avis dentro de las ¿Monster movies?
Lo peor: Lo mal que lo hace. Apática, larga y con un diseño, el de la criatura, antagónico con el tono “serio” de la película.
7 comentarios:
La hostia habría que pegársela al protagonista, menudo muermo de tío XDXDXD Llevas toda la razón sobre la película, aburrida no, lo siguiente y el bicho da vergüenza.
Vender como monster moviendo un drama psicológico más que sorpresa me parece una canallada. Solamente esa mención a The Asylum me ha hecho santiguarme más rápido que un cura loco y huir de The Arbors lo más lejos posible... Por no hablar de esas dos horas, que sin haber visto nada de la película, ya se me antojan excesivas.
Saludos!
Anónimo, igual hubiera sido una mejor idea hacer al protagonista por ordenador... habría dado la misma vergüenza que el monstruo, pero seguro que les habría salido más expresivo que el de carne y huesos :)
Krueger, imagínate una de The Asylum... seria y profunda, con mensaje. Lo se, no puedes. Supongo que esta "The Arbors" es lo más parecido que te vas a poder encontrar. Por si algún día buscas una experiencia "diferente".
Saludos.
Aburridísima experiencia! Entiendo que la apatía tenía que ser el rasgo principal del protagonista pero como dices, el personaje se come a la película y esa apatía se contagia al resto de individuos, a las situaciones y al espectador. Es incluso deprimente.
Encima, yo no he visto esa ambigüedad que tú das por hecho. Para mí hay suficientes elementos que indican que esto no es un "Alta Tensión" y que monstruo arañil, haberlo haylo ;)
Otro tema peliagudo que haces muy bien en poner de manifiesto es el rácano diseño de la araña y la pobreza de efectos especiales.
Un tostonazo de casi dos horas :(
Un abrazo.
Missterror, yo es que esa ambigüedad, es a lo único que puedo aferrarme para intentar encontrarle algo de sentido al guion de la película. Otra cosa que ya no tengo clara y que sí te puedo comprar, es que esta, no sea premeditada y que venga dada por la confusa y torpe narrativa. Pero que sea como sea, está ahí, me parece algo irrefutable.
Y es que en el fondo, hay elementos suficientes como para que uno/a pueda decantarse hacia cualquiera de las dos teorías. En mi caso, veo más indicios, por cantidad, de hacerlo por el reverso psicológico que por el real. Que cada cual vea, juzgue y saque sus propias conclusiones... si puede.
Saludos.
la sensación que me ha dejado la película es la misma que si los responsables de The Asylum hubieran contratado a Jaime Rosales para dirigir una monster movie. Rector, estoy muy de acuerdo contigo en que la intención no es mala, pero es muy tedioso. Y la idea de jugar con la ambigüedad sobre el verismo de todo, que creo que podría haber sido la parte más interesante de la película, queda tan diluida que no acaba de funcionar... Y es una lástima.
Mención a parte lo del monstruo... es de vergüenza ajena. Como los trajes de los científicos que visitan la casa natal del protagonista: si alguno lleva mascarillas compradas en el bazar chino de debajo de su casa.
Mister Moloko, la torpeza del guion hace que en algunas partes, esa ambigüedad sea más un acto de fe por parte del espectador, que algo pretendido por los responsables. Estoy convencido de que era esa la idea, pero joder, lo hacen tan mal que al final hasta le queda a uno la duda. Que no sea por ambigüedades :)
Lo del bicho aun me parece más grave. ¿Tanto cuesta currarse algo medio apañado que no sea por ordenador? Más, cuando este es un "pequeño detalle" tan sensible para el aficionado al género.
Saludos.
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