miércoles, 4 de agosto de 2021

Crítica: Skull: The Mask

ASTINUS NOS HABLA SOBRE EL SLASHER BRASILEIRO CON DENOMINACIÓN DE ORIGEN DE ARMANDO FONSECA Y KAPEL FURMAN


Skull the mask póster
Hay pocas películas dentro del cine de género que hayan indagado dentro de las culturas precolombinas. Si sacamos de la ecuación el mito de La Llorona, que hunde sus raíces en tradiciones mesoamericanas relacionadas con deidades locales, lo cierto es que apenas nos queda algo. Y es una pena, porque el filón en torno a las narrativas ancestrales propia de las culturales prehispánicas da mucho de sí (es siempre un buen momento para recomendar el libro de Mariana Enríquez Nuestra Parte de Noche, que podría adaptarse a la gran pantalla sin mucha complicación y que explora, precisamente, dichas leyendas) En todo caso, el cine de terror latinoamericano ha tendido a reiterar fórmulas norteamericanas de éxito o, en su defecto, a tratar temáticas oscuras más relacionadas con el presente, como el cine argentino y mexicano han demostrado en los últimos años en los que han salido auténticos joyas como esa “Vuelven” (2017) de Issa López donde el realismo mágico custodiaba la entrada a un mundo tan pesadillesco como real. 


“centra parte de su temática en ofrecer una panorámica diferente que pueda resultar original dentro de unos códigos de sobra conocidos, sobre todo cuando hablamos del subgénero slasher” 


slasher brasileño
Ese mundo de dioses y lenguas olvidadas entran en constante lucha con la recuperación de las tradiciones locales dentro de las propias culturas indígenas, que piden devolver el protagonismo perdido a su legado. Dentro de las amplias manifestaciones culturales el cine da la sensación de no haber ofrecido todo lo que puede dar de sí, y en esta tesitura es agradable encontrar propuestas como “Skull: The Mask” (2020), que más allá de su calidad, al menos centra parte de su temática en ofrecer una panorámica diferente que pueda resultar original dentro de unos códigos de sobra conocidos, sobre todo cuando hablamos del subgénero slasher

La película brasileña no arranca bien. El preludio nos pone en situación de forma rápida y algo accidental, con personajes excesivamente sobreactuados y con litros de sangre que podrían haberse usado con algo de más maestría. Alternar planos rápidos para ofrecernos un discurso coherente en acciones complejas de mostrar sin un presupuesto elevado requiere de dosis de originalidad que aquí no existen, y esto será algo común a todo el metraje. Da la sensación de que, incluso siendo un producto de serie B, hay campo para haber hecho mucho más. Y eso que la película, como la trama, va mejorando con el paso de los minutos. 


“El carnaval de sangre y vísceras no es tan portentoso como uno espera, lo que también acrecienta la frustración del espectador” 


cine de terror brasileño
Noventa minutos son tiempo suficiente para contar una historia y aquí encajan bien para que el filme, pasado su tramo inicial, no decaiga en ningún momento. Y eso es lo mejor que tiene la cinta de Armando Fonseca y Kapel Furman (también ambos a la batuta del guion); entretiene y no se para en situaciones dramáticas que no aportarán nada al producto final, aunque haya cierta sensación de historias que no se cierran y paralelismos que podrían funcionar mejor si uno de los dos personajes principales se eliminase directamente. La historia gira en torno a una máscara maldita que guarda un poder demoníaco y que posee un cuerpo para sembrar el caos y la matanza. ¿Cómo detenerla? La historia nos coloca a dos personajes que no se conocen de nada y que irán avanzando a distinto ritmo: la primera es una policía que no termina de convencerse de que algo así pueda existir, encontrando pruebas que le lleven ante la verdad; el segundo es un tipo que ya conoce de sobra la leyenda sobre la máscara y que intentará por todos los medios ritualísticos frenar su influencia. Ambos papeles, lejos de colaborar, no terminan de encontrarse hasta el final, y no seguiremos contando nada porque hay cierta sorpresa que no deja de ser atrevida. 

máscara demoníaca
En medio de ambos personajes está la máscara, verdadera protagonista de la película con la capacidad de poseer un cuerpo para convertirlo en un Jason Vorhees (las referencias son evidentes) resistente a todo tipo de armas, golpes e insultos, con una fuerza inusitada y una maravillosa capacidad de usar un intestino (sí, un intestino) para enrollarlo en tono a sus víctimas y sesgar miserablemente sus vidas. El carnaval de sangre y vísceras no es tan portentoso como uno espera, lo que también acrecienta la frustración del espectador que espera, ya que el plano técnico no termina de ser medianamente aceptable, ver litros de sangre en un festival de sesos falsos y agua con colorante. Ni mucho menos. Las escenas escabrosas están seleccionadas con una mano y el viraje de la película hacia el slasher más prudente hace que pierda empaque en una división en la que, realmente, poco puede competir


“Skull: The Mask es un producto con demasiadas carencias para resultar de mucho interés su visionado, salvo que tengas un afán obsesivo por el slasher” 


gore brasileño
Con todo, la caracterización del villano está bien, y algunos primeros planos a la máscara nos recordarán a “Jeepers Creepers” (2001) o “Friday 13th” (1980), incluyendo ese barrido lento a todo el cuerpo sangriento que invita a pensarse dos veces el hecho de enfrentarse a semejante mole. El resto del elenco no termina de cuajar entre personajes sobreactuados y otros con tan poca chicha que restan al producto completo. El retrato de estos también sobra: vemos reflejos del pasado que, finalmente, quedan en nada, ahondando en esa sensación de producto inacabado o con demasiadas ideas perdidas.

brasileña sexy en Skull the Mask"
El plano técnico de la película se pierde en la inoperancia de muchos pasajes anodinos y no termina de ser funcional en las escenas de tensión, donde la alternancia de planos rápidos da cierta sensación tan infantiloide como el comportamiento de algunos personajes. Y es curioso, porque hay dos escenas en la película que llamarán la atención por lo exquisito de su trato en lo que parecen más chispas de ingenio que un don para esto de la dirección. “Skull: The Mask” es un producto con demasiadas carencias para resultar de mucho interés su visionado, salvo que tengas un afán obsesivo por el slasher o seas un auténtico experto en cultura precolombina. Los personajes no están bien construidos, no ofrece todo el gore que podría y, aunque el ritmo es bueno y la película no sufre ningún bajón, sigue sin resultar especialmente interesante o atractiva su oferta. Viendo la nacionalidad del filme, no puedo dejar de pensar en “Bacurau” (2019) que, si bien se aleja de la temática, es un excelente exponente de género para el país.


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