Crítica: The Manor

ASTINUS NOS HABLA SOBRE EL REGRESO AL GÉNERO DE TODA UNA CLÁSICA DEL TERROR COMO BARBARA HERSHEY

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Última entrega de la nueva conjunción de películas de terror producidas por esa alianza de nombre Welcome to Blumhouse, en la que la productora y Amazon Studios desarrollan cintas de una calidad media baja, algo que podemos afirmar cuando hemos visto esta segunda tanda que, en general, son bastantes peores que aquellas que aparecieron por 2020. Si, por lo común, aquellas se dejaban ver y poco más, estas cuatro obras han pasado todavía más desapercibidas, quizás no tanto por una falta de presupuesto como de una secuencia de incapacidades a nivel técnico y narrativo en la que se salva, y solo en ocasiones, el reparto. Hay que tomar nota de ello para el futuro, aunque algo nos avisa en el mundo del celuloide que cuando segundas partes no son buenas, o se corta el grifo lo que está por venir será peor incluso. Ejemplos tenemos miles, aunque los que somos fans de las antologías siempre tenemos ese reguero de esperanza al que nos abrazamos con tal de equivocarnos. 

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“funciona mejor como thriller de suspense, y asistimos a dos primeros tercios donde las desapariciones y misterios alrededor de esta conforman una red que llama la atención del espectador” 

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Y eso que hay que empezar señalando que “The Manor” (2021) es la mejor de las cuatro, no tanto por sus capacidades innatas como por demérito de las demás, todo sea dicho. En su defensa hay que decir que es el producto más compacto, equilibrado y elegante, donde la breve duración juega a su favor tanto como el fichaje estrella que protagoniza la misma, una veterana Bárbara Hershey que aparece en pantalla en los prácticamente ochenta minutos de metraje defendiendo un papel hecho a su medida. En “The Manor” nos situamos en la vida de Judith, que sufre un derrame cerebral en una fiesta junto a su familia. Deciden, viendo las afecciones de esta, ingresarla en una residencia de mayores con todo tipo de lujos y, aunque al principio todo parece ir bien, poco a poco las cosas comenzarán a ponerse turbias para nuestra protagonista. En su búsqueda de la verdad descubrirá el clásico secreto terrible, con todo lo que ello conlleva. 

La película parte de dos elementos que conjugan entre ellos constantemente: de un lado, la reflexión sobre la ancianidad y este tipo de espacios para mayores, donde la vida parece transcurrir en una mezcla entre la parsimonia y los tratamientos para tranquilizar a sus habitantes, con toda la crítica que se hace hacia esa mala interpretación de los cuidados a partir de medicamentos y falsas sonrisas; por otro lado, se describe la situación vulnerable a la que se enfrentan esas personas precisamente, normalmente abandonadas por sus familiares que buscan una salida fácil a un problema complejo. Esto lo encarna perfectamente bien la protagonista, una mujer de carácter fuerte, lucida y con el inconformismo propio de alguien que se siente lo suficientemente sana como para no necesitar una atención que no desea. Aunque a veces de forma torpe, la película describe con acierto esta mescolanza de discursos en su primera mitad especialmente, donde asistiremos a un ritmo algo lento pero agradable, al que sumaremos ese toque inoportuno a veces, otras muy forzado, de un elemento sobrenatural que parece atacar a la protagonista, en este caso una especie de figura andrógina arbórea que da los cuatro sustos de siempre, demasiado arquetípicos para que puedan suponer escalofrío alguno. 

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“cuando se descubre todo el pastel, asistimos a un final que no dejará indiferente. En lo personal, resulta demasiado poco ambicioso, sorpresivo negativamente (sobre todo la última secuencia)”

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Llegados a este punto, la película funciona mejor como thriller de suspense, y asistimos a dos primeros tercios donde las desapariciones y misterios alrededor de esta conforman una red que llama la atención del espectador, aunque el problema radique precisamente en lo poco trabajada que está. Podría haberse extendido mucho más a través de otras líneas de guion, y no centrarse en la clásica línea del no me crees/te creo, en la que se mueven con pesadez los diálogos entre el quiero y no puedo (el nieto, bonachón y algo perdido de la vida, que la cree, luego no, luego sí), resultando demasiado tedioso. 

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“no es una buena película, pero es la mejor película de esta nueva compilación de Welcome to Blumhouse. Si eso es suficiente para verla dependerá de cada uno” 

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Es cierto que, cuando se descubre todo el pastel, asistimos a un final que no dejará indiferente. En lo personal, resulta demasiado poco ambicioso, sorpresivo negativamente (sobre todo la última secuencia) y con una puesta en escena demasiado chapucera, ya no solo en lo técnico sino también en la pobreza de unos diálogos que no están, de nuevo, a la altura. Seguramente merezca más por lo original del momento, pero no todo vale para sorprender. Además, es demasiado corto, obtuso y poco satisfactorio. Cuando te quieres dar cuenta, han colocado unas risas finales y cerrado el telón. O los plazos se les acababan, o se quedaron sin dinero demasiado pronto. No hay más explicación. 

La fotografía es elegante, sobria, con un tono apagado que funciona muy bien para el producto. También lo serán algunos planos rodados con efectividad, sobre todo en su trabajo en las perspectivas de los personajes, en los que disfrutaremos de alguna mínima secuencia bien desarrollada, no tanto en las apariciones del bichejo como en las muestras de demencia de algunos personajes del reparto. Más allá de eso, todo es funcional y cumple sin más. Lo mismo sucede con las interpretaciones, con un reparto bien escogido donde brilla la incombustible Barbara Hershey, a quien conocemos por ser la fantástica protagonista de “El Ente” (1982), una obra maestra, y las dos primeras entregas de “Insidous” (2010, 2012) Todo el peso de la película recae en ella, defendiéndolo con acierto y poniendo el acento en un trabajo expresivo adecuado con el personaje. 

“The Manor” no es una buena película, pero es la mejor película de esta nueva compilación de Welcome to Blumhouse. Si eso es suficiente para verla dependerá de cada uno, pero no deja de ser un producto asequible de una antología menor, con una historia tradicional de final sorpresivo, en la que disfrutaremos más del misterio que de las pocas escenas turbias, de la reflexión inacabada sobre pasar los últimos días de nuestra vida en una residencia o de los dramas familiares que ello acarrea.