MISTER MOLOKO NOS HABLA SOBRE EL ESPERADO NUEVO TRABAJO DE UNO DE LOS GRANDES ADALIDES DEL GIALLO ITALIANO
Aún recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vi una película tuya. Fue a mediados de los ochenta en uno de esos cines de barrio donde, por un módico precio, podías gozar de un programa doble de lo más variopinto. La película era “Phenomena” (1985) y tengo que confesarte que, como se dice ahora, me volaste la cabeza. Voy a ser completamente honesto contigo: tu película y el visionado, unos meses después, de un programa triple compuesto por “Basket Case” (1982), “Nueva York bajo el terror de los zombis” (1979) y “Pesadilla en Elm Street” (1984) (te juro y perjuro que ese sueño húmedo de cualquier aficionado al cine de terror lo pude disfrutar yo en el cine Verdi de Barcelona, cuando aún era una sala de reestreno, durante unas fiestas de Gracia), forjaron mi afición por el género. Tú, Dario, eres parte de mi memoria emocional cinéfila y uno de los culpables de mi amor absoluto e incondicional por las películas de terror.
“A tu favor debo decir que la película no llega a los grados de morosidad y roña artística a la que nos habías acostumbrado durante los últimos años de tu carrera”
Los meses posteriores a tu descubrimiento me los pasé visitando el mítico videoclub Instant de mi barrio para sumergirme en tu obra. Me encantó, con sus más y sus menos, tu trilogía animal; aluciné completamente con tu obra maestra “Rojo Oscuro” (1975); me maravilló “Suspiria” (1977) y tu inmensa capacidad para crear imágenes fascinantes e impactantes a pesar de (o gracias a) un guion que era un puñetero sin sentido; me gustó mucho el tono que le supiste dar a “Inferno” (1980) aunque era evidente que te había faltado algo de presupuesto para que fuera una película redonda; y disfruté como un marrano con “Tenebre” (1982), film que, con todas sus carencias, revisito a menudo y es uno de mis múltiples y variados placeres culpables.
Un par de años después pude gozar en pantalla grande de tu pantagruélica “Opera” (1987), una película con la que lograste fascinarme gracias a tu desmesurado barroquismo e imaginería. Sé que la crítica especializada te puso a parir en su momento, pero es que sólo por esa imagen de Cristina Marsillach con los alfileres en los párpados ya mereces entrar por la puerta grande en el olimpo de los maestros del terror. Fíjate hasta donde llegaba mi entrega por tu cine: en un viaje a Roma, una de mis primeras actividades una vez aterrizado consistió en buscar por toda la ciudad una edición en DVD de “El síndrome de Stendhal” (1996), película que entonces no había forma humana de ver en España. Todavía la guardo como oro en paño.
Pero, como sucede con casi todos los romances (aunque sean cinéfilos) llega un momento en el que empieza a aparecer la rutina, la previsibilidad y el tedio. Y eso me pasó contigo. Ya tuve una primera pequeña decepción con “Trauma” (1993), pero es que lo que vino después fue un viaje inexorable hacia la decepción y el desafecto. Y es que cintas como “El fantasma de la ópera” (1998), “Insomnio” (2001) o “¿Te gusta Hitchcock?” (2005) me fueron alejando progresivamente de ti. Tengo que confesarte que la ilusión volvió a materializarse gracias a esa “Jennifer” (2005) televisiva donde adaptabas con excelente pulso narrativo el magistral cómic de Bruce Jones y Bernie Wrightson. Yo esperaba que después de ese proyecto volviera mi Dario, retornara ese director al que la coherencia de las historias se la traía al pairo pero que era capaz de embrujarme con sus imágenes y composiciones. Pero no sólo no volviste, sino que el futuro fue cada vez más deprimente. Decepciones como “La tercera madre” (2007) o “Giallo” (2009) sólo eran la antesala de la tragedia; en 2012 perpetraste un horror fílmico llamado “Drácula 3D” con la que, incluso los más irreductibles como un servidor, perdimos por completo la fe en ti. ¡Dario… cómo pudiste hacernos eso! ¡Cómo te atreviste a filmar algo así! Recuerdo que tras el visionado de la película apague el reproductor de DVD, miré al infinito con una mezcla de tristeza, indignación y nostalgia y exclame, no sin desazón: Dario… ¡Vaffanculo!
“Los que aún admiramos tu obra pretérita (desgraciadamente cada día más pretérita) aún aspiramos atisbar entre tus fotogramas a ese creador de imágenes fascinantes que un día fuiste”
Y pasaron 10 años. En ese tiempo revisite aquellas obras tuyas que me habían fascinado y olvidé las que habían provocado que se perdiera nuestra magia: siempre me quedarán, pensaba, esas maravillosas películas que antaño hizo y el recuerdo del gran director que fue. Pero un buen día me entero de que estás a punto de estrenar en el festival de Berlín tu nuevo film. Su título era “Occhiali Neri” (“Dark Glasses” en inglés) y esas dos palabras provocaron que mi corazón diera un pequeño vuelco. Me preguntaba: ¿Y si ha vuelto por la puerta grande? ¿Y si en todos estos años ha recapacitado y nos volvemos a encontrar con la mejor versión de sí mismo?
No voy a negártelo, admirado maestro, en algún momento incluso pensé: “seguro que la película es buena”. Suponía, iluso de mí, que en Berlín no presentaban cualquier truño por mucho que lo Hubiera dirigido una leyenda viva; que esas cosas sólo pasaban en Sitges. Y, como acontece con aquellos viejos amores con los que te reencuentras tras mucho tiempo separados, la nostalgia y la curiosidad fueron superiores a lo que me decía mi intuición. Por ello, en cuanto puede acceder a la película me senté cómodamente en el sillón esperando la magia.
“Esa muerte inicial de la prostituta, el salvaje ataque del perro o la primera persecución en coche son, con diferencia, de lo mejor que has filmado en los últimos años”
A tu favor debo decir que la película no llega a los grados de morosidad y roña artística a la que nos habías acostumbrado durante los últimos años de tu carrera. Reconozco que has contado con un presupuesto muy ajustado, que a un casting muy flojo (a la protagonista le falta un hervor interpretativo, tu hija se ha limitado a ir a fichar a la oficina y lo del niño chino es directamente de juzgado de guardia) se le une tu habitual pereza a la hora de dirigir actores y que a estas alturas del partido no te vamos a pedir que tus guiones tengan un mínimo de coherencia y sentido. Te concedo todo eso.
Lo que tus seguidores esperamos es que nos epates con tus imágenes poderosas; queremos ver esa pomposidad tan tuya capaz de convertir un asesinato en toda una obra de arte del exceso, el barroquismo y la desmesura. Los que aún admiramos tu obra pretérita (desgraciadamente cada día más pretérita) aún aspiramos atisbar entre tus fotogramas a ese creador de imágenes fascinantes que un día fuiste; la mano del profeta del plano imposible; el pulso del hacedor de encuadres que resultan prodigiosos, aunque bordeen el ridículo; al genio de la opulencia narrativa. Pero, desgraciadamente, poco de eso vemos en tu última película. Y eso que el arranque prometía, que la banda sonora de Arnaud Rebotini funciona tan bien como si la hubieran compuesto los mismísimos Goblin y que parecía que por fin habías recuperado la esencia de tus mejores Gialli. El problema es que, tras esos diez minutos iniciales que me llenaron de gozo y dicha, todo se diluye como un azucarillo y la película se convierte en un producto carente de fuerza y garra. Sólo te pondré un ejemplo: cuando veía toda la parte rodada en la zona boscosa, no podía evitar recordar ese mítico sketch de la Monty Python en “El sentido de la vida” (1983) en el que el sargento interpretado por Michael Palin le preguntaba a sus soldados si tenían algo mejor que hacer que desfilar plaza arriba y plaza abajo. Bien, pues aquí cambiamos la plaza por el bosque y el resultado es más o menos el mismo. Y así, bosque arriba y bosque abajo, se pasan la mujer ciega y el niño chino media hora de los escasos 80 minutos de la película. Querido maestro, que la historia no daba para más… ¡pero alargarla de esa manera tan absurda! Eso es impropio de ti.
Voy a pasar de largo tu intento de auto homenajearte en la secuencia de las serpientes. Lamentablemente ni Ilenia Pastorelli es Daria Nicolodi ni tú, otrora idolatrado maestro, estás ya para muchos trotes. También voy a perdonarte que nos des a uno de los villanos menos carismáticos de tu filmografía. E incluso te disculpo por una pelea a tres que, de puro ridícula y mal filmada, provoca vergüenza ajena. Y te lo perdono todo porque más allá de un guion moroso, un montón de defectos más que evidentes, de mostrar desnudos gratuitos (¿Con la edad no te nos estarás volviendo un viejo verde?) y de un final tontorrón hasta el paroxismo, durante algunos momentos, en determinados instantes puntuales, se vislumbra todavía la sombra del gran director que una vez fuiste. Esa muerte inicial de la prostituta, el salvaje ataque del perro o la primera persecución en coche son, con diferencia, de lo mejor que has filmado en los últimos años.
Ya lo ves Dario: tus seguidores nos conformamos con muy poquito.
Fdo. Un admirador que, aunque reconoce que en los últimos años se lo has puesto francamente difícil, todavía espera que hagas esa gran película que suponga tu testamento cinematográfico definitivo.
6 comentarios:
Te aplaudo el valor, Mr. Moloko, pero para mí Argento ya se ha faltado el respeto a sí mismo bastante. Esta vez no pienso picar y después de leer tu crítica menos aún. Merci!
Yo que no tengo a Argento en tan alta estima (quitando "Phenomena", no me atrevería a destacar en exceso ninguna otra obra suya -no, tampoco "Suspiria"-), me acerqué a esta su última empresa, por puro morbo. Morbo y curiosidad por descubrir si podía superar (para mal) lo perpetrado en cosas como "Giallo" o "Drácula 3D". Y si bien la respuesta es un rotundo no, lo cierto es que considero que "Occhiali Neri" no pasa de película discreta, muy discreta. En lo personal no se me hizo tan insufrible como las susodichas y es cierto que tiene algunos pequeños destellos (la bochornosa secuencia de las serpientes aun no tengo claro si colocarla en el debe o en el haber de la obra, conociendo el gusto de Argento hacia lo absurdo) de romanticismo, en el supuesto que como en el caso de Mister Moloko, uno sea un enamorado del Romano, pero como tampoco sería el caso, pues eso, en Sitges puede liar la mundial :)
Saludos.
Muy de acuerdo!
El cine de Argento parece llevar mucho en tiempo de descuento, y todo lo que nos dè ya es un extra, hasta hoy mediocre y discreto. Algo màs parece ya muy improbable, ojalà.
Hola a todos
Lamentablemente, estoy de acuerdo con todos vosotros: lo de Argento parece que ya no tiene remedio. Y es una lástima ya que, peso a lo que ha hecho últimamente, es un hombre que merece su sitio en el olimpo de los maestros del terror. Creo que se tendría que haber retirado hace mucho tiempo.y no haber manchado su imagen de esta manera.
Respecto a la película, no deja de ser un título mediocre. Se atisban (muy en la ontananza y si la miras con buenos ojos) alguna cosita, pero poco más. Reconozco que probablemente la he valorado con más generosidad de la que debía ya que Argento es una debilidad personal, pero es muy frustrante ver en que ha quedado su carrera.
Saludos a todos
Qué bonita carta, Moloko! Hay mucho respeto y agradecimiento en cada línea que has escrito. Tu historia con Argento es muy especial porque él fue tu iniciador, el responsable de tu pasión por este cine. Esos lazos son muy especiales, por eso tiene que ser tremendamente difícil decir abiertamente que lleva casi tres décadas viviendo de rentas antiguas y sin nada que aportar.
Yo no soy especialmente fan del giallo, ni de Argento. Reconozco la belleza del ojo con el que Argento mira y sin duda, es un creador de estética única y atmósfera indiscutible, pero a nivel argumental son catastróficas.
De entre todas sus películas, me quedo con "Phenomena" y después "Suspiria", (aunque creo que el remake es superior a la película original).
Es de agradecer que no se despidiera del mundo del cine con "Dracula 3D" y que haya querido enmendar, pero mucho me temo que "Occhiali neri" es bastante chunga. No es el desastre de sus últimas películas, pero anda muy cerca.
Una vez más tenemos una historia simplona y aun así maltratada. No hay planificación y no hay suspense ni chicha. Lo que sí hay son argentadas como la escena de las serpientes (absurda y descontextualizada por completo), la horrible pelea a tres, la eterna persecución por el bosque y un villano indigno de cualquier película de terror. Lamentablemente "Occhiali neri" no tiene carisma alguno y es mejor despedirse con esto que con el espanto de "Dracula 3D", pero estarás conmigo, Moloko, que esta despedida ha tenido que ser amarga para ti también por mucho que le regales ese aprobado.
Un abrazo.
Pues si Missterror, lo mio con Argento fue amor a primera vista. Y más allá del giallo, lo que siempre me ha interesado de el es su capacidad para crear imágenes, para lograr esa mezcla de locura alucinada que a mi personalmente me fascina. Pondre un ejemplo: estoy de acuerdo contigo que como película, la "Suspiria" de Guadagnino es mucho mejor.. pero ciertas imágenes que compone Dario en su versión logran fascinarme aún a día de hoy. Es ese barroquismo lo que me atrae de su cine. Y si, ya hace muchos años que perdió el norte. Imagino que se hizo mayor y no supo canalizar su talento en otras historias y acabó sindo víctima de su legado. No lo sé. Pero, al Cesar lo que es del Cesar, a mi me ha dado grandes momentos cinéfilos a lo largo de mi vida.
Saludos
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