Crítica: Shepherd

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE EL FOLK HORROR DE RUSSELL OWENS, QUIEN REGRESA AL FARO SMALLS TAL Y COMO HICIERA ROBERT EGGERS

---

Russell Owen, el director galés de la interesante (y, injustamente, mínimamente distribuida) “Welcome to the Majority” (2013), vuelve a las historias sobre aislamiento y folk horror donde parece encontrar su mejor versión, tras un paseo por el subgénero de zombies más gore y festivo que supuso “Patients of a Saint” (2019). En “Shepherd” (2021), el director y guionista nos adapta una reimaginación de los sucesos del Faro Smalls (los mismos acontecimientos que inspiraron “El Faro”, de Eggers) contándonos la historia de Eric Black, un hombre que acepta un puesto de pastor en una isla remota con la intención de recuperarse de la muerte de su mujer. 

---

“A pesar de las similitudes que la unen con la película de Eggers, lo cierto es que la propuesta de Owens se desmarca rápidamente de su antecesora. La película opta por un estilo mucho más maximalista y de reminiscencias góticas” 

---

Sin embargo, la soledad y las condiciones extremas, sumadas al precario estado mental de Eric, hacen que se vaya sumiendo poco a poco en la paranoia y la depresión. Además, algo parece estar acechándole en la isla, algo que busca que Eric confronte algunos secretos sobre su pasado. 

A pesar de las similitudes que la unen con la película de Eggers, lo cierto es que la propuesta de Owens se desmarca rápidamente de su antecesora. La película opta por un estilo mucho más maximalista y de reminiscencias góticas, que se apoya en un imaginario reconocible muy deudor de Allan Poe, tanto en simbolismo (esa figura negra, similar a una parca, que le acecha en sueños) como en ambientación, una de las fuertes bazas de la película. Owen y Richard Stoddard (director de fotografía) enfatizan la sensación de agorafobia y aislamiento aprovechando los paisajes que ofrece la Isla de Mull, cuyas laderas amplias, deshabitadas y cubiertas de niebla, aumentan (paradójicamente) la sensación de angustia del protagonista. 

---

“Owen y Richard Stoddard (director de fotografía) enfatizan la sensación de agorafobia y aislamiento aprovechando los paisajes que ofrece la Isla de Mull” 

---

Así mismo, la película cuenta con un estupendo diseño de sonido que tiene un papel fundamental: se destaca cada chasquido en la hierba, el azotar del viento, el crepitar de la lluvia en las ventanas o cada sonido inesperado dentro de la vieja cabaña, que logra un sobresaliente efecto atmosférico con el que se nos hace imposible no dejarnos envolver por la experiencia del protagonista. 

---

“casi todo el peso de la película recae sobre los hombros de Tom Hughes, que interpreta a la perfección a un hombre cuya salud mental se desmorona devorado por la pena y la culpa” 

---

Al mismo tiempo, y como parte de esa estampa gótica que propone la película, “Shepherd” se ampara en un elenco muy limitado de personajes, algunos de los cuales representan arquetipos reconocibles dentro de la estética gótica. Destaca la operadora de barco interpretada por Katie Dickie (maravillosa, como siempre) y la madre de Eric (Greta Scacchi), una mujer ultrareligiosa que consigue generar verdadero pavor (spoiler: la escena en la que acude a la cabaña de Eric es sencillamente estupenda fin spoiler). Sin embargo, casi todo el peso de la película recae sobre los hombros de Tom Hughes, que interpreta a la perfección a un hombre cuya salud mental se desmorona devorado por la pena y la culpa. Imposible no ver en su personaje una versión humanizada del protagonista de “El corazón delator”.

Narrativamente, la película se guarda algunos giros de guion (unos más esperables que otros) que añaden ritmo a la propuesta y derivan en un final bastante convincente que genera inquietud y desasosiego. En conjunto, la película de Owens deja algunas estampas muy memorables (como la escena de las ovejas, hacia el final, o la mencionada escena con su madre) que sitúan la película como una muestra muy interesante dentro de la filmografía del director.