jueves, 9 de marzo de 2023

Crítica: The Return of the Living Dead

ALONZO SIN BRAZOS NOS HABLA SOBRE UNO DE LOS MÁS ICÓNICOS TÍTULOS QUE HAYA DADO NUNCA EL CINE ZOMBIE, EL FIRMADO POR DAN O´BANNON


La década del 80, si a cine de terror nos referimos, es probablemente la más prolífica. Numerosas producciones poblaron la cartelera brindándonos la posibilidad de descubrir una nueva visión que, aunque distendida, no dejaba de lado las inquietudes del periodo y seguía haciéndose eco de los debates que agitaban el clima social. En estos términos es que, en 1985, se estrena “The return of the iving dead”, que descarta la rigidez que había caracterizado a los zombis hasta ese entonces y se dispone a reescribir las peculiaridades que definían a los muertos vivos, sobre todo, teniendo como guía a las cintas de George Romero


“O’Bannon se sirve de varias escenas que terminaron siendo icónicas y algunas decisiones argumentales que, en definitiva, redefinieron el subgénero” 


En 1968 “The Night of the living dead” ve la luz y cambia para siempre la historia del horror. La novedosa mirada ofrece un realismo y una virulencia casi inéditas. Modifica las percepciones, sacude a los clásicos y los relega al desuso. Obviando el tradicional origen vudú, se nos presenta a los resucitados como máquinas de matar sin ningún tipo de conciencia o raciocinio y nos exhibe un nuevo espacio en el que el miedo se vuelve doméstico, traslada la intimidación hasta nuestra puerta y expone una nueva posibilidad: quienes nos rodean, nuestras familias y amigos, son potenciales amenazas. 

Al fin y al cabo, no hace más que captar el espíritu del momento, agitado, desafiante y minado de alteraciones más o menos traumáticas. El inesperado éxito propició una serie de secuelas que con el correr de las entregas empezaron a hundirse en una dinámica panfletaria y por demás verbosa, en especial, desde el debut de “Day of the dead” (1985) y llegando al colmo en “Diary of the dead” (2007). Por esta razón, podemos percibir como acertada la descontracturada mirada que Dan O’Bannon, director y guionista de “The Return…”, le otorga a su realización y que corta con la solemnidad que empezaba a hacer mella en la saga original. Pero ¿Por qué referirse a la obra de Romero como ‘’saga original’’ si son dos franquicias diferentes? 


“uno de los finales más deprimentes de la década, que persigue un carácter similar al de la crónica de Romero, pero aumentando la actitud irónica” 


Básicamente, porque “The Return…” se revela como una continuación alternativa a “The Night…” abriendo una nueva línea en la trama, consciente de la existencia de ésta y proponiendo un ejercicio meta que se anticipa (con o sin intención) 25 años a los multiversos que invaden la pantalla contemporánea. Entonces tenemos una empresa de suministros médicos en cuyos sótanos se encuentran los restos de los seres que ‘’inspiraron’’ a Romero para concebir su film. El torpe accionar de dos empleados, libera de los barriles contenedores un gas llamado trioxina capaz de revivir a los difuntos.

Desde ya la cuestión no es demasiado innovadora, sin embargo, O’Bannon se sirve de varias escenas que terminaron siendo icónicas y algunas decisiones argumentales que, en definitiva, redefinieron el subgénero. Por ejemplo, los reactivados hablan. Este recurso, que en algunos puntos se vuelve reiterativo, nos regala el rasgo más sobresaliente de la película: la incorporación del famoso ‘’cereeebros’’. Los reanimados necesitan consumir sesos para mitigar el dolor que provoca el deceso. Este elemento, tan simple como forzado y eficaz, caló tan hondo en el imaginario popular, que borró de un plumazo con las reglas diseñadas por Romero y se convirtió en uno de los aspectos más célebres de la cultura zombi. No obstante, a pesar de la relevancia, es probable que sea un asunto que se interprete como trivial producto del tono satírico. De cualquier manera, apuntar a “The return…” como una experiencia pasatista puede llegar a ser desacertado. Si bien se nutre de los modos de un decenio reconocido por cierta superficialidad y se abre camino a través de la brecha marcada por “Children shouldn’t play with dead things” (1973) o “The Evil Dead” (1981) que combinaban muertos vivos/poseídos, con iguales dosis de vísceras y sarcasmo, también se dispone, como dijimos al comienzo del texto, a conectar con los temores coyunturales. 


“se distingue entre una multitud de películas por su habilidad para fusionar humor y truculencia con una pericia pocas veces vista y supera con talento el obstáculo usual para este tipo de combinación: la estupidez” 


El terror establece un refugio inmejorable para los realizadores críticos en tiempos conservadores, la falta de perspicacia de los sectores reaccionarios permite que creadores ingeniosos expongan sus preocupaciones de forma más o menos velada. Dicho esto, y más allá de los propósitos de los involucrados, cabe aclarar que la atmósfera de una etapa influye indefectiblemente sobre las expresiones, por ende, los 80’s dotaron a sus referentes de una indestructibilidad, que, en el caso de los ‘’villanos’’, resulta apocalíptica y que tiende a replicar la esencia de una era destacada, entre otras cosas, por el incremento de las tensiones bélicas y el inicio de nuevas epidemias. En el caso que nos compete, y en sintonía con lo antes dicho, los zombis son invulnerables. No solo son ágiles y parlantes, valga la paradoja, también son inmortales. No basta con desactivarles el sistema nervioso. Por eso es que la única solución posible, el único remedio, es el uso de la fuerza militar aun en desmedro de los inocentes. Así tenemos uno de los finales más deprimentes de la década, que persigue un carácter similar al de la crónica de Romero, pero aumentando la actitud irónica y signando la tendencia de los necrófagos por venir. 

Por otro lado, y para terminar de completar el cuadro, tenemos un conjunto de secuencias emblemáticas entre las que despuntan la aparición de Tarman y el primer ‘’cerebros’’ de la historia, los muertos saliendo de la tumba para atacar a Linnea Quigley, por supuesto, su baile sobre la tumba que la encumbra como la scream queen definitiva. Todo esto, por si fuera poco, animado por The Damned, TSOL y The Cramps, entre otros integrantes de la BSO y, obviamente, The Trioxin Theme, uno de los temas más reconocibles del lapso. En resumen, “The Return of the Living Dead” se distingue entre una multitud de películas por su habilidad para fusionar humor y truculencia con una pericia pocas veces vista y supera con talento el obstáculo usual para este tipo de combinación: la estupidez. Adelantada en muchos puntos, se hace de los clichés de la época para transformar el universo zombi a fuerza de sangre, parodia, sexo y Punk Rock. Como debe ser.


9 comentarios:

Missterror dijo...

No necesito pensarlo ni un segundo, "The return of the living dead" junto con "Day of the dead" son las dos películas de zombis que más me han marcado. Ambas comparten una atrevimiento que para mí fue fundamental: en ambas se logra una empatía con el zombi/infectado que pillaba al espectador con la guardia baja y daba la vuelta al relato. En mi caso, esta percepción de lo que ocurría en pantalla cuando "la muerte dolía" o cuando Bub mostraba alguna pauta humana, ha sido, de lejos, lo que más me ha interesado de este subgénero. El recuerdo de esos dos personajes y esas dos miradas tan sumamente tristes me ha acompañado siempre.
Obviamente el subgénero zombi es vasto y se ha tocado desde muchos puntos de vista. Sé que hay un buen número de propuestas que han tocado la perspectiva del zombi, pero en mi opinión nunca se se ha conseguido traspasar al espectador la sensación de vacío como lo hicieron "The return of the living dead" y "Day of the dead", pese a su pretendido carácter despreocupado.
Creo que "The return of the living dead" es una película prácticamente perfecta. Lo tiene todo. Es divertida, tiene su parte chorra y mamarracha, es visceral, también tiene su parte de texto liviano y de repente, se pone profunda. Jugó con todos los elementos que se pusieron a tiro y no sé fue algo estudiado o fruto de la casualidad, pero Dan O´Bannon consiguió que 1985 fuera un año clave para el subgénero zombi.
Has clavado todo lo que comentas en tu crítica, Alonzo.

Un abrazo.

Alonzo sin brazos dijo...

Hola Missterror! Por lo que leo en tus reseñas calculo que tenemos mas o menos la misma edad. Por eso no considero casual que mi caso sea parecido al tuyo. Tanto The Return, como Day fueron las primera pelis de zombis que vi y, si, a mi también me marcaron ( Tengo que incluir Dawn de Romero, para mi, la mejor peli del subgénero). Es muy interesante tu apreciación acerca de la ''humanización'' de los muertos que plantean ambas obras y que suman ese aspecto identificatorio que , hasta ese momento, era prácticamente inexplorado. Los 80 fueron un momento hermoso para entrar en el género, los que tuvimos la suerte de vivirlo pudimos hacerlo, a mi modo de ver, a través de la puerta grande.
Un abrazo.

El Rector dijo...

Yo también declaro mi amor eterno hacia "The Return of the living Dead", junto a "Day of the dead" y en otra tesitura, el remake de Savini del clásico de Romero del 68, mis tres películas clásicas de zombies favoritas (luego vendría lo de Snyder).

Muy de acuerdo con el análisis y de nuevo, nos encontramos ante otro ejemplo perfecto de lo que es conjugar terror con comedia, de como se puede hacer lo segundo sin caer en la estupidez, aportando trasfondo e incluso incomodando al espectador. Una película atemporal que se continua disfrutando hoy, igual que en aquellos mágicos ochenta. Y para colmo, con otro inolvidable como Clu Gulager por un lado y por el otro, con la que posiblemente sea una de las escenas más icónicas del fantástico Linnea Quigley mediante.

Tres años después Ken Wiederhorn intentó repetir hazaña, pero siendo la suya una cinta muy divertida (y emulada hasta la saciedad en años venideros), quedó muy lejos de los logros de O´Bannon, gran cineasta, guionista y patrimonio eterno del género.

saludos.

Alonzo sin brazos dijo...

¡Hola Rector! En su momento disfruté muchísimo con la segunda, a partir de este articulo, volví a ver la saga y debo decir que la memoria me jugó una mala pasada. Comparto que quedó muy lejos de la primera entrega. Pero, por el contrario, la tercer parte, dirigida por Yuzna, me gustó mucho mas que cuando la vi en su momento, eso si, sin el humor que venía caracterizando a la franquicia. Las dos últimas partes (Necrópolis y Rave nosecuanto) Me parecieron un despropósito.

RoloS dijo...

Alonzo comparto cada palabra de tu critica. Que películón que es esta cinta, es digna de llevar a un bunker en caso de apocalipsis (del tipo que sea).
Cuando la vi de niño, estos zombies me aterraron porque son una plaga imparable, su invulnerabilidad e inteligencia los vuelve casi estrategas militares, (vean las escenas donde se esconden para esperar a los paramedicos y a los policias en el cementerio), realmente muestran la posibilidad de arrasar con la vida en la tierra con facilidad.
Otra cosa que me dejo mal sabor de boca es el zombie derretido del sótano, que asco me generó y por ende que maquillaje lograron con el mismo.
Me parece que la vuelvo a ver este fin de semana.
Un abrazo.

Alonzo sin brazos dijo...

Hola Rolos! Si, es un peliculón. La aparición del zombi del sótano, junto con tantas otras escenas, es antológica.
Un abrazo.

Victor dijo...

Una joya de película, tan divertida y macabra a partes iguales.
Un saludo

Alonzo sin brazos dijo...

Hola Victor! Si, en general parece uno de los rasgos mas destacados, mantener la cuota humorística sin caer en lugares comunes.
Saludos!

Ted dijo...

La carne y la comida basura pueden ser la mejor solución al anísaki de Alíen el octavo pasajero. El cine Zombie engorda y nos vuelve hiperactivos, incluso nos puede matar, pero no duele, ni al bolsillo ni al cuerpo. Por eso volvemos.

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