domingo, 14 de julio de 2024

Crítica: La Captura del Pelham 123

SHAGGYFARACHE NOS HABLA SOBRE "LA CAPTURA DEL PELHAM 123". EL THRILLER SUBTERRÁNEO DE JOSEPH SARGENT


Es una mañana rutinaria en el metro de la ciudad de Nueva York, los usuarios esperan pacientemente en el andén la llegada del próximo tren, el Pelham 123. Durante el trayecto, cuatro hombres silenciosos, todos ellos con bigotes prominentes, enormes paquetes, vestidos con voluminosos abrigos y luciendo sombreros de diferentes modelos y colores, ingresan al Pelham 123 en diferentes estaciones y se aglomeran en el mismo vagón, justo en donde se encuentra el conductor. 


“uno de los mejores thrillers de suspenso policial de todos los tiempos y que nos regaló a uno de los mejores villanos de la historia del cine reciente” 


Y entonces de una manera inesperada, de los voluminosos paquetes sacan ametralladoras automáticas, detienen el tren y se apoderan de uno de los vagones iniciando un secuestro sorprendente. Cuentan con 17 rehenes a bordo, y si en una hora no les entregan un millón de dólares en billetes de baja denominación, matarán a uno de los rehenes por cada minuto que se demoren las autoridades en desembolsar el rescate, lo que desencadena un auténtico maremágnum en toda la ciudad porque el tiempo corre de manera inflexible, la policía necesita un milagro para entregar el dinero a tiempo y no parece haber manera de detenerlos. 

Esta es la sinopsis de “La Captura del Pelham 123” (1974), considerado uno de los mejores thrillers de suspenso policial de todos los tiempos y que nos regaló a uno de los mejores villanos de la historia del cine reciente

La construcción de una pesadilla bajo tierra 

Basado en el Best Seller homónimo del afamado escritor John Godey, los productores Gabriel Katzka y Edgar Scherick se hicieron rápidamente de los derechos de la novela y contrataron a Peter Stone, un experimentado guionista que supo sacarle lo mejor a la novela de Godey añadiendo elementos que incrementaron el atractivo audiovisual de la potente historia, y a Joseph Sargent, un director con talento que ya había demostrado su experiencia dirigiendo varios capítulos de “El Agente de CIPOL” y “Lassie”. 


“requirió de un auténtico trabajo infernal bajo tierra, Sargent y los productores se preocuparon en seleccionar un elenco idóneo para la historia” 


En el área técnica se hicieron de los servicios de Owen Roizman en la dirección de fotografía y del dúo Gerald Greemberg y Robert Lowett en la edición, quienes supieron exprimir al máximo los juegos de luces y sombras en los oscuros túneles y mantener la necesaria tensión en el tempo narrativo. Por último, no debe dejarse de lado la ecléctica e interesante música compuesta por David Shire, quien jugó con una composición ideal para mantener la emoción y el dramatismo en los momentos claves. 

Se trataba de todo un reto tanto de infraestructura y logística porque exigía locaciones reales subterráneas de la ciudad de Nueva York y la Autoridad de Transporte de la gran manzana estaba muy reacia a prestar sus instalaciones a una producción que pretendía simular un secuestro bajo tierra por el miedo de que la película estimulara a verdaderos criminales a llevarlo a cabo. Luego de pacientes negociaciones, en donde se incluyó el pago de un seguro antisecuestro de 75 mil dólares más 275 mil dólares de alquiler, los productores obtuvieron un permiso para filmar en instalaciones abandonadas desde los años 40s, lo que obligó al equipo de producción a reconstruir todo por completo para dar la apariencia de decorados y áreas de uso moderno. Además del inmenso apoyo logístico y de infraestructura que requirió de un auténtico trabajo infernal bajo tierra, Sargent y los productores se preocuparon en seleccionar un elenco idóneo para la historia. La primera gran sorpresa fue la escogencia de Walter Matthau, un experimentado actor de drama y comedia, en el papel del teniente Garber, un astuto oficial de la Autoridad de Transporte que debe hacerle frente a los criminales y a la infernal burocracia neoyorkina. Para el cuarteto de secuestradores se escogieron a las entonces jóvenes promesas Héctor Elizondo y Earl Hindman, al veterano Martin Balsam y al gran villano de la función, Robert Shaw, en el papel del implacable y misterioso líder de los secuestradores. 


“en 2001 ingresó en la selecta lista del American Film Institute como una de las mejores películas de acción dramática de todos los tiempos” 


Y el resultado no podía ser más sobresaliente, en donde a lo largo de 100 minutos el espectador se mantiene al borde del asiento sintiendo el paso del tiempo con el corazón en un puño. 

Una mezcla genial de humor negro y tensión insoportable 

Algo muy interesante de resaltar es que tanto Stone como Sargent supieron equilibrar de una manera efectiva y eficiente la gran carga de humor negro que posee la historia junto con la enorme y creciente tensión que por momentos parece insoportable. La novela de Godey supo explotar ciertas tensiones raciales existentes en la entonces Nueva York de 1971, pero la hábil dirección de Sargent evita que se conviertan en un elemento que distraiga al espectador y lo emplea en momentos de comicidad que no se sienten forzados y que ayuda a la tensión del momento (algo que luego Tarantino sabría llevar a niveles sencillamente geniales). 

Al principio la escogencia de Walter Matthau despertó dudas debido a su escasa experiencia como héroe de acción, pero este experimentado neoyorkino probó estar a la altura del compromiso mezclando la veta cómica propia de su experiencia con Billy Wilder con el pulso de un hombre sensible cuya única misión es salvar la vida de los rehenes. También resaltan Martin Balsam en el papel del acobardado secuestrador, Lee Wallace en un pequeño pero divertido papel como el burocrático e incompetente alcalde de la ciudad y Héctor Elizondo como el más peligroso de los secuestradores. Pero sin duda alguna, el que se lleva todos los honores es Robert Shaw en una actuación sensacional en el papel de Míster Blue, un misterioso oficial británico retirado y luego convertido en mercenario de guerra que lidera el audaz secuestro y que está dispuesto a todo. Cabe señalar que luego Shaw alcanzaría fama mundial en el papel del rudo capitán Quint en la legendaria “Tiburón” (1975) de Steven Spielberg (quien por cierto fue uno de los cineastas que se barajó durante la preproducción para dirigir esta película). 

Un clásico que supera la prueba del tiempo 

A pesar de las buenas reseñas y de la aceptación de la crítica especializada, la película no despertó mucho éxito en recaudación, e irónicamente, fue un exitazo de taquilla solo en aquellas grandes ciudades alrededor del mundo donde el sistema de transporte subterráneo era masivo. Sin embargo, luego de 50 años de su estreno, la película se mantiene fresca e impactante y con la tensión y el suspenso intactos manteniendo su calidad y envejeciendo como el buen vino, tanto es así, que en 2001 ingresó en la selecta lista del American Film Institute como una de las mejores películas de acción dramática de todos los tiempos y considerándose, además, un auténtico clásico del cine estadounidense.


2 comentarios:

Art0rius dijo...

Clasicazo de tensión que no se cuantas veces me lo vi de jovencito! Creo que va tocando revisión! Muchas gracias por la crítica.

Anónimo dijo...

Yo prefiero Los fantasmas no pueden hacerlo

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