El voyerismo es sin duda, uno de los delitos más comunes entre nosotros. Pero me parece que es muy fina la línea que no hay que pasar… La línea entre el delito y algo “inocente”.
Según la RAE, un voyerista es quien “disfruta contemplando actitudes íntimas o eróticas de otras personas”.
Yo nunca he hecho eso, diréis. Bueno, puede, o puede que no. ¿Cuántas veces cuando nos sentamos en una terraza lo hacemos de cara a la gente para “ver”? Claro está, eso no es un ámbito privado, es la calle. Aunque esto me parece un poco subjetivo. Sí, es la calle, pero la gente está haciendo algo para ellos mismos a para quienes les acompañan. Están leyendo, conversando, besándose… Y tú les miras, les quieres mirar, te entretiene. Otro día te asomas al balcón a fumar y miras, miras desde arriba, sin que te vean sin que sepas que estás ahí.
Vemos como en antena triunfan una y otra vez formatos televisivos tales como Gran Hermano, cuyo único atractivo es ver cómo vive e interactúa un grupo de personas. Voyerismo puro y duro, pero legal. Y ahí está el matiz, en que la persona observada sea consciente y esté de acuerdo con la situación.
“Víctor Zarcoff, director y guionista de la cinta, nos da en esta obra una de cal y una de arena. La idea, aunque poco original, no es mala y puede resultar efectiva”
En este caso tenemos a una joven pareja que espera a su primer bebé y que quieren una casa donde formar tranquilamente su familia. Alquilan una casa a un siniestro hombre que, a pesar de lo repulsivo de su apariencia, les da buenas condiciones. Hasta aquí todo normal (ni acordarme quiero de algunos caseros de mi época estudiantil). El problema está en que la casa viene con regalo, el casero es en realidad un perturbado que les ha llenado las habitaciones con cámaras y que pasa el rato observándoles desde su madriguera.
“La cinta sube un poco el nivel con la elección de Neville Archambault para el papel de Geralt, el casero. La caracterización y la interpretación son perfectas dentro de la sobreactuación que el personaje requiere”
Digamos que estamos ante lo básico que precisamente por serlo, cumple con los estereotipos.
La cinta sube un poco el nivel con la elección de Neville Archambault para el papel de Geralt, el casero. La caracterización y la interpretación son perfectas dentro de la sobreactuación que el personaje requiere. El personaje no nos da asco por cómo se comporta o por lo que hace, nos da asco y punto. Me he tenido que remontar a “El ciempiés Humano 2”, y a mi querido Martin, para encontrar un villano tan repulsivo.
“el bajo nivel de los diálogos hace que en algunos momentos nos sintamos como que estamos ante un telefilm”
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