Ridícula. Esta es la primera palabra que me viene a la cabeza al intentar describir la historia que Hery Jacobson plasma en pantalla. Ridícula sigue siendo la palabra que solo puedo utilizar para describir la interpretación de Sean William Scott, la de Mariela Garriga y la de Dale Dickey. En definitiva, la de los tres principales actores de esta película. Y absurda, la forma en la que solo puedo referirme a la relación entre madre (Marie interpretada por Dale Dickey) e hijo (Evan Cole interpretado por William Scott).
“William Scott se dedica durante casi todo el metraje por no decir todo, a poner cara de póker, a apretar la mandíbula”
Si a todo esto le sumamos algunos momentos ciertamente ridículos (El momento contracción y parto con esos flashbacks es muy difícil de superar) y una historia que podría haber dado mas juego pero que se queda en nada, nos encontramos ante una muy decepcionante cinta, ante otra película de la Blumhouse que no está a la altura de lo esperado (Tampoco pasa nada, no todas las cintas de esta productora tienen ni pueden funcionar perfectamente).
Evan valora a la familia por encima de todo, o por lo menos que la relación entre padres e hijos sea la más correcta posible. Si eso no sucede, este saca a relucir su violenta personalidad.
Puede que al espectador le llame la atención la sinopsis de esta película, puede que la escena inicial de la misma le lleve a este a pensar que va a encontrarse con una cinta que tiene mucho que ofrecer y puede que ver a Seann William Scott interpretando a un psicópata sea un motivo mas que suficiente para ver la cinta de Jacobson. Craso error. Y solo puedo definirlo usando esa expresión. Porque William Scott se dedica durante casi todo el metraje por no decir todo, a poner cara de póker, a apretar la mandíbula. El actor parece que se ha quedado en la primera lección del manual acerca de como interpretar a un psicópata, no ha profundizado más, no ha dado a su personaje ningún tipo de matiz (Esto puede ser achacable tanto a él como al director, pero lo que queda claro es que a Evan Cole se le podía haber sacado mucho mas juego) resultando totalmente plano, básicamente como la película.
“Jacobsen muestra ideas, pero pasa por ellas demasiado deprisa, sin profundizar, todo se queda en la superficie”
Porque la escena inicial se queda prácticamente en eso o como mucho en un recurso que se repite, la violencia de esta cinta resulta muy light. Podría pensarse que esta es mostrada así en pantalla para dejar paso al peso dramático, psicológico de la historia, pero esta parte de la misma, vital para entender al protagonista y su forma de ser, acaba por no funcionar. Jacobsen muestra ideas, pero pasa por ellas demasiado deprisa, sin profundizar, todo se queda en la superficie.
La Blumhouse vuelve a producir una película cuya historia no posee mucha lógica. Si en ‘El sótano de Ma’ (2019) nos encontrábamos con un grupo de jóvenes que iban a beber al sótano de una extraña a la que acaban de conocer, aquí nos encontramos con un desequilibrado que trabaja ayudando a chavales con problemas. Mi mas sincera enhorabuena a aquel que decidió que alguien como Evan Cole podría dedicarse a ese trabajo, como tenga tan buen ojo para el resto de personas que ha contratado, ese instituto puede darse por jodido (Siento utilizar este lenguaje pero no hay otra manera de decirlo).
“no parece que esta no se tome demasiado en serio a sí misma sino todo lo contrario”
No sabemos muy bien a que juega Jacobsen, si por el uso de la música compuesta por Trevor Gurekis, la fotografía, los viajes nocturnos del protagonista y su dificultad para expresarse quiere hacer de Evan Cole un nuevo Driver, si quiere explorar la psique de una mentalidad perturbada y los elementos disparadores que hacen que su lado mas violento salga a la luz, o si simplemente quiere hacer pensar al espectador que su película tiene mas fondo del que parece.
Sea cual sea el juego, sean cuales sean sus motivaciones (y siempre pensamos que son buenas), ‘Bloodline’ no lo consigue. No hay manera humana de tomarse esta película mínimamente en serio.
Creo que es imposible no ver esta película sin que al espectador se le escape alguna sonrisa (Por lo ridículo, por la vergüenza que siente al ver lo que ve) porque no parece que esta no se tome demasiado en serio a sí misma sino todo lo contrario, y esa es una losa de la que es muy difícil desprenderse. Muy decepcionante.
Lo mejor: La fotografía.
Lo peor: Los tres protagonistas.
2 comentarios:
Nada que añadir a la crítica y más que justa la puntuación. Cuando pienso que gaste uno de mis cartuchos en Sitges para esto me dan ganas de abofetearme fuerte. En find...
En un festival como Sitges te puedes encontrar con agradables sorpresas y otras no tanto.. esta 'Bloodline' es un claro ejemplo de lo segundo. La verdad es que entiendo perfectamente su sensación, gastar uno de los cartuchos y encontrarte con esto es una mierda, pero a priori tampoco pintaba mal... Es el consuelo que nos tiene que quedar...
Un Saludo
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