EL RECTOR NOS HABLA SOBRE LA UNA VEZ MÁS, TRAUMÁTICA MIGRACIÓN DEL CORTO AL LARGOMETRAJE, ESTA VEZ, TIJERA EN MANO
Peluquera durante diez años previo a pasarse al noble arte del cine, como guionista, actriz, productora y directora, Jill Gevargizian se presenta en este Sitges 2020 como abanderada de ese nuevo amanecer dorado de la mujer dentro del género fantástico y se suma a la ya larga lista de féminas que se han ganado un hueco (más o menos ostentoso) dentro del panorama cinéfilo. “The Stylist”, la nueva película de “Sixx” Gevargizian, adapta su cortometraje homónimo de 2016 y como en aquella ocasión, vuelve a ejercer de mujer orquesta, produciendo, escribiendo y, por supuesto, dirigiendo.
“una suerte de melodrama con tintes de terror que como digo, repite esa fórmula que rara vez suele funcionar en el género, echar mano a la costilla y adaptar un cortometraje”
La historia reciente del festival de Sitges está repleta de logros en femenino. Los últimos años, el certamen a podido disfrutar de grandes directoras presentando grandes trabajos. Imposible olvidar a las Ana Lily Amirpour, Jennifer Kent, Julia Ducournau o Coralie Fargeat, para no irnos demasiado lejos, presentando pelotazos del calibre de “A Girl Walk Home Alone at Night” (2014), “The Babadook” (2014), “Raw” (2016) o “Revenge” (2017) respectivamente. Este año, directoras como Brea Grant , Natalie Erika James o Romola Garai (entre otras), también aterrizan en esta 53 edición del festival para reclamar, por justicia, su trozo del pastel.
No obstante, me temo que esta es una de las pocas cosas buenas que puedo decir sobre “The Stylist”, una suerte de melodrama con tintes de terror que como digo, repite esa fórmula que rara vez suele funcionar en el género, echar mano a la costilla y adaptar un cortometraje. Visionando la película y ajeno a la existencia del mismo, corría por mi cabeza la idea de que la versión de largo de “The Stylist” parecía un cortometraje alargado hasta la extenuación, una historia que, tal y como está concebida, difícilmente da para un largometraje de hora y media. El resultado, noventa minutos que no cuentan nada que no se haya contado antes en innumerables ocasiones, una historia de obsesiones, mentes perturbadas y el enésimo relato sobre la incapacidad de aceptación personal hasta el punto de llegar a odiarse a uno mismo y querer escapar de la propia existencia, entre otros traumas varios. Todo ello, con torpeza y desgana.
“Ya desde los títulos de crédito uno se da cuenta de que toda esa elegancia barata que destilan no parecen el marco más adecuado para situar una película de terror”
Gevargizian apuesta por una escenografía deudora del telefilme dramático, no se si de forma consciente o por designios divinos. Ya desde los títulos de crédito uno se da cuenta de que toda esa elegancia barata que destilan no parecen el marco más adecuado para situar una película de terror, sensación que nunca se quita de encima “gracias” a la edulcorada banda sonora de Nicholas Elert, capaz de arrancar de raíz cualquier atisbo de esa sordidez que uno esperaría de una propuesta sobre serial killers, por más refinado recipiente en la que esta venga envasada.
Estamos en el año 2020 y por suerte, la exclusividad del asesino ya no reside en los perfiles de siempre, hoy, una dulce y en apariencia frágil peluquera puede esconder en su interior a la más cruel de las bestias. El problema de Najarra Townsend (Claire), quizás la otra buena noticia de la propuesta en términos de interpretación y delincuente reincidente también del festival (pudimos verla a las órdenes de Eric England en “Contracted”) es lo confuso que resultan sus motivaciones, algo a lo que no daría excesiva importancia en otros escenarios, pero que en “The Stylist”, película que aboga ante todo lo demás por el reverso psicológico del personaje, adquiere una relevancia que convierte la anécdota, en algo que se antoja fundamental. Entender a Claire. Algo que por lo menos yo, aun no consigo hacer del todo. Y si en otro supuesto, me importaría un bledo, aquí me parece capital.
“Una experiencia insípida y aburrida que se recrea demasiado en su naturaleza melodramática y se olvida por completo de su reverso macabro”
Viendo “The Stylist”, a uno le vienen a la cabeza un cojón y medio de referencias. Sin ir más lejos la “May” (2002) de Lucky McKee. Curiosamente, Angela Bettis protagoniza en este Sitges “12 Hours Shift”, película a su vez dirigida por Brea Grant, co-protagonista de la película que nos ocupa. Esto nos lleva a esa sensación de déjà vu, de estar revisitando un lugar tan concurrido y prostituido, que deja poco margen para la sorpresa y que, para llegar a buen puerto, debería apoyarse en otro tipo de pilares, apostar por el placer primario de un espectador ávido de sangre o por la sofisticación de esos paladares más sibaritas (Franck Khaulfon nos regaló ambas cosas en su excelente remake de “Maniac”).
Si ayer me dejó frío como un témpano otro canto al feminismo como “L´Etat Sauvage” de David Perrault, hoy, “The Stylist” es directamente una patada en la entrepierna. Una experiencia insípida y aburrida que se recrea demasiado en su naturaleza melodramática y se olvida por completo de su reverso macabro, relegando el terror a pequeñas y efímeras pinceladas sin alma que se pierden en un todo con formas de arcaico cliché femenino. Dudo mucho que el aficionado al cine de terror pueda encontrar desahogo en una propuesta como esta, por más que Jill Gevargizian se guarde un último golpe de tijera a lo “Historias de la Cripta”, que lejos de dejar un buen sabor de boca, suma una más a la larga lista de despropósitos de una película que, hablando en terminología de videojuegos, contiene tantos bugs (si acaban de cerrar con llave una puerta tras de ti, que menos que volver a girarla antes de salir), que cuesta tomársela en serio. Lalo, mejor no me cortes nada.
Lo mejor: Najarra Townsend.
Lo peor: Agujeros de guion por doquier, mucho melodrama de sobremesa y muy poco terror.
2 comentarios:
Un bodrio digno de una sobremesa insípida. Muy aburrida y extremadamente alargada. Los efectos secundarios del paso del corto al largo, por lo general son peores que la propia enfermedad. "The Stylist" podría haber tenido un pase (en una versión moderada) en alguna antología, pero el formato largo le viene largo teniendo en cuenta que el único punto de interés se aloja en su desenlace (bastante previsible para más inri)
Una total decepción. Creí que trataría los desórdenes emocionales y la necesidad de ser amado de una forma mucho más cuidadosa o estructurada. Lejos de esto, "May" por aquí, "Maniac" por allá y tijera sin sentido.
¿Quién demonios era Lalo, Rector?
Un Abrazo.
Missterror, si uno lo llega a saber, hubiera sido más recomendable lanzarse a por el corto y ahorrarse la "versión extendida". Nunca he sido muy fan de "May", pero al lado de esta "The Stylist", digiero mejor que a un tipo como Lucky McKee se le permitiese participar en "Masters of Horror", jeje.
¿Lalo? Poco anuncio televisivo has visto tú en los noventa :)
Saludos.
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