sábado, 10 de abril de 2021

Crítica: La Fuente de la Vida

ARTORIUS NOS HABLA SOBRE ESTA FÁBULA SOBRE EL AMOR Y LA MUERTE ADAPTADA POR EL SIEMPRE PARTICULAR DARREN ARONOFSKY


La fuente de la vida póster
No soy de puntuar las cosas numéricamente. Me parece una manera reduccionista de valorar algo, a menos que lo acompañes de otro tipo de apreciación que no intente justificar esa puntuación, sino a la inversa, que la puntuación sea el resultado de un razonamiento elaborado y argumentado.  Pero hay momentos, sobre todo cuando puntúas algo con valores muy extremos, que el número amenaza con comerse a la crítica al primer vistazo. Yo no soy muy amigo de números absolutos, y entiendo que cuando ves un 10 o un 0 automáticamente afilas los cuchillos, porque la perfección o el fracaso absoluto difieren mucho según los ojos del observador al uso. 


“La adaptación de una novela gráfica de difícil digestión y altamente experimental no parecía la mejor de las ideas para ser trasladada a la pantalla. Pero Aronofsky decidió ponerse el mundo por montera”


arte de La Fuente de la Vida (2006)
Toda esta parrafada preventiva viene al caso porque me encuentro ante la crítica de mi película favorita, una que me es difícil juzgar con perspectiva. "La fuente....." (2006) no está considerada mayoritariamente ni siquiera como una de las mejores películas de su director, el personalisimo Daren Aronofsky, pero este es el caso en que, sin saber bien porqué, una obra de arte te golpea en los más hondo, te atrapa y te sacude a tantos niveles que es lo más parecido a una sensación amorosa que haya experimentado en la gran pantalla. Amor al cine, al fotograma, a la narración, a la música. Pero empecemos mejor por el principio, por la misma concepción del proyecto. 

Rachel Weisz en la fuente de la vida mirando las estrellas
“La fuente….” a punto estuvo de quedarse en el tintero. La adaptación de una novela gráfica de difícil digestión y altamente experimental no parecía la mejor de las ideas para ser trasladada a la pantalla. Pero Aronofsky decidió ponerse el mundo por montera y, cual quijote contra los molinos de viento, se lanzó a una carrera de obstáculos de las que hacen época: recorte de presupuesto hasta un tercio de lo prometido con el rodaje ya iniciado, actores apalabrados que abandonaban el barco en mitad de la producción (el papel de Tomas si no me falla la neurona era para Brad Pitt, y después pasaron tres renuncias más hasta que llego a Jackman), reescrituras del guion,  problemas con la productora por el tono de la película, efectos especiales que se tuvieron que rehacer prácticamente sobre la marcha y, debido a todo lo mencionado, escenas enteras que tenían que tener un fuerte componente de impacto visual reducidas con habilidad por director y guionistas a su mínima expresión sin que eso alterase el ritmo de la filmación. El resultado de todo esto? Pues... 


“como en todas sus obras, Aronofsky se rinde a sus actores. Sus películas valen lo que sus intérpretes, porque la exigencia que les pide es máxima” 


Rachel Weisz con su enamorado
¿Por dónde empezar? Tenemos tres líneas narrativas separadas por el tiempo por siglos/millones de años que comparten actor protagonista y puede que personaje, tramas científicas, música del siempre magnífico Clint Mansell, y la historia de amor más poderosa jamás vista por mi en pantalla. Y no solamente del amor romántico, sino del amor a la vida con todas sus consecuencias, y en eso va incluida la muerte. Así, la inmortalidad y la búsqueda de la misma, que es uno de los ejes de la película, es vista no como un bien, sino como una obsesión que atenta contra el amor mismo, contra la vida y contra el ciclo mismo de todas las cosas y....   

Hugh Jackman calvo
¿Ves querido lector? Me pierdo. Me pierdo en mi pasión y cometo un pecado terrible: contaminar tu opinión de una de las experiencias más filosóficas y visualmente hermosas que puedas echarte a los ojos. Me temo que deberá disculparme, pues no puedo evitarlo. "La fuente..." es una película para pensar, para reflexionar, y para construirte un relato propio. Uno en el que el rostro atormentado de Hugh Jackman y la interpretación de ese coloso que es Rachel Weiz nos hacen un regalo inapreciable, de lo mejor de sus carreras. Y es muy necesario que sea así, porque como en todas sus obras, Aronofsky se rinde a sus actores. Sus películas valen lo que sus intérpretes, porque la exigencia que les pide es máxima. No se si ponerlo al nivel enfermizo de Kubrick, pero que le pregunten a Natalie Portman, Jennifer Lawrence, Connelly o a Mickey Rourke como se las gasta este director. Recuerdo que el adjetivo “agotador” salía en las entrevistas realizadas al menos con un par de ellos, y desde mi modesto palco les doy las gracias, de todo corazón.  


“una película para pensar, para reflexionar, y para construirte un relato propio” 


The Fountain de Darren Aronofsky
Jackman encarna a Tomás/Tommy/Tom Creo con una entrega que tan solo se la he visto en “Logan” (2017), un triple papel que no desglosaré en demasía, pero que lo lleva por un viaje de millones de años, en busca del amor eterno y en una huida constante de la muerte, una muerte que el personaje de Rachel Weisz (Isabel/Izzi) acepta como parte integral de la vida, con una serenidad y un aplomo trágico y a la vez esperanzado que te rompe el corazón a la par que te lo reconstruye más fuerte. Todos somos un poco Tomas, y en el fondo queremos ser valientes como Izzi, pero en una sociedad en que de la muerte no se habla como algo natural sino que la hemos convertido en un tabú al cual no nos han enseñado a enfrentarnos como una etapa más de la vida sino como algo “malo”, el punto de vista de Tomás es el que se nos hace más dolorosamente próximo. 

Rachel Weisz vestida de princesa
Sobre el apartado visual, los citados problemas de producción fueron solventados con dignidad más que solvente, y es que ese mundo/esfera que es una de las líneas temporales de la película vale un potosí conceptualmente hablando, aunque a día de hoy le pueden cantar un poco las costuras en materia de fx. Pero a quien le importa esas cosillas cuando tienes a un Hugh Jackman en uno de los papeles de su vida, y tienes a Clint Mansell. Y que Clint Mansell! He tenido la suerte de escuchar todas las OST de este señor, y de todas ellas esta es mi favorita de calle. La emotividad de la historia, la intensidad de los emociones de los personajes y los momentos de tremebundo fantástico tienen un amplificador en cada puñetera nota que el compositor tiene a bien poner en nuestras orejas. “La fuente…” no sería la mitad de lo que es sin su tremebunda banda sonora, y eso hay que decirlo bien alto.  

No se qué más decir sin caer en el spoiler más directo, querido lector. Solo pedirte que te dejes seducir, que sufras, que llores sin saber bien por qué al principio, que seas permeable a la emoción y que construyas tu propio relato en base a lo que tendrás el privilegio de ver pasar ante tus retinas. Y si no te gusta, o no estás de acuerdo conmigo, aquí no ha muerto nadie. Pero concédete la oportunidad de abrir la puerta de “La fuente de la Vida”. Yo la he abierto muchas veces, y siempre he sacado una nueva lectura. Y si tienes la molestia de analizar los simbolismos que en ella salen, saldrás mucho más enriquecido como persona. O eso me pasó a mi.     

Lo mejor: ¿Puede que todo? El maravilloso tramo final, síntesis perfecta de actores, Clint Mansell, y Aronofsky. El valor de crear un relato en el que el tiempo es secundario.   

Lo peor: Que la veré un millón de veces y hasta el último visionado sentiré que le podía sacar más jugo.


4 comentarios:

Guadaña dijo...

La vi varias en mi adolescencia,ahora hace ya mucho que no la veo, pero leer la fabulosa reseña, ver el trailer y escuchar "Death Is The Road To Awe" me ha hecho recordar... Y recuerdo que era ipnotica, dorada, preciosa y dolorosa. Y viví una esperiencia muy enriquecedora tras comerme unas trufas alucinógenas y ponerme el tema "Death Is The Road To Awe". De mis ojos brotaban las lágrimas pensando en mí abuelo, en lo indiferente que fui, en como pasé de todo... Tengo que volver a verla.

Buena reseña.

Art0rius dijo...

Yo la tengo fuertemente ligada a como he procesado todas las perdidas de seres queridos, y también con reflexiones sobre la vida misma. No recuerdo una película que me haya impactado tanto en mi vida por los mejores motivos (aunque sean dolorosos.) La pieza que mencionas, "Death is...." es una maravilla que no me puedo ni imaginar el efecto que debe producir en un estado lisérgico. Ya es una experiéncia emocional transmedia escucharla junto a la película, qué debe provocar en un estado de consciencia alterado!

Void dijo...

Apenas un detalle a tu gran crítica, Artorius.
No es la adaptación de una novela gráfica. El flujo temporal es distinto: Primero se planificó como película, con Brad Pitt (efectivamente) como protagonista y... Por causas que no recuerdo - dinero si no me equivoco - el proyecto se abandonó. Para que no quedara en el olvido, Aronofsky decidió escribirla en modo cómic y con el gran dibujo de Kent Williams convertirla en novela gráfica. (Así lo explica Aronofsky en el epílogo del cómic)
Luego el tiempo le dió la oportunidad de retomarla y convertirla en esta película tan tan ESPECIAL. Y así podemos disfrutarla de dos modos diferentes, a cual mejor.

Art0rius dijo...

Gracias por el dato Void! Por el papel protagonista pasó Pitt y Bruce Willis en efecto, y don dinero y la falta de confianza de los productores fue el detonante de todos los retrasos. Ignoraba de que el propio director fuera el autor de la novela gráfica, nunca pude encontrarla en su momento y me gustaría echarle un ojo. Merci!

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