lunes, 11 de octubre de 2021

Crítica: Son

KRUEGER NOS HABLA SOBRE ESE BUEN AMIGO DEL FANTÁSTICO QUE ES EL DIABLO Y EL CULTO DE LAS BUENAS GENTES QUE LO ADORAN


Póster de Son de Ivan Kavanagh
Con Satán (o sucedáneos) todo mejora ostensiblemente. Desde infantes hasta la música, desde embarazos hasta misas; cuando algo tiene cuernos, rabo y peste a azufre, la diversión siempre aumenta y todo resulta más sano. Cualquier persona con dos dedos de frente (y tridente) estará de acuerdo con dicha apreciación y si no…¡a misa! 


“una película de terror, sin cortapisas de segundas lecturas ni rasgos irónicos, algo que a un género al que demasiado a menudo se le quieren buscar las cosquillas, le sienta de maravilla” 


Emile Hirsch y Andi Matichak en Son
“Son” (Ivan Kavanagh, 2021) es una propuesta que nos llega de Irlanda, dispuesta a aumentar la saludable unión entre sectas y demonios, que últimamente plaga la actualidad cinematográfica del terror más puntero, especialmente en la excelente dupla formada por “Hereditary” (Ari Aster, 2018) y “Midsommar” (Ari Aster, 2019), cintas que perfectamente podrían ejemplificar las dos influencias más claras (argumentales) respecto a “Son”, aunque desafortunadamente está última se encuentra a años luz de las dos obras maestras de Aster, aunque sí se trata de una propuesta entretenida y con puntos de interés. 

Si algo agradezco de una película como “Son”, es su honestidad. A pesar de que juega, constantemente, con la habitual dualidad entre el elemento fantástico y la posible imaginación de toda la situación (contraposición habitual en el subgénero), cualquiera un pelín avispado sabe que aquí hay pentagrama encerrado. Es “Son” una película de terror, sin cortapisas de segundas lecturas ni rasgos irónicos, algo que a un género al que demasiado a menudo se le quieren buscar las cosquillas, le sienta de maravilla.


“últimamente la plataforma bajo demanda Shudder se ha convertido en garantía de pequeños proyectos que buscan la satisfacción inmediata del aficionado” 


Andi Matichak madre en apuros
Unida a esa honestidad, va una historia que no se anda con rodeos y que entra pronto en harina: no han pasado ni 15 minutos y el film ya ha proporcionado dos sustos de considerable potencia. Está ausencia de medias tintas, también juega en contra de la película: al comenzar de forma tan potente, evidentemente, el ritmo no puede mantenerse y la estructura se resiente, adquiriendo un carácter episódico, lo que termina pasando factura a una trama que avanza a trompicones y a unos personajes que entran y salen de la historia con pasmosa facilidad. En ocasiones, incluso esperamos el fundido a negro que indique el fin del capítulo. 

Andi Matichak con su hijo
Hemos comentado la influencia de Aster, pero resulta evidente el peso que juegan obras seminales del cine demoníaco como “El Exorcista” (William Friedkin, 1975), especialmente en relación con todas las pruebas médicas, sin resultado aparente, que realizan al infante protagonista, o también “La Semilla del Diablo” (Roman Polanski, 1969), con elementos que no voy a desvelar, pero que no resulta difícil imaginar. De “Hereditary” toma esa huida hacia adelante, buscando nuevos elementos dentro de los círculos satánicos y de “Midsommar”, esa concepción de secta de gente normal con tendencia a aparecer en pelotas. Muchas influencias y quizás ausencia de personalidad propia, aunque es cierto que “Son” se distancia de las cintas mentadas, al introducir por medio una trama policíaca y componentes de drama, que se apoyan en la posible imaginación, por parte de la protagonista, de toda la situación.

Andi Matichak con un cuchillo
Voy a realizar un inciso; dentro de un reparto simplemente correcto, funciona especialmente un actor que, desde que ha descuidado su figura y adoptado los ropajes de un funcionario público, funciona perfectamente como hombre corriente héroe de serie B. Estoy hablando de Emile Hirsch, al que me he encontrado casi de forma consecutiva en dos productos como “Son”, donde desde luego es lo mejor del reparto, a pesar de su gepeto siempre tendente al rictus afectado, y en “La fuerza de la Naturaleza” (Michael Polish, 2020), subproducto de acción que mezcla malos malosos con desastres naturales, junto a Mel Gibson, al que se come con patatas. Desde luego le prefiero con sus pantalones de tiro alto y su aspecto descuidado, antes que de héroe en supuestos blockbusters como “Speed Racer” (Lana Wachoswki, 2008) o de ídolo indie grunge en “Hacia rutas salvajes” (Sean Penn, 2007). Por mi que siga adicto a los bollycaos y prodigándose dentro de los géneros, ya que su presencia aporta mucho a una propuesta como “Son”. 


“presenta rasgos propios, como un giro en el tratamiento del niño, supuestamente sobrenatural, y un abrazo sin remilgos a un gore despendolado, que sorprende dentro de la seriedad de la propuesta”


Emile Hirsch con niño maléfico
Comentaba en otra crítica, las ideas que inmediatamente le vienen a la cabeza al espectador al ver determinado logos de productoras. Desde los casos más evidentes (Disney) hasta productos que presentaban unas señas de identidad muy concretas (evidente en todas las producciones Jerry/Bruckheimer, por ejemplo). Realizaba la apreciación a raíz de una producción reciente de Fangoria y Full Moon, el remake “Castle Freak” (Tate Steinsiek, 2020). Pues bien, últimamente la plataforma bajo demanda Shudder se ha convertido en garantía de pequeños proyectos que buscan la satisfacción inmediata del aficionado. Si comparamos su producción con la asociación de Amazon y Blumhouse, por ejemplo, no cabe duda donde se encuentra el gozo para el terror adicto. No debemos olvidar que de Shudder es “Host” (Rob Savage, 2020), una de las propuestas más estimulantes y terroríficas del pasado año. 

He citado las muchas influencias que pueden verse en “Son”, pero también es justo reconocer que presenta rasgos propios, como un giro en el tratamiento del niño, supuestamente sobrenatural, y un abrazo sin remilgos a un gore despendolado, que sorprende dentro de la seriedad de la propuesta: hay un par de planos con bastante casquería y unos cuantos litros de sangre por celuloide, lo que siempre es un acierto. Se puede pasar un buen rato con “Son” y su plano final representa lo que todos deberíamos hacer en la vida…


4 comentarios:

Missterror dijo...

Hola, Krueger! Me ha gustado leer la crítica de "Son" porque creo que ha pasado mucho más de puntillas que lo que debería. Como dices, la película coge un poco del thriller policiaco, otro poco de este terror que nadie sabe definir bien en el que el drama es el detonante, el siempre inquietante mundo de las sectas y sus consecuencias en aquellos que salen del culto y lo mezcla de una forma bastante siniestra.
Si bien la ambigüedad se muestra a lo largo de casi todo el metraje, no es del todo justa con las dos partes y se decanta bastante más por un lado que por el otro. Aún así el reto para el espectador siempre está ahí y esto es un super aliciente junto con ese final, que es una delicia.
Respecto a lo que comentas sobre Emile Hirsch, ummmmhhhh, aquí voy a discrepar porque en mi caso la percepción es la contraria. Me ha parecido la interpretación más flojilla. Me quedo mil veces antes con la defensa que hace Andi Matichak de su personaje ;)

Un abrazo.

Krueger dijo...

Veo que también has disfrutado el final Missterror! Personalmente me encantó. Coincido con lo que comentas, creo que es un film al que no se le ha prestado la atención que merece.

Quizás sea debilidad, lo mío con Hirsch jejej

Saludos!

Miguel dijo...

A mí nunca me pudo enganchar la cuestión de la "secta" ni del "diablo". Por eso la disfruté en su primera parte, por razones más "terrenales"; O sea, por la angustia que genera el desconocimiento de una situación que provoca mucho daño en el niño. Luego, la huída (y persecusiòn) funciona muy bien (otra vez, me siguió enganchando más la desesparaciòn de la mujer lidiando con el hambre de su hijo, por decirlo de alguna manera)Pero (otra vez) como nunca conecté con las "causas" sobrenaturales, se me terminò desinflando muchìsimo la pelìcula. Tampoco creo que ayudaron las actuaciones, dado que no me convenció mucho Andi Matichak y lxs demás (incluido Hirsh) básicamente podrìan haber estado o no. Creo que el niño se carga la mayor parte de la pelìcula con esa relaciòn extrema entre la ternura e indefensiòn de sus expresiones y la monstruosidad de sus acciones cuando le hace ruido la panza...
Gracias por el blog y las crìticas.

Krueger dijo...

Gracias a ti por las impresiones Miguel. Por lo que veo, me quedo solo en la defensa de Hirsch...

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