domingo, 3 de abril de 2022

Crítica: The Last Thing Mary Shaw

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE EL DEBUT DE EDOARDO VITALETTI, TERROR REPRESIVO DE COCCIÓN LENTA


Qué buenas películas nos ha dado el puritanismo de los países de habla inglesa. Desde “The Witch” (Robert Eggers, 2015) hasta “Apostle” (Gareth Evans, 2018), pasando por “Sleepy Hollow” (Tim Burton, 1999) o “Eyes of Fire” (Avery Crounse, 1983), la atmósfera sucia y sofocante de la represión y la rigidez moral ha encontrado un amplio espacio de desarrollo en el cine de género. No es para menos, pues pocas cosas más aterradoras que vivir bajo la vigilancia perpetua de aquellos que se consideran guardianes de la rectitud, de la decencia. Los que instan a hacer las cosas como dios manda y se otorgan el derecho al castigo de lo que consideran la desviación. 


“El tono y el ritmo, muy emocional y pausado, se ponen de relevancia desde los primeros momentos evitando caer en trucos y engaños” 


“The Last Thing Mary Saw” (Edoardo Vitaletti, 2021) ofrece un retrato dramático y sobrenatural de una historia de amor lésbico entre una mujer de clase acomodada y su criada, en la Nueva Inglaterra de 1843. Funciona, por tanto, como un drama romántico devenido en película sobrenatural. Digo esto porque “The Last Thing Mary Saw” se aleja mucho de lo que las sinopsis comerciales dejan entrever en un primer momento: una historia de posesiones o temática sobrenatural donde predomina la espectacularidad. En realidad, es más un drama a fuego lento con elementos sobrenaturales. 

No es esto, para mí, necesariamente negativo. La película es honesta desde el principio, las cartas se ponen sobre la mesa muy recién iniciado el metraje. El tono y el ritmo, muy emocional y pausado, se ponen de relevancia desde los primeros momentos evitando caer en trucos y engaños. Protagonizada por Isabelle Fuhrman ("La Huerfana") y Stefanie Scott ("Insidious 3"), por la película desfilan otros rostros conocidos como Judith Anna Roberts ("Silencio desde el mal") y Rory Culkin ("Señales"), que ofrecen interpretaciones muy correctas que elevan la película de Edoardo Vitaletti a algo mucho más resaltable de lo que suelen ser las películas debut. No hay, de hecho, apenas indicios de que se trate de un primer largometraje, pues todas las decisiones creativas parecen ser fruto de un director mucho más experimentado


“filmada solo con luz natural y velas, la fotografía consigue captar a la perfección una atmósfera represiva y cargante sin por ello perder potencia visual” 


La estética es, de hecho, una de sus cualidades más reseñables. Filmada solo con luz natural y velas, la fotografía consigue captar a la perfección una atmósfera represiva y cargante sin por ello perder potencia visual. La composición de planos, la elección sobre qué partes iluminar y cuales dejar en la oscuridad, son propias (o parecen serlo, en el caso de la dirección) de un director y un equipo creativo muy experimentado. El mencionado ritmo pausado va acompañado de la consecuente sobriedad en el guion: aquí los silencios son más importantes que las palabras, y hay un énfasis muy teatral en el lenguaje corporal y las miradas de los personajes. Tiene sentido, ya que el propio Vitaletti ha afirmado inspirarse en el cine europeo de los años 50 y 60, en especial en el cine de Bergman. 


“se espera una especie de clímax dramático o terrorífico que la película no tiene intención de ofrecer. Es por ello que la sensación final puede ser agridulce” 


En general, prima la contención, tanto desde el punto de vista del dramatismo como en el tratamiento de lo sobrenatural. Esto quizá lastra el visionado, pues se espera una especie de clímax dramático o terrorífico que la película no tiene intención de ofrecer. Es por ello que la sensación final puede ser agridulce, como si hubiese quince minutos más de metraje que se hubiesen perdido en algún sitio. No hubiese estado de más, en mi opinión, un poco más de arrojo, un último tramo que ofreciera (ya fuese en la parte dramática o en la parte sobrenatural) una culminación de las emociones que la película ha ido cultivando poco a poco en el espectador. Aun así, el resultado final es bastante satisfactorio. Soy bastante proclive a interesarme especialmente por las películas debut de cualquier director, y me he encontrado con una película que cumplía, muy por encima, mis expectativas. Veremos que nos depara más adelante el nombre de Edoardo Vitaletti.


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