Crítica: Murders in the Rue Morgue

ALONZO SIN BRAZOS NOS HABLA SOBRE ESTE CLÁSICO DE CULTO DE LA UNIVERSAL PROTAGONIZADO POR BELA LUGOSI

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Entusiasmada por el éxito de “Drácula” (1931) y “Frankenstein” (1931), Universal pictures apuesta a seguir adaptando clásicos de la literatura. En 1932 el realizador francés Robert Florey, se hace cargo de la dirección de “Murders in the rue Morgue”, versión libre del cuento homónimo de Edgar Allan Poe.

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“Florey se aprovecha de la fotografía de Karl Freund, para generar un ambiente deudor tanto de El gabinete del Doctor Caligari como de El Golem, obras cumbres del expresionismo alemán” 

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París, 1845. Camille (Sidney Fox) y su grupo de amigos disfrutan de la feria del pueblo. El animador los invita a descubrir ‘’al ser más extraño que sus ojos hayan visto: Erik el hombre-simio, el animal con espíritu de hombre’’. Pero Erik no está solo, lo acompaña el Doctor Mirakle (Bela Lugosi) quien aprovecha la oportunidad no solo para convencerlos de que es capaz de comunicarse con el simio a través de un idioma ya olvidado por el hombre, si no también, para exponer su curiosa teoría de la evolución. Intentará demostrar la relación entre el hombre y el mono cruzando la sangre de Erik con la del ser humano. Lamentablemente para Camille, las intenciones de nuestro mono amigo están más cerca del aspecto carnal de la relación mico-mujer que de las motivaciones Darwinianas de Mirakle. Para comprobar su hipótesis, el científico secuestrará a una serie de prostitutas que por no contar con el tipo de sangre ‘’correcto’’ terminan muriendo y siendo descartadas en el rio Sena. 

A pesar de la visión ridículamente moralista de determinado sector del público, presenciamos un periodo brutal, previo a la aplicación del infame código Hays, que nos permitió y aun nos permite disfrutar de joyas sumamente polémicas como “Freaks” (1932), “The most dangerous game” (1932) y el film que nos compete en este caso, que no solo trata la, en ese entonces, discutida teoría de la evolución (tengamos en cuenta que el famoso ‘’Juicio del mono’’ se celebró pocos años antes), sino que, además, se mete con un tema que todavía es tabú en grandes producciones Hollywoodenses: el bestialismo. A partir de esa cuestión se origina una de las teorías más interesantes que rodean a la película: Tanto Mirakle como Erik son las dos caras de una misma moneda, el mono es un desdoblamiento de la personalidad del científico, el carácter animal. El científico reprime sus impulsos y Erik los libera. Una vez que se comprueba que la sangre de Camille es compatible con la del gorila, literal y metafóricamente la bestia pasa a la acción, primero asesinando al científico y luego raptando a Camille arrancándola de su cama. Erik escapa junto a su amada por los tejados para ser ejecutado por Pierre Dupin, prometido de la protagonista, en una escena que nos remite indefectiblemente al final de “King Kong” (1933), la obra maestra que RKO estrenaría un año después. 

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“Si bien está considerada una película de culto, Murders in the rue Morgue es una producción menor de la Universal. Determinadas decisiones técnicas y argumentales se encargan de demostrarlo” 

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Florey se aprovecha de la fotografía de Karl Freund, quien ese mismo año dirigiría “La momia” (1932), para generar un ambiente deudor tanto de “El gabinete del Doctor Caligari” (1920) como de “El Golem” (1920), obras cumbres del expresionismo alemán. Cuando Mirakle acecha, la arquitectura se colma de formas imposibles llenas de puntas amenazantes y las sombras toman el protagonismo. Las referencias con respecto a “El Gabiente del Dr. Caligari” no se quedan solo en la influencia estética, si no que, además, nos recuerda en su secuencia inicial a la del espectáculo de Caligari, quien también usa a su súbdito para llevar adelante sus oscuros proyectos, tal como hace Mirakle con su gorila. Estos aspectos sumados a algunos movimientos de cámara, novedosos para la época, constituyen algunos de los rasgos más notables de la película. 

Si bien está considerada una película de culto, “Murders in the rue Morgue” es una producción menor de la Universal. Determinadas decisiones técnicas y argumentales se encargan de demostrarlo. Como ya dijimos Erik es un gorila, pero a alguien se le ocurrió que era una buena idea reemplazar los primeros planos del mono por metraje real de un… chimpancé. El resultado es horrible. Los momentos humorísticos son poco graciosos y anticlimáticos, cabe aclarar que estas escenas cómicas eran un recurso muy usado en ese momento, responden a la necesidad de liberar tensiones, amenizar el clima para que el resultado sea menos ‘’horrendo’’ y apto para el público de la época. Por otro lado, cuando Lugosi no aparece en escena la película se torna un tanto pesada. 

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“Ver a Bela es ver a Drácula, tan hondo es el surco que dejó en el imaginario popular. Las deudas y las adicciones lo condenaron a tener que actuar en cuanto proyecto le pusieran adelante” 

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¿Entonces, porque dedicarle tiempo a un film que no dejó una huella demasiado profunda en la historia del cine? La respuesta nos la da la misma Camille en uno de los primeros compases de la obra. Cuando Mirakle/Lugosi hace su presentación y plantea su teoría de la selección natural, Camille declara: ‘’¡Que hombre tan raro! ¡Es un show en sí mismo!’’ 

Y creo que ahí reside gran parte del atractivo de la película, en la presencia del gran Bela Lugosi. Ícono y mártir del cine de Terror. Su imagen casi hipnótica redunda en un magnetismo capaz de enriquecer cualquier cinta por peor que sea. Esa exageración heredada de sus años de teatro, esa gestualidad excesiva, ese acento… transformó todos esos ‘’defectos’’ en virtudes, en su marca. En cada uno de sus papeles parece darlo todo aportándole una intensidad pocas veces vista. Lamentablemente el mismo rol que lo convirtió en una estrella se volvió su cruz. Ver a Bela es ver a Drácula, tan hondo es el surco que dejó en el imaginario popular. Las deudas y las adicciones lo condenaron a tener que actuar en cuanto proyecto le pusieran adelante por penoso que sea. Calificarlos de clase B sería generoso teniendo en cuenta la cantidad de letras que tiene el abecedario. El público general lo adoró, lo admiró y lo olvidó. La industria, por su parte, lo llevo a lo más alto, lo usó y lo descartó cuando Bela más los necesitaba. Paradójicamente Hollywood se reveló como un lugar oscuro capaz de chuparle la sangre al mismísimo Drácula.