lunes, 8 de mayo de 2023

Crítica: The Tank

MISSTERROR NOS HABLA SOBRE LA NUEVA OBRA DE SCOTT WALKER, ABANDONANDO EL THRILLER PARA ADENTRARSE EN LOS TERRENOS DE LA MONSTER MOVIE DE TODA LA VIDA


Os voy a contar lo que me ocurrió hace unos días. Estaba yo tirada en el sofá buscando una película para ver por la noche, sin darme cuenta de que llevaba ya más de 20 minutos hipnotizada con los menús de las plataformas de televisión. Soy consciente de que me paso más tiempo eligiendo lo que quiero ver que viéndolo. Los botones derecha, izquierda, arriba y abajo del mando son droga dura y ahí estaba yo, dándole al vicio. Sonó el timbre y salté como un resorte porque creí que era uno de los repartidores que suelen llegar a la hora de la siesta (primos hermanos de los agentes de telemarketing). 


“¿Conocéis este tipo de películas que duran hora y media y apenas desarrollan argumento durante la primera hora?” 


“Buenas tardes, señorita. Soy el notario Winchester y vengo a comunicarle que su tía Josefina, la del pueblo, ha fallecido”. ¡Pero qué cojo**s dice este señor! “Por su expresión, sospecho que usted está más extrañada que desconsolada” Dijo el notario Winchester atusándose un poco el bigote. “En realidad no sabía que tenía una tía Josefina. Tampoco sabía que tenía un pueblo” dije yo en el quicio de la puerta. No le invité a entrar porque no sabía lo que había que hacer en esos casos, además, estando yo en pijama prefería que el umbral de la puerta marcara el límite. “Por lo que veo, sus padres no solo le ocultaron la existencia de doña Josefina, que en paz descanse, sino también que usted es su única heredera” Dijo el notario con una voz bastante aguda. “¡Rediós! ¡Dígame que no me ha legado un montón de deudas, por favor!” Exclamé yo sin filtrar ni uno de mis pensamientos. “No señorita, usted ha heredado una propiedad en Oregón, muy cerca de la playa”.

Lo primero que hice fue mirar si había transporte público hasta Oregón. ¡Me cago en mi vida y en Renfe! hasta Portland sí llega el cercanías, pero más allá teníamos que buscarnos la vida. La tía Josefina me había dejado una finca en las afueras, en una zona que se conoce como “a tomar por el culo de la civilización”. Nos tocó sacar el coche del garaje y vender el riñón de nuestra pequeña Alice para pagar la gasolina. Mi marido y yo ya tuvimos que vender uno de los nuestros para abonar la factura del gas de diciembre y enero, así que esta vez le tocó arrimar el hombre a Alice. Teníamos intención de estar tan solo tres días allí, lo justo para ver el estado de la propiedad y llamar a un tasador antes de que los comerciales de Tecnocasa comenzaran a acosarnos. Cargamos el maletero con comida, bebida y los antibióticos para la nena. 


“La trama está al servicio de las criaturas, no tiene una buena ambientación setentera, pero vamos a ver, es una monster movie y eso siempre mola” 


En las escrituras de la propiedad vimos un apartado en el que hablaban de criaturas ancestrales, amenazas mortales y un peligroso tanque de agua que habría que revisar, pero no nos detuvimos demasiado en ello. Estábamos tan emocionados por tener la playa cerca de casa en esos días, que nos convertimos en negacionistas del peligro. “Mira chico, yo llevo el bolso abierto en el centro de Barcelona, ¿crees que me va a achantar lo que diga un documento roñoso?” No, no he llegado muy lejos en la vida, pero así funciona mi cabeza. El paisaje desde el coche era impresionante y eso que Billy Bob conduce fatal. Me parecía estar dentro de una película, buscando con la cámara los rincones más bellos de aquellos parajes. Si algo tiene Oregón es que garantiza unos buenos exteriores que facilitan el trabajo de fotografía. ¿Alguien recuerda la película “The Oregonian” (2011)? No entendí una mierda, pero ¡qué buena, por favor! 

Llegamos a la casa y hasta el momento, ninguna sorpresa, todo extremadamente predecible. Nadie supo desvelarme por qué yo desconocía que aquel lugar existía y lo más inquietante, por qué nunca había oído hablar de la tía Fina. Nos instalamos a una velocidad de vértigo. En solo un día, ya teníamos todo el tinglado montado y parecía que allí siempre habían vivido personas humanas. Incluso una comercial de Tecnocasa salió de la nada al día siguiente para decirnos que ya teníamos comprador. ¡Todo es tan fácil en Oregón! Billy Bob se encargó de volver a llenar el tanque de agua y la pequeña Alice parecía que iba controlando la fiebre. Creo que la herida estaba un pelín infectada, pero ya sabéis como son los niños, hoy parece que se están muriendo y mañana están jugando como si nada. 


“Está en esa zona mediocre del aprobado raso, pero los monstruos al menos no son CGI chungo y por supuesto, no es Winnie the pooh” 


La primera noche allí no estuvo mal, bla, bla bla, que si nos vamos a forrar cuando vendamos la casa, qué grande es el mar… lo típico. La segunda noche, fue una noche toledana. ¿Conocéis este tipo de películas que duran hora y media y apenas desarrollan argumento durante la primera hora? Nosotros tres estábamos así. Hasta la segunda noche éramos seres planos. “Mami, he oído un ruido”, “Mami, hay un monstruo en la ventana”, “Cariño, creo que ha entrado alguien en la casa, coge el bate y vete a ver” Nada que no hubiéramos vivido a menudo cuando nos mudamos a Usera. Todo bastante predecible, incluso aburridillo hasta la segunda noche, cuando los Dickheads salieron de su escondrijo. No eran monstruos que avisaran con un sonido alto de su llegada para asustarnos, ellos simplemente se acercaban y con su presencia nos acojonaban vivos. Tenían fijación por la pequeña Alice. “lo que le faltaba a la niña”, le dije a Billy Bob y claro, él ejerció de padre y casi me lo matan. Al final como madre coraje, recordé las cuatro clases que había dado de Crossfit hace unos meses cuando el monitor me pedía que moviera ruedas de camión y entré a saco en la pelea. El aquagym que hago una vez por semana también me ayudó y, finalmente, después de liarla parda, decidimos que nos volvíamos a casa.

La noche en la que volvimos a casa, con Alice ya en la cama, pillé el mando a distancia (droga dura, recordad) y me encontré con que un tal Scott Walker había rodado una película muy parecida a mi experiencia. ¿En serio, chaval? ¡Para que luego digan que no nos escuchan a través de las tablets! El caso es que esta película se titula “The Tank” (2023) y es predecible, tiene agujeros de guion y poco mimo en el desarrollo. La trama está al servicio de las criaturas, no tiene una buena ambientación setentera, pero vamos a ver, es una monster movie y eso siempre mola, aquí y en Oregón. Ni buena, ni mala. Ni frío, ni calor. Está en esa zona mediocre del aprobado raso, pero los monstruos al menos no son CGI chungo y por supuesto, no es “Winnie the pooh” (2022). Por cierto, pudimos vender la casa de la tía Josefina. Se la vendimos a la Sareb. Con lo que nos han dado, hemos podido comprar fruta y verdura para 15 días así que no os imagináis cómo estamos de contentos en casa. Todos nosotros hemos subido stories a Instagram al lado de las fresas, buahhhhh, mogollón de seguidores nos han regalado un “me gusta”, sobre todo a la niña. Me voy a hacer la cena que hoy hay cremita de calabacín.


3 comentarios:

Art0rius dijo...

Pues no tiene ni más, ni menos de lo que explicas. Monster movie tirando a pocha como las hay mil, previsible a más no poder, con tooodos los topicazos del género. Y oye, que entretiene si pones el cerebro en plano. Lo mejor del asunto, que the tank haya servido para que escribieras esta crítica tan entretenida y a la par explicativa. Gracias Missterror!

El Rector dijo...

Missterror, si "Winnie..." va a servir de baremo a la hora de valorar títulos tan discretos como el que nos ocupa, vamos a ver más de un cinco por aquí hasta navidades, jeje. Y es que en otro escenario, me costaría aprobar una película como "The Tank", pero claro, si la comparativa es la que es... pues otro cantar.

Película genérica donde las haya, con unas criaturas francamente poco inspiradas (pese a la sonrojante influencia de los xenomorfos) y a la que le cuesta horrores arrancar, en una primera mitad anodina que precede a un segundo tramo mucho más movido pero que termina pecando de repetitivo, tanto, que uno puede llegar a desconectar ante tanta secuencia clónica.

Por salvar algo, las interpretaciones no están del todo mal y aunque es cierto que no brilla en cuanto a ambientación, al menos en términos generales luce correcta (pese a la dificultad añadida que implica filmar buena parte de la acción en un escenario oscuro), sin llegar a flirtear con el telefilme, que no sería la primera vez cuando se trata de este tipo de productos.

Igual si los guionistas de la obra se hubieran basado en el reverso literario de tu análisis, les hubiera salido algo un poco más entretenido :)

Saludos.

Missterror dijo...

Hola, Art0rius. Me temo que sí, la peli es tirando a pocha, como una fresa de cuatro días, pero que aún se puede comer. Como dices, para una tarde o noche tonta sin expectativas, sirve. Gracias por la parte que me toca, sinceramente creí que iba a horrorizar y me arrepentí al momento de escribirla, pero es lo que me pedía el cuerpo, jejeje.

Rector- "Winnie" es mi nuevo baremo, claro que sí. Echo de menos el Furlongmetro y necesito tener algo parecido, el winniometro no me parece mala idea,
"The tank" es una de tantas y como dices, ni siquiera en el diseño de las criaturas pone los huevos en la mesa. Seres xenomórficos en algunas ocasiones y falomórficos en otras que tampoco crean una gran amenaza. Flash backs poco inspiradas que ni siquiera sirven de nexo explicativo. Una alargada primera mitad que lastra demasiado y mucha repetición en la acción, pero aún así, lo suficientemente correcta como para no suspender (si saco el winniometro, incluso llegaría al bien)
Los reversos literarios, como los caminos de dios, son inescrutable ;)

Un abrazo a los dos.

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