jueves, 7 de septiembre de 2023

Crítica: Orgía de Sangre

NELLIE VANCE NOS HABLA SOBRE UNA DE LAS PELÍCULAS MENOS INSPIRADAS DE LA FILMOGRAFÍA DE UNO DE LOS PADRES DEL GIALLO


Incluso los directores más prolíficos transitan periodos de escasos proyectos, y es a menudo el tiempo el que nos permite entender su filmografía como un conjunto unido por un hilo conductor que vincula toda la obra del cineasta. En 1972, Mario Bava ya había realizado un par de películas “emblema” del cine de terror de la época: “Kill, Baby, Kill”/”Operazione paura” (1966) y “La maschera del demonio”/”Black Sunday” (1960), clásicos del terror gótico que habían dejado su impronta en la historia del cine fantástico europeo. 


“traslada el relato gótico a su momento actual, en un intento de revitalizar un estilo que, durante los años 70, estaba en horas bajas” 


Así mismo, el director ya había inaugurado lo que más tarde se conocería como giallo italiano con “La ragazza che sapeva troppo”/”The Girl Who Knew Too Much” (1963) y “6 donne per l'assassino”/”Blood and Black Lace” (1964), uno de los subgéneros más prolíficos del cine nacional. Sin embargo, sería la polémica “Ecologia del delitto”/”A Bay of Blood” (1971) la película que le pondría la cosas algo más difíciles: la que más tarde se consideraría como un trabajo seminal para el slasher e imitada hasta la saciedad, fue recibida con hostilidad por su extrema y detallada violencia, un estilo que marcó un giro importante para el director, y que fue recibido con gran controversia. La complicada recepción de “Ecologia del delitto” dejó a Bava en la posición de aceptar, después de varias peticiones, el guion de “Orgía de Sangre” (1972), que marcaba su vuelta al terror gótico


“es inevitable pensar en cierta apatía hacia el material original: una historia poco inspirada, actuaciones planas y faltas de carisma, y una intención explícita en bajar las revoluciones de la violencia en pantalla” 


La película cuenta la historia de Peter Kleist (Antonio Cantafora), un joven norteamericano que llega a Austria para investigar la leyenda de su antepasado apodado “Baron Sangre”, quien aterrorizó a la población local gracias a su sadismo y atracción por la tortura. Tras visitar el castillo que aguarda la leyenda, conoce Eva (Elke Sommer), quien se encarga de preservar la arquitectura del lugar en medio de los planes de modernización. Peter no tarda en confesarle a Eva que su visita no es solo fruto de la curiosidad, sino que trae consigo un antiguo pergamino con un hechizo para invocar el cuerpo y el alma del barón, condenado por una bruja a sufrir una maldición como venganza por haberla quemado en la hoguera en el siglo XVI. 


“el éxito moderado de la película permitió a Bava realizar la que sería su película más experimental: Lisa e il diavolo, con la que volvería a su excelencia fílmica” 


“Orgía de sangre” traslada (como también haría “Dracula A.D.” 1972) el relato gótico a su momento actual, en un intento de revitalizar un estilo que, durante los años 70, estaba en horas bajas. El resultado es una película que oscila entre el giallo y el gótico de los inicios del director: es imposible no advertir las reminiscencias estéticas que combinan “El fantasma de la ópera” con los propios giallos de Bava en la figura del asesino, que resulta en una mezcla entre un monstruo clásico y la figura moderna del stalker; así como en la relevancia y provecho que la película saca de los escenarios góticos del castillo (que era localizaciones reales situadas en Austria) antepuestos a la estética moderna de los protagonistas. 

A pesar de la prometedora mezcla, “Orgía de sangre” conforma un retrato algo deslucido de la ya reconocida marca del director: su cámara en constante movimiento, la composición de los planos, los escenarios oníricos (con repetición de secuencias incluida, como ya haría en “Kill baby kill”) o el uso del color (aquí algo más atenuado que en anteriores propuestas) siguen remitiendo al mejor Bava, el director especialista en contar historias a través de las imágenes y la construcción de atmósferas. Sin embargo, es inevitable pensar en cierta apatía hacia el material original: una historia poco inspirada, actuaciones planas y faltas de carisma, y una intención explícita en bajar las revoluciones de la violencia en pantalla (solo un par de muertes memorables y apenas unos litros de sangre para una película que parecía prometer bastante más sadismo) lastran una película que, aunque razonablemente amena, está lejos de ser una de las mejores películas del director. A pesar de ello, y en un extraño giro de los acontecimientos, a “Orgía de sangre” le fue razonablemente bien en taquilla, especialmente en Estados Unidos. Así, el éxito moderado de la película permitió a Bava realizar la que sería su película más experimental: “Lisa e il diavolo” (1973), con la que volvería a su excelencia fílmica y que sigue siendo recordada como una de las mejores películas del director.


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