lunes, 31 de octubre de 2011

Halloween 2011 en Nido de Cuervos

Cuenta la leyenda, que hace muchos años, en una fría y macabra noche de Halloween como esta, una anciana y siete niños, se adentraron en lo profundo del bosque empujados por algún desconocido propósito. Esa misma leyenda, asegura que una terrible criatura, un hombre lobo para ser exactos, de grandes fauces e inmensa verga, les dio caza y nunca más se supo de ellos e insiste en que, desde aquel día, las almas de aquellos siete pobres desgraciados, que cayeron presas del lobo, regresan al mundo de los vivos todas las noches de Halloween, guiados únicamente por la luz de un viejo faro, portado por la siniestra sombra de una anciana.

Judy vivía en la última casita del pueblo a la izquierda, la más cercana al bosque, más allá incluso de la estatua de la vieja sodomizada, monumento alzado en honor a la anciana de la historia y punto de considerable interés turístico en otra época del año. Como decía, Judy, era una quinceañera gótica a quien le encantaba asustar a los mas pequeños de la casa con viejas historias de terror, montar auténticas performances de lo macabro, siniestras interpretaciones perfectamente orquestadas para aterrorizar a sus pequeños congéneres, para ser exactos, a su pequeña hermanita y su poblado número de amiguitos, quienes por otro lado y atrapados por lo morboso, no se perdían ninguna de sus actuaciones. Pero aquella noche, nuestra gótica amiga, se había quedado sola en casa, perfecto escenario para tener un encuentro romántico con su último ligue, pensó ella, pues toda la familia estaba en el centro del vecindario celebrando la festividad de Halloween.

Ding dong! Sonó el timbre de la puerta. Ya está aquí, pensó de nuevo y corrió hacia la misma dispuesta a tirarse a los brazos (y a lo que fuese menester) de su amante, pero al mirar por la mirilla, no vio a nadie en el porche, tan solo una espesa niebla que saliendo del bosque, moría en el escalón de este. Serán imaginaciones mías pensó nuevamente, pues lo achacó a la fuerte medicación que estaba tomando para tratar unas recientes dolencias. Desilusionada, pues iba más caliente que el palo de un churrero, regresó al salón donde proyectaban una increíble, no, que digo, una de las mejores películas de zombies que se han hecho nunca, de origen italiano ella, “Eaters”. Apenas tuvo tiempo de sentarse en el sofá, que volvió a sonar el timbre. Ding dong, ding dong!!! Te la estás jugando puñetero Tomy, gritó la joven mientras corrió de nuevo hacia la puerta, la cual esta vez, abrió sin contemplaciones, sin timidez, sin pudor. Apenas pudo ver, una intensa luz la cegaba, la figura de una mujer le pareció distinguir entre la niebla con sus ojitos medio cerrados. El caso, es que de esta salieron otras tantas figuras, tres para ser fieles a la realidad. Tres niños se acercaron a ella, levitando sobre la niebla, sus putrefactos y ensangrentados cuerpecillos, la abrazaron con tal fuerza, que la muchacha, paralizada por el miedo, no pudo liberarse de ellos pese a lo pequeño de estos. Acompáñanos Juuuuudyyyy cantaron a coro, acompáñanos. Después, fueron tragados por la niebla y esta, siguiendo la deslumbrante luz del faro, regresó al bosque.

Un rato más tarde, para cuando Tomy llegó a la casa, ya no había ni rastro de Judy, nunca más lo hubo. Los créditos finales de “Eaters”, muriendo en la televisión y un puñado de viejas películas en VHS apiladas encima de la mesita del salón, “Pesadilla en Elm Street”, “Gothic”, “Re-Animator”, “Noche de Miedo” y “El Ente”, para ser más exactos, es lo único que encontró el pobre diablo, a quien no le quedo otra, que cascársela con esta última para compensar la ausencia de su amada.

Nido de Cuervos os desea, una terrorífica noche de Halloween.

Sed malos/as.

Crítica: Noche de Miedo (1985)

En la maratón de pelis de terror de este Halloween 2011 no puede faltar el visionado de “Noche de Miedo” (1985), dirigida y escrita por Tom Holland. Película de culto de vampiros que se mueve entre el terror y la comedia, haciendo las delicias de los amantes de los films de los ochenta, los más peques adoradores del horror y los menos tolerantes con las cintas de terror.

Charley Brewster es el típico adolescente americano. Su madre cree que ve demasiadas películas de terror. La vida de Charley es muy tranquila, hasta que se convence que su nuevo vecino, Jerry Dandridge, es un vampiro. Nadie, y menos aún la policía, está dispuesto a creer que Dandridge es responsable de un montón de extraños asesinatos. Charley encuentra un aliado en Peter Vincent, un antiguo actor de películas y presentador de programas de terror en la televisión. Peter intentará salvar a Charley y a su amada de los mortales colmillos de Jerry.

Chris Sarandon, en el papel del vecino Jerry Dandrige, destaca por encima del resto del reparto con un vampiro veraz entre moderno años 80 y clásico, que transmite elegancia y sexualidad activa. Moderno por su look y su forma de comportarse. Clásico porque le acompañan todos los clichés del vampiro del cine de la Universal Studios o de la antigua Hammer Films: capaz de transformarse en murciélago, en niebla y, además, en lobo, duerme en ataúd, no tolera la luz solar ni las cruces…

El tratamiento del vampiro por Tom Holland es la de dotarlo de una presencia amenazadora clásica pero marcado por un aire juvenil en sintonía con la era de películas para adolescentes de los ochenta y, en mi opinión, muy influenciado por las producciones de Steven Spielberg. Esto es, los efectos de maquillaje y efectos especiales nos muestran unos vampiros en su apariencia humana que en ocasiones nos recuerdan a los vampiros de los años 60 y 70 (el caso de la mujer vampiro) y en otras aparecen unos logrados nosferatus demoniacos, pero todo ello limitado para que la edad de los chicos y chicas que la fueran a ver al cine fuera el más ajustado posible (13 o 14 años para arriba). Aquí no encontramos ríos de sangre y mutilaciones como, por ejemplo, en “Pesadilla en Elm Street”. Se trata de asustar sin aterrorizar.

Otro de los carismáticos personajes es el mata vampiros Peter Vincent, interpretado con mucha solera por Roddy McDowall. El nombre del personaje remite a dos grandes del cine del horror, Peter Cushing y Vicent Price. McDowall se convierte en la ayuda que necesita nuestro protagonista, el joven Charley (interpretado correctamente por William Ragsdale), para acabar con su vecino vampiro, y, de paso, pone la nota de humor.

De la joven pareja de novios, Charley y Amy (Amanda Bearse), solo cabe decir que uno es el protagonista con el que identificarnos, amante del cine de terror y de carácter aventurero (se inmiscuye en las asuntos de un vampiro), y la otra, la chica del héroe que es seducida por el malo de la peli y se convierte en la víctima que deberá ser rescatada por el adolescente junto a su ayudante, Peter Vincent. La virginal Amy es seducida por el vampiro, un hombre mayor y con experiencia, que le enseña los pecados más oscuros, convirtiéndola en una criatura sedienta de sangre y mucho sexo.

El personaje más insoportable de la cinta, por otro lado, es el apodado “Rata” (Stephen Geoffreys), amigo en un principio de Charley que luego se pasa al lado oscuro. El chaval es insoportable hasta el punto de tener ganas de meterse el dedo por el oído, llegar hasta el cerebro y removerlo todo.

En el travelling inicial, una de las mejores escenas de la película, nos acercamos a la casa de Charley mientras escuchamos el diálogo de una antigua película de terror que se emite por televisión. Mientras Charley se pega el lote con su novia en el suelo entre cojines junto a la cama, en la tele se anuncia Noche de Miedo, el programa de cine de horror que da nombre a la película y cuyo presentador es Peter Vincent, una especie de "Vampira", la famosa presentadora de películas de terror Maila Elizabeth Syrjäniemi.

“Noche de Miedo” es una inteligente “parodia” de cine comercial que homenajea desde el más puro respeto las películas de terror clásico (incluidas las menos afortunadas) y para ello nos trae una historia teenager con humor y momentos de terror muy trabajado en el aspecto de efectos de maquillaje (la transformación del amigo de Charley es buen ejemplo de ello) y con referencias más o menos directas a “La ventana indiscreta” (Alfred Hitchcok, 1954) o “Un hombre lobo americano en Londres” (John Landis, 1981). Todo ello con una magnífica atmósfera fruto de un laborioso trabajo de producción y de una brillante fotografía de Jan Kiesser.

La cinta fue todo un éxito y Tommy Lee Wallace dirigió en 1988 una secuela que repitió el esquema argumental pero sin el mismo ritmo y gracia que su predecesora.


Crítica: Pesadilla en Elm Street

Cantad conmigo: “Uno, dos, Freddy viene a por ti; tres, cuatro, cierra la puerta; cinco, seis, coge un crucifijo; siete, ocho, mantente despierta; nueve, diez, nunca más dormirás...”

Millones de adolescentes no volvieron a conciliar el sueño después de “Pesadilla en Elm Street” (A Nightmare on Elm Street, 1984), una de las grandes obras del singular maestro del horror Wes Craven. Película de culto que todo cinéfilo debe ver antes de morir (o de dormir), sea o no amante del género, por su relevancia a la hora de revitalizar el subgénero slasher en los ochenta.

Para atemorizar a padres e hijos, Craven se vale de uno de los mejores monstruos del cine de terror adolescente, Freddy Krueger, interpretado magistralmente por Robert Englund, quien dio vida al macabro personaje en otras siete secuelas más y una teleserie hasta el año 2003, y por Jackie Earle Haley en el remake de 2010.

La película fue un éxito de crítica y público, recaudando casi 26 millones de dólares en taquilla con un coste de producción inferior a dos millones, salvando de la quiebra a su productora, New Line Cinema. Del éxito de la primera cinta surgió una de las sagas de terror más rentables de la historia de Hollywood, que encumbraron al paradigmático Krueger como un icono de los 80.

EL MONSTRUO

Frederick Charles Krueger, Freddy para sus víctimas, es el verdadero protagonista de “Pesadilla en Elm Street”. Hijo bastardo de una joven monja llamada María Elena (Amanda Krueger antes de entrar a la orden), fue abandonado al nacer. Durante la navidad de inicios de la década del 40, su madre fue encerrada accidentalmente en la división de criminales dementes del hospital psiquiátrico Westin Hills, donde durante días fue violada y torturada por los cien pacientes confinados. Cuando fue encontrada estaba moribunda y embarazada. Al nacer, su madre lo rechazó y lo dio en adopción al Sr. Underwood, un alcohólico abusivo (Alice Cooper en “Pesadilla final: La muerte de Freddy”) que lo maltrataba. El paso del tiempo hizo de Freddy un chico reservado cuyo comportamiento comenzaba a dar indicios de su psicopatía, matando animales pequeños. En la escuela era marginado y ridiculizado por sus compañeros. En su adolescencia, Freddy empezó a sentir el placer del dolor y su control.

En la adultez, Krueger se casó con su novia Loretta, con la que tuvo una hija llamada Kathryn. La familia Krueger residió en la casa de la infancia de Freddy situada en el 1428 de Elm Street. Fred trabajó en la central eléctrica local. Pero bajo la apariencia de un corriente ciudadano se escondía un asesino en serie en potencia. Comienzan las desapariciones de niños en el vecindario. Sus cadáveres son encontrados muertos y torturados. Es la mujer, Loretta, quien descubre que en el sótano de la casa, Freddy tiene un cuarto secreto en el que se hayan herramientas de tortura, recortes de diarios, versiones de sus famosos guantes y muchas más pruebas incriminatorias. Con el afán de proteger a la pequeña Kathryn y temiendo por su propia vida, Loretta le jura una y otra vez a su marido que no le dirá nada a nadie, pero finalmente es asesinada. Más de 20 niños del vecindario habían sido secuestrados, torturados y asesinados en las manos de Krueger.

La policía, desconcertada, consiguió incriminar y arrestar en 1966 al apodado por la prensa Acuchillador de Springwood por los asesinatos de los niños perdidos. Conocedora de lo que hizo su hijo, Amanda Krueger se suicidó ahorcándose en la misma torre donde fue violada. Su hija Kathryn pasó a manos de los servicios sociales, fue adoptada por la familia Burroughs, llevada fuera de Springwood y todo registro existente fue borrado.

En 1968, un error burocrático dejó en libertad a Fred. Pero los padres del vecindario decidieron tomarse la justicia por su mano siguiendo a Krueger hasta su cuarto de calderas donde lo quemaron vivo. Mientras ardía, tres demonios del sueño hicieron acto de presencia. En busca de un alma cruel, le ofrecieron a Freddy la eternidad en los sueños desde donde podría controlar la realidad.

En el cementerio de autos Penny Brothers, encerrado en el maletero de un viejo Cadillac rojo, descansan los restos del sanguinario Krueger. Años después, su alma retornará del infierno para vengar su muerte a manos del pueblo. Su vendetta caerá sobre lo que más quieren, sus hijos, y les atacará donde no puedan protegerles: en sus sueños.

El Krueger diabólico se caracteriza por su cuerpo quemado, su rostro desfigurado, sus ropas gastadas, su camisa a rayas rojas y verdes, su sombrero ajado y su guante de cuchillas en la punta de los dedos de elaboración propia con los que desgarra la piel de sus víctimas. Demuestra tener un grotesco sentido del humor y disfruta mucho con sus asesinatos. Su poder es controlar los sueños de los adolescentes, a los que hace ver cosas que no existen, les engaña, les hace ver lo que más les duele y consigue que sus actos tengan repercusión en la vida real. Si Fred te corta en tus sueños, te corta en la realidad, por ejemplo. En los sueños es inmortal e invencible.

Una década después de matanzas de grupos de adolescentes de Springwood por parte de Freddy Krueger, la ciudad queda casi desierta (un pueblo sin niños). Muchos adultos, afectados por la muerte de sus hijos, abandonan la villa. Pero la sed de sangre de Krueger es insaciable y busca otra ciudad llena de adolescentes a los que arrebatar su alma. Para tal cometido atraerá con sus poderes a su hija Kathryn, ahora bautizada como Maggie Burroughs, que trabaja en otra ciudad como consejera social en problemas de adolescentes. Cuando Freddy consigue capturar a Maggie, la intenta convencer para que lo ayude con sus planes. No obstante, ella planeará con su compañero Doc, psiquiatra del sueño, sacar de sus sueños hacia la realidad a su lunático padre al que acabará matando metiéndole una bomba en el pecho y liberando a su vez a los demonios del sueño que le habían otorgado sus poderes. Fin de la pesadilla.

LA SAGA

“Pesadilla en Elm Street” (1984)

A parte de dirigir, Wes Craven guionizó la película. El libreto lo acabó en 1981 y tuvo que llevarlo de puerta en puerta en Hollywood durante tres años porque ninguna productora quería invertir en un producto de terror con tantos efectos especiales. La desesperación invadía al realizador hasta que New Line Cinema, una productora independiente con poca repercusión, y, concretamente, el productor ejecutivo Robert Shaye se interesaron por el proyecto. Shaye quedó muy impresionado por la historia y consiguió involucrar a Smart Egg Productions. Sin embargo, al poco de comenzar el rodaje Smart Egg Productions se echó atrás dejando a New Line en una situación económica más complicada de la que ya estaba. Pero la pesadilla no se frenó cuando entró en juego un acuerdo de distribución con Media Home Entertainment.

Sinopsis: Un grupo de jóvenes sueña con un individuo con el rostro quemado y cuchillas en los dedos que va asesinándolos a medida que entran en el mundo de los sueños, a todos excepto a una joven que le podrá hacer frente y que vengará la muerte de sus seres queridos.

Slasher en el que un psicokiller fantasmal y diabólico llamado Freddy Krueger atormenta a un grupo de adolescentes en sus sueños, ofreciéndonos escenas fantásticas, humor macabro y gore, como en el momento en el que una de las muchachas vuela por toda la habitación desangrándose violentamente o cuando uno de los chicos, interpretado por Johnny Depp, es tragado por Fred al interior de su cama siguiéndole un río de sangre. Impactantes escenas junto a una historia original heredera de “La matanza de Texas” (The Texas Chainsaw Massacre, 1974).

Gran puesta en escena, fotografía impecable a cargo de Jacques Haitkin y tenebrosa banda sonora firmada por Charles Bernstein en magnífica sintonía con la historia.

En el reparto tenemos a Heather Langenkamp, Robert Englund, Johnny Depp, John Saxon, Charles Fleischer, Nick Corri, Amanda Wyss y Ronee Blakley.

Muy recomendable para este Halloween 2011.



“Pesadilla en Elm Street 2” (A Nightmare on Elm Street Part 2: Freddy’s Revenge, 1986)

El éxito de “Pesadilla en Elm Street” supuso un gran interés por parte de New Line por rodar una secuela y estrenarla cuanto antes aprovechando la popularidad del momento. Sin embargo, Wes Craven rechazó dirigirla y el guión escogido fue desafortunado sin la intervención del maestro. Como si de otra saga estuviéramos hablando, el argumento de “Pesadilla en Elm Street 2” explica como Krueger se introduce en el cuerpo de un adolescente para cometer asesinatos, dejando de lado lo mejor del esquema de la primera parte: los crímenes oníricos. La decepción entre los seguidores fue mayúscula y apunto estuvo de hundir la franquicia.

A las prisas por rodar –bajo presupuesto, montaje horrible y efectos demenciales- y a un guión de “mierda” se le unía la poca experiencia de su director, Jack Sholder. En el reparto, de bajo nivel, tenemos a Robert Lusler, Kim Myers y Mark Patton. Por supuesto, Robert Englund sale caracterizando a Krueger, aunque incomprensiblemente es el personaje que menos sale en el metraje.

Por destacar algo bueno del film, la transformación del protagonista, Ron Grady (Robert Lusler), en Freddy es bastante brillante. Y, como no, la escena más importante está en el final, donde se deja bien claro que Englund volverá en una tercera parte para que vayamos preparando el dinerito de la entrada del cine. Lo demás de la peli es solo una pesadilla. Nunca existió tal segunda parte, por lo menos para mi.



“Pesadilla en Elm Street 3” (A Nightmare on Elm Street III: Dream Warriors, 1987)

Años después de los incidentes en Elm Street, Nancy se ha convertido en una psiquiatra especializada en terapia del sueño, pero Freddy también sigue en activo, y comienza a aparecerse en los sueños de varios de ellos. Nancy los reúne a todos en busca de una forma de parar al monstruo. Para ello, los pacientes aprenden a desarrollar habilidades especiales en sus sueños. Uno puede ser un mago, otro un súper forzudo, un maestro en artes marciales...

Chuck Russell a la dirección de la mejor secuela de la saga, en la que también participa en el guión junto al maestro Wes Craven, Bruce Wagner y Frank Darabont. Las partituras de la terrorífica aventura las pone Angelo Badalamenti.

La historia continúa donde acaba la primera película, en parte, para ignorar la malograda segunda parte. Así, se rescata a Heather Langenkamp en el papel de Nancy. Esta será una de las características de la franquicia: cuando un personaje, casi siempre femenino, es la única superviviente, en la película siguiente muere. El resto del elenco es Robert Englund, Patricia Arquette, Laurence Fishburne, Priscilla Pointer, Craig Wasson y Brooke Bundy. También interviene John Saxon en el papel de padre de Nancy.



“Pesadilla en Elm Street 4” (A Nightmare on Elm Street IV: The Dream Master, 1988)

Freddy Krueger vuelve a la vida después de su aparente muerte en la entrega anterior y comienza a matar a los chicos que viven en Elm Street. Pero, Kristen, capaz de atraer a los demás dentro de sus sueños, le concede este poder especial a su amiga Alice. Sin embargo, ésta se da cuenta de que Freddy está sacando partido a este extraño poder...

Renny Harlin es el sucesor en la dirección de Russell y el guión está a cargo de Brian Helgeland y Scott Pierce, sin Wes Craven. Los personajes principales son Englund, Rodney Eastman, Danny Hassel, Andras Jones, Tuesday Knight, Toy Newkirtk y Lisa Wilcox.

El Festival de Cine Fantástico de Sitges concedió a la película el premio a los mejores efectos especiales. Tanto Craven como Englund están fuertemente ligados al festival al que han acudido en varias ediciones. En la edición de 1985, Craven formó parte del jurado internacional y en 2007 Englund recibió la Máquina del Tiempo en honor a su carrera.



“Pesadilla en Elm Street 5” (A Nightmare on Elm Street V: The Dream Child, 1989)

Alice y Dan viven felices tras haber acabado con Freddy. Las pesadillas han terminado y Alice espera plácidamente que nazca su bebé. Sin embargo, Freddy planea apoderarse del alma del hijo que espera Alice.

Dirigido por Stephen Hopkins, guionizado por Leslie Bohem y fotografiado por Peter Levy, con Jay Ferguson en la música. Además del incombustible Englund, en el reparto se cuenta con Lisa Wilcox como personaje superviviente de la anterior película, Erika Anderson, Kelly Jo Minter, Danny Hassel, Nick Mele y Whitby Hertford.

Serios efectos especiales sobre un guión flojo que la hace una de las peores secuelas de la saga, después de la horrorosa segunda parte (que no existe he dicho, coño!).



“Pesadilla final, la muerte de Freddy (Pesadilla en Elm Street 6)” (Freddy's Dead: The Final Nightmare, 1991)

Después de diez años, Freddy Krueger vuelve a sembrar el pánico entre los adolescentes de Springwood. Utiliza para su venganza a un joven amnésico que le servirá para revitalizar sus poderes y localizar a su propia hija.

A cargo de la última gran aventura de nuestro amigo Krueger, Rachel Talalay, la primera mujer frente a la dirección de una de las cintas de la franquicia, que también aporta la historia guionizada por Michael De Luca. Se dice que Peter Jackson escribió un borrador pero finalmente no se encargó del guión.

En el reparto vuelve Johnny Depp (un cameo) y junto a Englund tenemos a Lisa Zane, Yaphet Kotto, Shon Greenblatt, Leslie Deane, Ricky Dean Logan, Breckin Meyer, Alice Cooper (cameo), Roseanne y Tom Arnold.

En el Festival de Cine Fantástico de Sitges 1991 se integró en la sección oficial de largometrajes a concurso.

En Sitges 2009, John Saxon formó parte del Jurado Internacional y se rindió homenaje a la saga con la proyección de la primera película en el terrorífico cine El Prado.



En resumen, “Pesadilla en Elm Street” prevalece en el tiempo mientras que el resto de la saga nos deja escenas impactantes pero poco más. Con el paso de los años la franquicia ha envejecido muy mal, especialmente por sus efectos especiales. Las historias, las interpretaciones (a excepción de Englund y algún que otro actor) y la dirección en general han llegado a rozar la serie B. Así, pues, “Pesadilla en Elm Street” queda como una obra única perfectamente divisible de las secuelas que se quedan al margen para el coleccionista y fan más acérrimo.


¿POR QUÉ NOS ENGANCHO EL FILM?

“Pesadilla en Elm Street” supone una de las mejores películas de psychokillers de adolescentes de la historia del cine, principalmente por su verdadero protagonista: Freddy Krueger.

Fred es la representación más impactante del hombre del saco (o el Coco, para los más infantiles); un monstruo verdaderamente terrorífico porque no es humano (es una especie de fantasma demoniaco), ataca donde nadie nos puede proteger –en los sueños- y no hay manera de detenerlo (en su mundo es inmortal e invencible). Sin embargo, su leyenda le hace más temible. Krueger podría ser nuestro vecino. Era un asesino de niños (¿tal vez un pederasta o pedófilo?) de esos que por desgracia salen en las noticias, con apariencia totalmente normal que esconde un macabro secreto. Imaginemos que además nos lo encontramos en nuestros sueños, uno de los momentos más íntimos y en los que nos encontramos más indefensos.

A todo ello hay que destacar que los adultos no creen en las pesadillas de Freddy y en muchas ocasiones se convierten en un lastre para los jóvenes que intentan no dormirse. Esto refleja la incomprensión que sufren muchos adolescentes con sus padres. Algo con lo que nos identificamos sobretodo si seguimos la saga en la pubertad.

La apariencia del personaje es muy parecida a la del hombre del saco que nos podíamos imaginar en nuestra niñez. Un hombre con ropas gastadas como un vagabundo, provisto de cuchillos o en su caso de un guante de cuchillas, traslación al miedo primario de ser herido a cuchilladas, que se lleva a los niños para hacerles cosas muy malas. Un hombre cruel sin rostro definido que los padres empleaban para dominar a sus hijos y así conseguir que se portaran bien, se fueran a dormir o se comieran las lentejas, por ejemplo. Freddy siempre ha estado con nosotros desde nuestra infancia.

Además, el hecho de que los crímenes se sucedan en los sueños nos dejan magníficas escenas con las que nos podemos identificar, como el momento en el que Nancy (en la primera película) se queda dormida en la bañera y de entre las piernas sale la garra para atraparla. ¿Cuántas veces habéis evitado dormiros en la bañera después de aquella escena?


WES CRAVEN, EL PADRE DE LA CRIATURA

Tras el éxito de crítica y público (no tanto de taquilla) de “Las colinas tienen ojos” (1977), tuvieron que pasar cinco años hasta que Wes Craven hiciera otra gran película, “Pesadilla en Elm Street”, que daría un giro positivo a su carrera, dejando atrás las olvidables “Stranger in Our House” y “Bendición mortal”, y “La cosa del pantano”.

Con “Pesadilla en Elm Street” (1984), Craven disponía de un reducido presupuesto (1.8 millones de dólares), un guión original, un villano carismático, una maravillosa fotografía, una inquietante banda sonora, un ejemplar montaje, grandes interpretaciones, un grandioso trabajo de efectos de maquillaje y especiales, y un logrado diseño de producción.

Los grandes beneficios que aportó a New Line supusieron el inicio de una saga en la que Craven solo se involucró en la tercera parte como guionista. Casualmente la mejor de las películas de la franquicia, después de la primera parte.

Diez años después, en 1994, el director norteamericano volvía a rescatar a Fred con “La nueva pesadilla de Wes Craven”. Una especie de séptima parte donde Wes Craven –interpretándose a sí mismo- está rodando una nueva entrega de “Pesadilla en Elm Street”, en la que actúa Heather Langenkap –interpretándose también a sí misma-, la chica que hacía de Nancy en la primera y en la tercera entrega de la saga. Pero Heather pronto comenzará a soñar con Freddy, tal y como ocurría en sus películas, y se dará cuenta de que un demonio ha tomado la imagen del asesino Freddy para aterrorizar a los miembros del equipo.

En 1996 se reinventó con “Scream: Vigila quién llama”, de la que también se ha realizado una saga que homenajea a su manera al cine de terror. Con este último trabajo, Craven demostró su capacidad para adaptarse al público de cada década como singular maestro del horror que es.

Pese ha estar menospreciado, Craven cuenta con obras muy interesantes e influyentes en el cine de terror como “La última casa a la izquierda”, “Las colinas tienen ojos”, “Pesadilla en Elm Street”, “La serpiente y el arco iris” y “Scream”. Tanto ha sido así que algunas de sus obras se han reivindicado recientemente con un remake. “Las colinas tienen ojos” (2006) llegó ha superar la original, mientras que “Pesadilla en Elm Street: El origen” (2010) no estuvo a la altura, todo lo contrario a “La última casa a la izquierda” (2009) que representa un correcto re-make sin el impacto de la original.

ROBERT ENGLUND, TRAS LA MÁSCARA DE KRUEGER

Robert Barton Englund (6 de junio de 1947, Glendale, California) es el actor norteamericano que hay tras la máscara del inolvidable Freddy Krueger. En 1987 recibió el Premio Saturn al mejor actor de reparto por “Pesadilla en Elm Street 3: Guerreros de los sueños” y solo un año después recibiría el mismo galardón por “Pesadilla en Elm Street 4: El maestro de los sueños”. En 2001, American Film Institute le concedió el Premio Honorífico por su carrera cinematográfica y en 2007, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges le concedería otro reconocimiento a su carrera otorgándole la Máquina del Tiempo.

Antes de trabajar bajo las ordenes de Craven, Englund ya había participado en diversas películas de terror y en la popular serie de ciencia ficción “V”. Pero fue con la saga Elm Street y la serie de 41 episodios del mismo personaje “Las pesadillas de Freddy” cuando Englund saltó a la fama.

ALGO PARA RECORDAR: La introducción de la primera película, cuando Fred se está fabricando sus características garras. Porque asesinar también da trabajo.

ALGO PARA OLVIDAR: “Freddy contra Jason”, película más propia de un videojuego, junto a la segunda parte de la saga Elm Street.

UNA IMAGEN: Los niños saltando a la comba mientras cantan la nana de Krueger.

Crítica: El Ente

-Hola, mi nombde es Bádbada.
-Ah, americana, ¿verdad?
-No, padapléjica.

Lo sé, no tiene puta la gracia. Sobre todo si tenemos en cuenta el contexto en que lo solté. Estaba yo disfrutando relajadamente de un daikiri, bien despachado de ron de caña, mientras evaluaba sus curvas con ojos de chino (así conseguía borrarle casi todas las arrugas. La edad es como yo, no perdona). Cuando le comuniqué por teléfono que tenía la intención de realizarle una entrevista para este archiconocido blog, la actriz se apresuró a invitarme a su lujosa mansión de Beverly Hills. Ella siempre ha sido muy consciente de que la proyección internacional de sus trabajos depende de codearse con los mejores. Me costó un poco encontrar el imponente villorrio. La primera vez pasé de largo. El nombre que rezaba en la placa de bronce que había en la entrada era Hertzey´s Villa. Hertzey es su verdadero apellido, y la imaginación nunca fue mi fuerte.

Ella enarcó una ceja ante el desafortunado chistecito que yo acababa de largar y me miró con desconfianza. Esto no me sorprendió especialmente, puesto que me miran con desconfianza tropecientas veces al día. Y con razón. Lo que sí me cogió desprevenido es que la doña intentara devolvérmela con bastante mala leche, algo impropio de una dama de su posición. La señora me disparó a bocajarro si sabía yo el chiste de la puta y la sorda. "Do you know that joke about the whore and the deaf?", soltó de sopetón con su mejor cara de mosquita muerta. Pero le salió el tiro por la culata a la muy cabrona. Yo andaba dolorido, masajeándome los brazos con disimulo (por cierto, Rector, el próximo viaje a Los Ángeles lo paga la empresa ¿eh? Que con tal de ahorrarme el vuelo charter, me fuí aleteando hasta allí y tengo los hombros que parezco el gorila de los BIG JIM. Aparte que, a la vuelta, a la altura del Canal de la Mancha, habían abierto la puñetera veda del murciélago, un concurso de tiro patrocinado por Bacardi, manda webs, y bueno, casi no lo cuento. Me dieron tres veces. El tercer cartucho de perdigones ya casi ni dolía. Ahora, cuando chupo cuellos, pierdo más líquido que la cantimplora de un palestino).

Bueno, a lo que iba, que a mi la pregunta me pilló tó descuajeringao, con más dolores que un asilo; tenía tantas agujetas que me hervían hasta los picos del cuello de la capa. La jodidilla señora intentó replicar salerosamente, pero entre lo mal que andaba yo y lo mal que andaba mi ingles sólo acerté a decir: "What?". (Mi inglés es tipo John Wayne, ya sabéis, anda bastante oxidado. Últimamente es que sólo me como latinas morenas, choco latinas que digo yo), La cosa es que, como no entendí al pronto de qué iba el asunto, dije "What"• (o sea: "¿Qué?") Con lo cual le chafé la gracia a la señora Hershey, que me fulminó con la mirada y llamó al mayordomo para que me retirara la copa de daikiri. La terminé de un trago antes de que el maromo llegara.

Ya sé que ahora no entendéis nada, eso mismo me pasó a mí, pero os pongo este enlace que os ayudará a verlo más claro. Os aconsejo que respondáis lo mismo que respondí yo si alguien intenta pegárosla con el chiste de la puta y el sordo:

Barbara Hershey (Lantana, Retrato de una dama, El tren de Bertha, Hannah y sus hermanas...) ha participado en películas bastante buenas. La chica no es que tenga un talento excepcional, la verdad, pero ha sabido encontrarse con grandes directores. Aparte de que en su juventud fue una mujer muy atractiva. Yo al menos así lo creo. Y eso ayuda. Una de sus mejores películas, en la que consigue aunar sus aptitudes para la interpretación y sus evidentes encantos femeninos, es El ente (The entity, 1982). La intérprete, por este papel, ganó el premio a la mejor actriz en el festival de cine fantástico de Avoriaz de 1983. Los demás premios se los doy yo.

SPOILER En este largometraje, supuestamente basado en hechos reales, un ser maligno y obsesivo, un rato pesao y más salido que el pitorro un búcaro, se pasa la hora y media de metraje endiñándole a la Hershey todo lo que guarda para ella debajo de su sábana. FIN SPOILER Mucho "metraje" es eso. Y aún no se había descubierto la Viagra ni ná. La película me gustó más cuando la vi hace un par de décadas. Las cosas moco son. Sobre todo cuando se trata de entes ectoplasmáticos. El paso del tiempo no favorece a nadie, esto lo saben hasta las momias. De hecho los vampiros no nos vemos en los espejos por lo mismo, para que estos no nos recuerden lo feos que nos hicieron los años. Pues con el cine pasa tres cuartos de lo mismo. El tiempo arruga las expresiones de los actores, seca el celuloide como si fuera piel de cebolla, apelmaza los guiones y hace que lo que antaño fueron mieles doradas sean hogaño un puñado de moscas danzando gozosas sobre un charquito infecto. Bueno, tampoco es eso, veréis, personalmente me ha gustado revisitarla, pero... Ha envejecido regular, no es lo que era. Los médicos fumando en el hospital, esa escena es un despiporre... No es lo mismo, los ectoplasmas moco son.

SPOILER El ente es un íncubo que viola en repetidas ocasiones a Carla Morán, la protagonista. Mientras, en la ausencia de un padre como dios manda, su hijo mayor intenta hacer las veces de pater familias. El pobre chico es un auténtico fracaso en esto, todo sea dicho. Las hijas pequeñas compiten a su vez a ver cuál de ellas logra gritar más alto que la madre. Y un barbudo psiquiatra (un Ron Silver bastante cuestionable) sueña con hacerle a la víctima del violador del más allá lo mismo que él, sólo que más acá. Todo muy divertido. Memorable y morbosa resulta la escena en la que le dice a Carla que le enseñe las marcas y heridas; y también aquella otra en la que ella reconoce que tuvo un sueño húmedo con la criatura de rabo infernal. FIN SPOILER

La dirección es de Sidney J. Furie, que en su casa lo conocen. El colega se lo guisa bien aquí, cocinando con poco aceite. La fotografía es sobria y convencional, sin alardes de ninguna clase. Y, tal vez por ello mismo, el clima de la historia es muy cercano, casi entrañable, lo que eleva el suspense de la trama de igual manera que se eleva un pene (fantasmal o no), ante la llamada de la selva: con inevitable naturalidad. El realizador cuenta la historia al más puro estilo ochentero, sin concesiones ni altibajos, administrando con cuentagotas unos efectos especiales tan escasos como logrados a pesar de su bajo coste. (La escena del magreo de tetas está resuelta de modo magistral, se os va a caer la babilla). Ni el previsible desenlace ni los casposos personajes de cazafantasmas cangilones consiguen empañar los innegables aciertos de la cinta.

La banda sonora es lo más parecido a un mete y saca con maracas, sólo superada en cuanto a eficacia y economía de medios por la BSO de Tiburón. El compositor es un tal Charles Bernstein. A éste sólo lo conocen en casa de Sidney J. Furie. Una encomiable, y encoñable, tarea de percusión diabólica contra trompas de falopio. Lo que unido a las virtudes anatómicas de una sugestiva Hershey (uaoooo, esta chica está bárbara) hizo que en las escenas más tórridas se pusiesen palotes hasta los inocentes clicks de famobil de la época.

Por último decir que, por aquello de que de los viejos jamones salen buenos caldos, me papeé a la Hershey junto al borde de su piscina. Antes hice con ella ciertas cosas que también me apetecían, mientras le susurraba al oído un conocido chiste. No dijo ni what. Luego puse rumbo a casa. Si alguien esperaba ver alguna película más de esta actriz, que sepa que va a ser que no.

Lejos de perder vigencia, el tema de los espíritus cachondorros sigue vivo en películas como "Lovely Molly" (2011), muy alejadas, eso sí, del encanto de la primera.

Y ahora os dejo, que me voy a dar un baño en helio líquido. Dicen que va bien para estirar las arrugas.

Crítica: Gothic

¿Genialidad absoluta o tomadura de pelo? Esta pregunta es la que se hace uno ante determinados productos cinematográficos más o menos peculiares.

Como toda disciplina artística, el cine es totalmente subjetivo, y, en una obra de las características de ‘Gothic’ (‘Gothic’, Ken Russell, 1986), más todavía.

En la vida en general, y en el cine en particular, aspectos tales como: la cultura, la lectura, el entorno sociocultural, las vivencias experimentadas, tener una mente más o menos abierta, etc, son imprescindibles a la hora de sacarle más partido a todo cuanto rodea a una persona. Concretamente en lo que a obras cinematográficas se refiere, más riqueza visual, narrativa y léxica podrá apreciar esa persona y más lecturas posibles será capaz de ver y analizar.

Ahora bien, ¿vale todo en el llamado Séptimo Arte?¿ Deberían los directores de cine atenerse a unas normas? ¿Debe sufrir el espectador las “pajas mentales” del cineasta perturbado de turno?

Yo considero que no debería haber ningún tipo de censura ni de problema con este asunto. Si un director de cine quiere filmar el sueño que tuvo la noche pasada, pues adelante. Que quiere rodar sus traumas infantiles o mostrar sus deseos más oscuros y perversos, estupendo.

Ahí han quedado maravillosas propuestas como ‘Tetsuo, el hombre de hierro’ (‘Tetsuo’, 1988) de Shinya Tsukamoto, ‘Cabeza borradora’ (‘Eraserhead’, 1976) de David Lynch, o sobre todo, ‘Gozu’ (‘Gokudô kyôfu dai-gekijô: Gozu’, 2003) y ‘Big Bang Love, Juvenile A’ (‘46-okunen no koi’, 2006) ambas dirigidas por el genial director japonés Takashi Miike.

El quid de la cuestión es que hagas lo que hagas, ya sea la paja mental más monumental de toda la Historia del Cine, o la idea más sencilla causante de la mayor de las erecciones (vamos, lo que se viene a conocer como una erección de proporciones bíblicas), hazlo correctamente (y con estilo). Ya que te pones, ponte pero bien.

El problema de la cinta dirigida por Ken Russell no es que no se entienda nada, o que no albergue ningún tipo de interés (la historia tiene su miga), el problema es que es una película que está catalogada como un drama de terror erótico (y de época), y más que emocionar, asustar y/o excitar, lo que provoca es la más sonora de las carcajadas.

No sé si tendrá algo que ver también las pésimas condiciones de su visionado (sala diminuta, seres pasando por delante de la pantalla, mucho calor...), pero lo que se supone debe ser un momento glorioso (como es el ver una película), se convierte en una experiencia para nada gratificante; tampoco diré insoportable como dijeron algunos/as compañeros/as, no fue para tanto, a estas alturas en peores plazas hemos toreado –por poner un ilustre ejemplo, ‘Despedazator’ (‘Slime City’, Greg Lamberson, 1988), que es bastante más insufrible-.

Tal vez tenga que ver también el hecho de que la cinta fuera filmada el siglo pasado, y más concretamente en la temida década de los 80 (temida cinematográficamente hablando claro está, -¿o no solo cinematográficamente?-). Y no es que en aquella época no se realizaran buenas o interesantes películas, -sin ir más lejos, ese mismo año vio la luz la magistral epopeya de ciencia ficción ‘Aliens, el regreso’ (‘Aliens’, James Cameron, 1986)-, una de las mejores películas de género de todos los tiempos. Lo que sucede, es que fue una época en la que la moda o la música (por poner dos ejemplos) marcaron sobremanera el cine de entonces, y vistas hoy día, muchas de esas películas que surgieron en aquella kafkiana década, se tornan cuanto menos ridículas: atención a esos peinados -más dignos de una persona encerrada en un psiquiátrico que otra cosa-, a ese tan molesto sintetizador que suena de manera continua e irritante introduciéndose en tus oídos para martillearte, o, esa forma tan hortera de plasmar en imágenes sucesos y acontecimientos que deberían ser mostrados justamente a la inversa de como se muestran, es decir, de manera sugerente, lírica, misteriosa, en definitiva, exponiendo una configuración que aúne lo poético con lo terrorífico, y siempre haciéndolo de una manera respetuosa con el género.

A mí personalmente me suelen gustar bastante las películas “raras” (por denominarlas de alguna manera), pero ya digo que no hay que olvidarse de los aspectos que terminan por engrandecer una obra cinematográfica, tanto de los más nimios como de los más importantes, en conclusión, no hay que olvidarse de la calidad del producto final; crear un espectáculo grotescamente placentero y agradablemente vomitivo no es tan fácil, no es una tarea que esté al alcance de cualquiera (hasta los maestros en este campo a veces pinchan), y el señor Russell debería tomar buena nota de ello.

Lo que más me ha gustado: los momentos más grotescos, bizarros y oníricos.

Lo que menos me ha gustado: la sensación de que podía haber sido una muy buena película teniendo en cuenta el material de partida del que se disponía.

Crítica: Re-Animator

Universidad de Zurich, Instituto de Medicina. Un profesor custodiado por dos guardias se acerca por el pasillo hacia una gruesa mujer de bata blanca que espera impaciente frente a la puerta cerrada de uno de los laboratorios. “De prisa, de prisa, por aquí”, dice al ver llegar a los tres hombres. Los cuatro acercan la oreja a la puerta. Se oyen unos gemidos de dolor. La mujer pica a la puerta y llama al doctor, que suponemos que se haya en su interior. “Abra doctor”, dice insistente. De repente se oyen cristales romper y los policías fuerzan la puerta y consiguen abrirla armados con pistolas. En su interior encuentran al Doctor Herbert West sosteniendo una jeringa de grandes dimensiones agachado junto al cuerpo de otro viejo científico tirado en el suelo con convulsiones. Los policías arrestan a West mientras la mujer se acerca a auxiliar al doctor que de golpe se levanta del suelo. La cabeza le va ha estallar. Intenta sostenerla con las dos manos. El dolor parece muy intenso. Sus ojos, cerrados de puro dolor, se salen de sus orbitas ensangrentados, salpicando a los presentes en la habitación. Finalmente cae al suelo ya fiambre. “Esta muerto”, dice el profesor que se acerca a poner su mano sobre el cuello del fallecido. “Claro que está muerto”, afirma West. “Usted le ha matado”, acusa la mujer llena de rabia. El doctor West la interrumpe. “No, todo lo contrario… Yo le di la vida”. Música intensa de Richard Band, créditos y da comienza “Re-Animator”, todo un referente en el cine de terror y ficción.

No fue hasta la saga Re-Animator, compuesta de “Re-Animator” y “La novia de Re-Animator”, cuando las adaptaciones cinematográficas de Lovecraft obtuvieron mayor éxito. Eran los años 80. Stuart Gordon y el productor Brian Yuzna se aliaban para adaptar la novela corta de Lovecraft titulada “Herbest West: reanimador”. En el proyecto, Gordon realizó, además, labores de co-guionista junto con Dennis Paoli. El doctor West fue interpretado por Jeffrey Combs, actor fetiche desde entonces que dota de realismo al lunático científico y consigue empatizar con el público.

Tras el éxito de “Re-Animator” (1985), Yuzna dirigió, co-guionizó y produjo en 1990 “La novia de Re-Animator”, una nueva adaptación del relato corto de Lovecraft, con clara inspiración de la genial “La novia de Frankenstein” (1935), de James Whale. En 2003 Brian Yuzna rescató la saga Re-Animator con la película “Beyond Re-Animator”, una producción española de la desaparecida Fantastic Factory, con Elsa Pataky y Santiago Segura en el reparto que manchó el éxito de la primera cinta.

“Re-Animator” se argumenta alrededor del personaje del doctor Herbert West (Jeffrey Combs) que estudia en Europa, concretamente en Suiza, métodos médicos regenerativos junto a un conocido científico, que muere en extrañas circunstancias. Su intención es conseguir devolver la vida a los muertos recientes. De baja moral a la hora de aplicar sus experimentos, Herbert es expulsado del instituto de medicina y acaba viajando a EEUU, donde se matricula en la Miskatonic University. Allí continúa con sus experimentos. Su compañero de piso, Dan (Bruce Abbott), y la novia de éste, Megan (Barbara Crampton), se verán envueltos en el macabro proyecto. El doctor necesita cadáveres frescos, pero éstos al volver a la vida se convierten en violentos “zombies”. Algo falla en las pruebas. Frente a Herbert estará el Doctor Hill (David Gale) que intentará acabar con su carrera científica.

Película de culto, terror gore, comedia negra de terror… Fantástico film que nos atrapa desde el primer fotograma y nos devuelve a las historias de los mad doctor con las particularidades propias del personaje de West, quien transmite su locura a través de sus ojos y sus gestos de pasión por la ciencia y nos sumerge en escenas de gran crudeza, explícitos planos de mutilaciones, decapitaciones, vísceras esparcidas… Todo ello mezclado con humor sin caer en el ridículo, sustentando en un guión firme, un argumento sencillo, sin pretensiones, y plasmado en el metraje con gran habilidad por Stuart Gordon (al que tuve el placer de conocer en Sitges 07). Ejercicio sustentado sobre la intención de hablar del miedo a la muerte y del deseo de vencerla de forma cínica y sensual, a modo de sátira.

A parte de West, el resto de personajes se compone de Dan, el compañero de piso de West, el guapo del film y ayudante un tanto torpe del doctor en sus locos experimentos; Megan, la novia sexy de Dan y víctima de la peli; y el Doctor Hill, el antagonista que protagoniza una de las mejores secuencias de humor macabro de la cinta: su cuerpo decapitado entrando con toda normalidad en el hospital disimulando la falta de su cabeza con un busto.

En 1985, “Re-Animator” recibía el premio a la mejor película en el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Muertos reanimados, una morgue, un sótano como laboratorio con el cadáver de un gato, lobotomía, probetas, una jeringa con un líquido verde fluorescente, sangre, cabezas cortadas parlantes, cuerpos descerebrados autónomos, sexo oral de ultratumba… todo ello es lo que ofrece el universo de Gordon y Yuzna que entusiasmó a público y crítica en Sitges y allá donde se proyectó.

Desde NIDO DE CUERVOS reivindicamos el visionado de esta macabra obra cinematográfica de terror para este Halloween 2011. Perderéis la cabeza, al verla.


LA ESCENA: La cabeza decapitada del Dr. Hill entre las piernas de Megan.

LA ANÉCDONA: La “poción reanima muertos” es un material llamado Luminol, que sirve para iluminar a un individuo en la carretera en caso de accidente por la noche y se puede comprar en cualquier ferretería.

sábado, 29 de octubre de 2011

"Zombie Massacre", Uwe Boll y los chicos de "Eaters" regresan con otra de zombies

Como ya sabíamos, el controvertido y muy a menudo denostado director alemán Uwe Boll, compró los derechos de “Zombie Massacre”, un videojuego poco conocido de zombies del año 1998, que por lo visto era bastante similar a “Doom”, y cuya historia seguía a tres rockeros y un oficial de policía que tenían que plantar una bomba nuclear en el corazón de una ciudad para aniquilar a los zombies que la habitaban.

Lo mejor de este asunto (y que yo al menos yo desconocía hasta hace un momento), es que dicha adaptación no estará dirigida por Uwe Boll, sinó por el dúo de cineastas italianos Marco Ristori y Luca Boni, los responsables de la muy interesante cinta de zombies del año pasado titulada “Eaters” (señor Rector, no se excite demasiado y trate de tranquilizarse…), mientras que Boll hará labores de productor y de guionista. El plan es llevar a "Zombie Masacre" a AFM en noviembre para adquirir distribución y ser lanzada en 2012. Acompañando esta noticia podéis ver un par de pósters (muy al estilo "Eaters") y abajo tenéis el hipnótico y casi poético téaser tráiler del film.

“Una central nuclear, situada en una pequeña ciudad en el centro de Europa, explota liberando una sustancia radiactiva que convierte a toda su población en monstruosos zombies. El ejercito tendrá que intentar contenerlos para evitar que escapen del perímetro de seguridad, por lo que envían a un grupo de mercenarios que transporta una bomba atómica para hacer estallar la ciudad, pero por el camino, los mercenarios se tendrán que enfrentar a hordas de zombies y sólo tienen una hora para escapar de la ciudad antes de la inminente explosión nuclear. ..”

"The Innkeepers", tráiler y póster del film de Ti West

Si existe un tráiler que se ha hecho de rogar, ese es, sin duda el de “The Innkeepers”, la cinta de terror sobrenatural dirigida y escrita por Ti West, tras la divertida “Cabin Fever 2” y la magnífica “The House of The Devil”. Ahora por fin, Magnet Releasing ha publicado el primer tráiler y un nuevo póster de la cinta protagonizada por Sara Paxton, George Riddle, Pat Healy Kelly McGillis que, tras pasearse por el Festival de Sitges’ 11, llegará a la cartelera norteamericana el próximo 3 de febrero de 2012.

“The Innkeepers se centra en los dos últimos empleados de un decrépito hotel antes que éste cierre sus puertas. Después de cien años en el negocio, el Yankee Pedlar Hotel está a punto de cerrar y sus dos únicos empleados: Claire, una joven chica que ha aceptado su lugar en la vida, y Luke, un chico solitario y experto en computadoras, están decididos a demostrar que es cierta la creencia de que ese hotel de Nueva Inglaterra está encantado . Así que se dedican a patrullar noche tras noche, armados con linternas, grabadoras y cámaras de video, los pasillos y habitaciones del citado hotel en busca de pruebas. Según se acercan los últimos días de servicio, extraños huéspedes comienzan a registrarse y los dos empleados vivirán hechos inexplicables en el hotel encantado…”