Michael Bay, uno de los directores de cine más odiados pero más taquilleros (¿cómo se explica eso?) lo logró una vez más. ¿Y qué es eso que ha logrado?
Pues realizar la película más aparatosa, ruidosa, devastadora y espectacular de la década (Emmerich espabila, tu ‘2012’ ya se ha quedado pequeña).
Al margen de todo eso, la última entrega de las andanzas de los robots que alteran su espectacular físico, es también una de las películas más gamberras que se ha podido ver en una pantalla de cine en mucho tiempo. Y es que Bay conforme va cumpliendo años, no solo no se tranquiliza, sino que se vuelve más y más gamberro.
Por lo general, un director novato intenta sacar todo su potencial de gamberrismo, -es lo que tiene la juventud, que te hace pensar que la rebeldía y el vandalismo son “principios” a seguir y de los que uno no debe despegarse-, en sus primeros trabajos, para más tarde, y conforme se va haciendo mayor, ir dejando de lado esa actitud y comenzar a demostrar madurez.
Michael Bay lo hace a la inversa del resto del mundo, -a mí me pasa exactamente lo mismo, y no hay nada de malo en ello, al contrario, resulta divertido-. Robert Rodríguez también se ha unido a tan selecto grupo y se lo agradecemos.
Pero vayamos al grano. Una película, que resulta ser una tercera entrega de una saga protagonizada por un puñado de robots que se dan estopa y por un grupo de humanos (los tíos cachas, las tías macizas y bueno, también tenemos a los secundarios graciosos) que intentan salvar sus vidas, no debe tomarse muy en serio, y eso es precisamente lo que hace Bay (y bien que hace).
Sin embargo, eso no es óbice para que se escriba no ya un guión, que también, sino una historia que no haga sonrojar incluso al personal menos exigente.
Porque seamos sinceros, a una cinta que se titula ‘Transformers: el lado oscuro de la Luna’ (‘Transformers: Dark of the Moon’, 2011) no se le pide que tenga una buena historia o un guión trabajado, pero lo que sí se le pide es que lo escriban, o por lo menos que lo escriban sin “ayudas externas” (“aka” drogas).
Eso sí, obviando su infumable historia (que por cierto comienza de manera excelente con un genial prólogo) y su desastroso desarrollo, la película que nos ocupa es todo un espectáculo digno de ser visto (eso sí, en pantalla grande y con Dolby Surround).
Pocas veces se ha podido contemplar semejante desfile de robots destrozándolo todo, edificios siendo devastados, humanos convertidos en polvo tras ser pulverizados por un arma alienígena, hombres volando a alturas vertiginosas, naves, helicópteros y aviones de guerra explotando, Abraham Lincoln siendo “profanado” por un robot alienígena y hasta una retahíla de “recaditos” para una tal Megan Fox.
Si a eso le añadimos la siempre agradable presencia de unos desfasados John Malkovich y John Turturro (para mí, lo mejor de toda la saga) y del carismático (pese a quien le pese) Shia Labeouf, pues... ¡Bingo! Ya tenemos el primer gran “blockbuster” del verano, -con permiso de ‘X-Men: primera generación’ (‘X-Men: First Class’, Matthew Vaughn, 2011)-.
Ya lo he mencionado varias veces, pero me apetece volver a decirlo: no hay nada de malo en ir a ver “blockbusters” (incluso cuando son descerebrados, porque no todos lo son), y poder disfrutar (sin prejuicios) de un mega espectáculo donde las explosiones se oyen más que los diálogos (es un decir).
Lo que más me mola: la perfección técnica a la que se ha llegado a la hora de elaborar todo lo concerniente a los robots. Y por supuesto, John Turturro.
Lo que menos me mola: este “blockbuster” pertenece al grupo de: “blockbusters descerebrados”. Pero no me pienso quejar, porque sabía a lo que iba y además, me ha gustado.
2 comentarios:
Excelente crítica. Opino igual: unos efectos visuales y de sonido excepcionales, pero un guión flojo que no da nada diferente a las dos entregas anteriores. Entretenida hasta el final y el humor es muy bueno también.
Dedo ser de las pocas personas que aun no ha visto ninguna de las tres películas... ni siquiera me han podido convencer ni McDonalds primero, cuando regalaban las dos primeras entregas con los happy meals, ni segundo, la presencia de la tal señorita Fox. A ver si las dan alguna vez en cinematrix... :D
Joder, es que le tengo demasiado respeto a la serie animada.
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