Crítica: Freaky

EL RECTOR NOS HABLA SOBRE LA CUARTA INCURSIÓN CONSECUTIVA DE CHRISTOPHER LANDON EN LA COMEDIA DE TERROR... Y SUMA Y SIGUE

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Está claro que cuando algo se te da bien, lo suyo es explotarlo. Si uno hace arqueología en la filmografía de Christopher Landon y compara las prestaciones de dos trabajos tan dispares como “Paranormal Activity: Los Señalados” (2014) y “Zombie Camp” (2015), la conclusión lógica, siendo la primera una secuela infumable y la segunda una divertidísima gamberrada zombie, es que al Californiano se le da bastante mejor la comedia que el terror. Por lo tanto, no es de extrañar que Landon haya enfocado su carrera hacia lo primero. Pero ahí está el refranero popular, cabrón por naturaleza, para aguarle la fiesta al más pintado. Y es que ya se sabe, cuando el cántaro va tantas veces a la fuente...

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“nuevo baño de realidad que deja de manifiesto que los signos de agotamiento intuidos en su anterior trabajo, no solo continúan presentes, sino que se acentúan” 

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Sí "Zombie Camp” (o “Scouts Guide to the Zombie Apocalipse”, como uno quiera) nos descubrió todo el potencial del cineasta para el reverso cómico del género, no cabe duda de que “Feliz Día de Tu Muerte” (2017), fue la consagración de Landon, firmando una de las mejores comedias de terror de los últimos tiempos, digna heredera de los dorados laureles de antaño. Tras esto, el batacazo que supuso su descafeinada secuela dos años más tarde, debió servirle a Landon para entender, que quizás, era momento para hacer un Kit Kat y explorar nuevas vías para seguir esculpiendo su vida y obra. 

Me temo que no captó el mensaje. Ahora, Landon repite, una vez más, con la comedia de terror en “Freaky” (“Este Cuerpo Me Sienta de Muerte”, 2020), nuevo baño de realidad que deja de manifiesto que los signos de agotamiento intuidos en su anterior trabajo, no solo continúan presentes, sino que se acentúan. “Feliz Día de Tu Muerte” era una película fresca, que aun partiendo de un patrón harto reconocible, era capaz de redirigir su adn hasta una compilación de rasgos identitarios incuestionables. Sumado a uno de esos guiones que parecen tocados por una varita mágica en los cuales todo, absolutamente todo, funciona tal y como debería. Lo que se dice un trabajo redondo. Pero, y seguimos tirando de refranero, cada día no es domingo y no siempre puede tenerse entre manos algo tan brillante como lo escrito por Scott Lobdell. Landon lo intentó por activa en la secuela (también probó suerte en “Viral” - 2016 - de Henry Joost y Ariel Schulman, con misma “suerte”) y ahora, lo hace de nuevo, con idéntico resultado, en “Freaky”. 

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“Todo se presenta de forma directa, intentando no alargar en exceso la exposición del chiste para evitar que al respetable menos paciente le de por aburrirse y bajarse del carro” 

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“Freaky” no es una mala película. Tampoco se puede decir que lo fuera “Feliz Día de Tu Muerte 2”, pero cuando uno viene de la excelencia, la pérdida de galones suele resultar especialmente sangrante. Con el listón alto, es mucho más fácil pegarse la hostia y Landon, ya ha gastado las dos mejillas. Me temo que la próxima, de haberla, ya irá directa a las pelotas y eso, para quien no lo sepa, sí que duele un cojón y parte del otro. 

Lo se, es el adjetivo que uno nunca, NUNCA, querría encontrarse en el análisis (más o menos sesudo) de una comedia de terror. Sí, lo siento. “Freaky” es una película SIMPÁTICA. Lo se, es duro. Pero cuanto antes lo aceptemos, antes dejaremos de sufrir. Y eso que esa quinta marcha automática tan propia del cine de Landon, sigue aquí presente. Todo se presenta de forma directa, intentando no alargar en exceso la exposición del chiste para evitar que al respetable menos paciente le de por aburrirse y bajarse del carro antes de tiempo. Pero la realidad es que pasados los prometedores compases iniciales, con una sublime presentación del villano de turno, la cosa se desinfla y la película se adentra en una espiral de tópicos donde todo resulta tan previsible e inocentón, que cuesta horrores encontrar algo lo suficientemente sólido a lo que aferrarse para no terminar ahogado en el fondo del retrete sepultado bajo el faraónico zurullo de turno, gestado a lo largo de generaciones y copiosas comilonas navideñas.

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“Vaughn es de largo, lo mejor de la película. Si lo de reventar cabezas se le daba de muerte, hacer de delicada adolescente asustadiza, es un registro que también maneja con solvencia” 

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Lo se, también lo se. Ese faro que ilumina en medio de la inmensa oscuridad debería ser la figura de un Vince Vaughn en jodido estado de gracia. Que el tipo, en clave de género, viene de petarlo haya por donde pasa y de la mano de S. Craig Zahler (entiendo que nadie tendrá las narices de poner en duda que lo suyo tanto en “Brawl inCell Block 99” como en “Dragged Across Concrete” es un puñetero escándalo), hace ya tiempo que expió todos los pecados que un día, el descerebrado Gus Van Sant le tatuase en la cara para convertirlo en el enemigo público número uno de la comunidad del terror. 

Y lo es. Que nadie albergue duda alguna al respecto. Vaughn es de largo, lo mejor de la película. Si lo de reventar cabezas se le daba de muerte, hacer de delicada adolescente asustadiza, es un registro que también maneja con solvencia. Y por ahí discurre la experiencia, enganchados como lapas a una de las patorras del bruto villano reconvertido para la ocasión, mientras Landon, secundado por un Michael Kennedy que viene de “Padre de Familia”, va gastando uno detrás de otro toda su retahíla de gags estériles, en esta revisión en clave teen del clásico de John Woo de 1997, fetiche imprescindible aquí para los amigos de las referencias. Pero mientras Castor Troy y Sean Archer siempre formarán parte viva del imaginario colectivo, lo de Millie y su carnicero, me temo que se quedará en gatillazo eventual. Que sí, que “Freaky” se deja ver, entretiene e incluso, apunta algún destello de brillantez (casi siempre asociado a las imaginativas muertes perpetradas por el carnicero), pero por contra, nunca deja de recordarnos que pese a que tan solo hayan pasado cuatro años, lo de “Feliz Día de Tu Muerte” parece quedar ya, muy lejos en el tiempo. 

Lo mejor: Vince Vaughn, lo imaginativo de algunas muertes y su... “simpatía”. 

Lo peor: Muy lejos del espíritu hilarante de las grandes obras de Landon... y claro está, su “simpatía”.