ASTINUS NOS HABLA SOBRE OTRA ENTREGA DE WELCOME TO BLUMHOUSE, TERROR Y CIENCIA FICCIÓN CON REGUSTILLO A LA POPULAR SERIE "BLACK MIRROR"
Llegamos a la última entrega de este reportaje dedicado a “Welcome to Blumhouse”, antología de películas de terror fruto de la unión entre la productora y Amazon. De dicho acuerdo surgió el lanzamiento de ocho filmes, de los cuales ya tenéis disponible cuatro: “Evil Eye”, “Nocturne”, “The Lie” y “Black Box”, cinta que vamos a desgranar a continuación y que se ha convertido, sin duda, en el producto más sólido del elenco. Las razones, a continuación.
Es fácil viajar casi diez años atrás y rememorar, sin dificultades, aquel primer capítulo de “Black Mirror”. “The National Anthem” inauguraba una recopilación de episodios independientes en los que la tecnología jugaba un papel perverso en un entorno tan distópico como cercano. Seguramente, el gran acierto de la serie fue (y es) tratar temas escabrosos sin pudor y adentrarnos en cuestiones que conducen a la reflexión de los límites de la moral, la tecnología y el desarrollo individual y colectivo de nuestras sociedades occidentales. Más allá de los altibajos que existan entre capítulos, algo obvio, lo cierto es que se ha convertido en todo un éxito de masas y su sombra acecha a muchas películas y producciones que hemos visto a posteriori. Quizás no fuesen los primeros, pero la alianza con Netflix hizo que el impacto fuese mayor de lo visto hasta ahora, y es obvio que plantea situaciones tan reales como propicias a la reflexión.
“su mayor problema: cerrar un arco donde hemos visto un buen trabajo a nivel narrativo en una conclusión tan arquetípica como sosa”
Uno de los mayores aciertos de “Black Box” (2020) es entroncar el dilema filosófico-tecnológico en un entorno dramático sin restar por ello espacios al puro terror. El argumento promete desde su lectura: un hombre pierde la memoria después de un accidente de coche donde también muere su pareja. Desesperado por recuperar sus recuerdos, participa en un tratamiento experimental que pretende adentrarse en su memoria para que todos estos salgan a la luz. El problema viene cuando, al hacerlo, descubre que hay cosas que no deberían estar allí.
La película tiene dos partes bien diferenciadas y cohesionadas entre sí. En la primera se muestran las piezas del rompecabezas y asistimos a un thriller con altas dosis de suspense y un ritmo bien llevado que nos presenta los personajes y nos pone en la piel del protagonista y aquello que le aflige. Comenzamos a empatizar con él mientras nos van despuntando todos los enigmas que yacen en torno a su pasado. Tendremos pequeñas escenas de terror bien conseguidas, donde la atmósfera y el sonido juegan un buen papel. Llegado un momento, la trama hace un giro bastante interesante y, a partir de aquí asistimos a un desarrollo más tenso y con un ritmo más dinámico, quedando todo en un final bastante evidente y algo decepcionante. Y es que ese es, quizás, su mayor problema: cerrar un arco donde hemos visto un buen trabajo a nivel narrativo en una conclusión tan arquetípica como sosa. Hasta los últimos diálogos pierden fuerza y tono respecto a todos los minutos anteriores, y la elasticidad de su cuarto final se tensa demasiado y se hace incluso anodina, por no decir aburrida directamente.
“Sin mucho alarde, con un reparto corto y un presupuesto ajustado, el guion y el pulso narrativo deben ser protagonistas para crear interés”
A nivel técnico, la película no intenta grandes alardes ni los pretende. Los planos suelen ser estáticos y van de la recreación de espacios a la captura de expresiones, rodeando en su práctica totalidad al protagonista, que acapara la casi totalidad de los minutos. El montaje es sencillo y no precisa de cuantiosos escenarios, reiterándose su presencia durante todo el filme. El acierto es, precisamente, crear interés en el espectador con poco. Y es que la tensión se basa en un guion bien escrito que capturará nuestra atención, al menos hasta que muestra todas sus cartas.
“Personajes interesantes, un protagonista a la altura y un sutil juego de tensión y enigmas con giros incluido que funciona como un reloj”
Las interpretaciones cumplen, especialmente la de Mamoudou Athie, a quién hemos visto previamente en “Underwater” (2020) y en “The Get Down” (2016). Su papel es creíble, inspira empatía y acerca el sufrimiento de su situación al tono general de la propuesta. La apuesta de Welcome to Blumhouse por directores con poco bagaje tiene éxito en esta ocasión. Sin mucho alarde, con un reparto corto y un presupuesto ajustado, el guion y el pulso narrativo deben ser protagonistas para crear interés. Y Emmanuel Osei-Kuffour dirige una pieza que está a la altura (y supera a veces) de muchos capítulos de “Black Mirror”.
Es una pena que la película cierre con un final que desmerece el resto del filme. Esto no es tan extraño, pero siempre deja la sensación de que podía haber ido a más. Personajes interesantes (la relación entre la madre y la consciencia del hijo), un protagonista a la altura y un sutil juego de tensión y enigmas con giros incluido que funciona como un reloj ofrecen, sin grandes alardes, la mejor cinta de la recopilación. Pudiendo pasar por un capítulo de la famosa serie británica, sus fortalezas se trabajan a través de un ritmo interesante al que sobran algunos minutos y demasiados esfuerzos por explicar lo que acaba siendo evidente. Las puntillas de terror le vienen bien, pero está mucho más cercano al thriller con elementos discursivos en torno a la tecnología que a otro género. Merece la pena.
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