miércoles, 17 de febrero de 2021

Crítica: Paradise Hills

ASTINUS NOS HABLA SOBRE LA DISTOPÍA FEMINISTA DE ALICE WADDINGTON, DUDOSA AMALGAMA DE GÉNEROS DE PRECIOSISTA PUESTA EN ESCENA


Póster de Paradise Hills (2019)
Hay ocasiones en la vida en la que nos enfrentamos, de una u otra manera, a una situación en la que queremos acaparar más de lo que podemos. Decenas de tareas, necesidades u obligaciones que salvamos lo mejor posible para que la solución sea, francamente, un desastre. Quizás, en ocasiones, salvemos los muebles por poco, e incluso con bastante decencia si la cosa ha ido bien. Pero lo normal no es así. 

Emma Roberts se mira en el espejo
En el cine de género pasa mucho. El terror salva, por mucho, las diferencias con el thriller, cuyas estructuras discursivas están mucho más limitadas por una serie de herramientas y métodos determinados. En la época dorada de la Hammer dichas estructuras pervivían también en el terror, pero conforme discurríamos el siglo XX no fue difícil identificar una mezcla sustantiva de géneros que intentaban generar miedo desde diferentes perspectivas. Con las excepciones que siempre tenemos que tener en cuenta a la hora de generalizar, la entrada del drama o la comedia en el terror, entre otros, ayudaba a generar productos totalmente diferenciados y únicos. Lo mismo ocurría con el fantástico, donde está mezcla era personal y adolecía de una sola senda que llevase a reiterar fórmulas parejas, pues dentro de la misma estaba desde la aventura hasta el drama (y prefiero no incluir el terror dentro de lo fantástico porque, para mí, uno puede ser parte del otro sin ser el otro siempre). 


“un ejemplo más de lo bueno que puede resultar un diseño de producción y lo bastante pésimo de un guion y una dirección detrás” 


Emma Roberts vestida de novia
¿A qué viene todo esto? Fácil. “Paradise Hills” (2019) es una película de corte fantástico donde se intenta recrear un mix de géneros que van de la comedia al drama pasando por ciertas nociones de teen horror. No es lo único. La película busca acaparar tanto que, simple y llanamente, fracasa con ahínco en su búsqueda de algo original y diferenciado, pues acaba cayendo en mil y un tópicos que, además, no imita con el arte y tiempo suficientes para que resulten convincentes. Es un ejemplo más de lo difícil que es conseguir que un cajón de sastre funcione con la soltura que debe. Es un ejemplo más de lo bueno que puede resultar un diseño de producción y lo bastante pésimo de un guion y una dirección detrás. Como la vida misma. 

La película nos narra la historia de en un extraño internado perfilado para chicas que deben ser reeducadas por no estar debidamente adaptadas al entorno de la clase alta a la que pertenecen. La protagonista es conducida allí por negarse a tener una relación con su pareja masculina, un hombre adinerado y con poder. Como viene siendo habitual, esta se rodeará de un grupo de amigas con las que intentará huir de allí para vivir su vida libre. 

Romance de Emma Roberts
Filmada con cierta elegancia y una fotografía interesante que se apega mucho a un imaginario original y muy concreto, la película comienza bien. La recreación de los lugares, el diseño de vestuario tan preciosista y la concepción de un ambiente único en el que impera una grotesca mezcla entre “Alicia en el País de las Maravillas” y la tecnología más vanguardista funcionan y centran la atención en los primeros compases. Conforme avanzan los minutos, no obstante, deja de ser suficiente. La película tiene un ritmo tedioso, insulso y completamente caótico. Por momentos, la trama avanza con una rapidez inusitada, y en otros se para en detalles insulsos que no aportan nada en los escasos noventa minutos de duración. Hay un manejo del tiempo realmente insuficiente, y no seré el único que quedó sorprendido cuando, en determinados momentos, hay problemas que se solucionan rápidos y otros se dejan atrás para, en una sorpresa poco gratificante, solucionarse de la peor forma posible. 


“El otro gran problema de la película es la aspiración de la novel Alice Waddington, su directora y creadora, de tratar muchos problemas actuales a una velocidad inusitada” 


Beso lésbico de Emma Roberts
Cuando la película termina, lo primero que se piensa es que hay mucho que contar en tan poco tiempo, y la gestión del mismo no ha sido la más adecuada. “Paradise Hills” hubiese funcionado de diez como miniserie, especialmente con un guion que ofrece mucha capacidad de ampliar conceptos (parte del buen hacer se lo debemos a Nacho Vigalondo, de quien podemos citar películas fantásticas, pero aprovecharé para recomendaros “Los cronocrímenes” (2007) y “Colossal” (2016), aunque no sean las únicas). Todo lo que gira en torno al centro educativo, sus normas, los personajes y, especialmente, la distopía que abre las puertas a una sociedad basada en clases sociales diametralmente opuestas da mucho juego. Demasiado como para dejarlo todo a noventa minutos en los que, insisto, el caos impera.

Milla Jovovich y Emma Roberts
El otro gran problema de la película es la aspiración de la novel Alice Waddington, su directora y creadora, de tratar muchos problemas actuales a una velocidad inusitada. En dicho internado cada chica tiene algún tipo de agravio con cuestiones tan actuales como la bebida, el manejo de la fama, la anorexia, la libertad creativa o la opresión masculina, esta última representada en la protagonista, quién entra allí porque no se deja domeñar por el marido. Cada personaje secundario parece representar una de estas situaciones, pero no dejan de ser meras excusas para permeabilizar un sentido actual a una película distópica. No aportan absolutamente nada a la película y quedan ensombrecidas por la rapidez con la que se tiene que narrar todo. Cuestión aparte merece Milla Jokovich (“Resident Evil” saga o la nueva de “Hellboy”) en el papel de villana obsesionada con la belleza atemporal, el cliché más habitual de la malvada antagonista infantil de turno. Y es que uno observa, al final, que “Paradise Hills” es un cuento de Disney podsmoderno. Ni más, ni menos. 

adolescentes en academia privada
Tampoco es interesante pararse un momento en el tratamiento feminista que se le ha dado a la película. Personalmente, creo que colocar a un grupo de chicas protagonistas y una mujer malvada no hacen que una película esté más cerca de ser feminista de lo que estaría “Midsommar” (2019). Centrarse en los problemas de un personaje oprimido porque su marido intenta que ella sea como él quiere que sea para luego resultar que ese mismo personaje está enamorada de otro chico con el que plantea fugarse es girar la moneda y que caiga por el mismo sitio. No hay nada emancipador en cosificar un personaje y que luego este resulte querer fugarse con otro hombre. Tampoco que la malvada esté obsesionada con la apariencia física. No termino de entender como el posmodernismo puede ayudar, con su pensamiento líquido e instantáneo, a repensar el papel de la mujer en la sociedad, pero incidiendo en transformar pequeños comportamientos jamás podrá con la perversión de las estructuras. “The Babadook” (2013) o “Una chica vuelve sola a casa de noche” (2014) parecen elecciones mucho más obvias, y enlazan con temas que aquí quedan de paso. 


“el gran acierto de la película (por cierto, con la participación de Televisión Española), es su maravilloso vestuario, su fotografía y la recreación tan original y única de un ambiente conseguido” 


Emma Roberts despampanante
Las interpretaciones son aceptables y cumplen con su cometido, incluso en la inexpresividad latente de una experta en la materia como es Emma Roberts, a quien hemos visto desfilar por media saga de “American Horror Story”. En ciertas ocasiones me resultaron algo anodinas y con poco énfasis, especialmente en los pocos personajes masculinos que salen (el marido de la protagonista es la cosa menos carismática que uno pueda echarse a la cara, y no creo que sea queriendo). 

Eiza González feliz
En definitiva, el gran acierto de la película (por cierto, con la participación de Televisión Española), es su maravilloso vestuario, su fotografía y la recreación tan original y única de un ambiente conseguido. El resto... es bastante deficiente. Un guion lleno de huecos y saltos, totalmente ajeno a lo que podríamos definir como ritmo aceptable, anodino en ocasiones y demasiado ambicioso para ilustrar en noventa minutos todo lo que pretende. Personajes sin carisma, diálogos tediosos y un intento de crear algo interesante que pervive en los clichés de siempre nos acompañarán para, lamentablemente, no poder recomendar, ni por asomo, su visionado. Hay cosas mucho mejores en las que perder el tiempo.


7 comentarios:

El necrocinefilo dijo...

Totalmemte de acuerdo, la vi por el reclamo de Jovovich y Roberts, y si boen la atmosfera daba el pego ese guion tan errante y ese anarquismo ritmico me mantuvo mss pendiente del movil wue de la pantalla.

Astinus dijo...

Hola necricinefilo,

Podríamos resultar entonces un calco el uno del otro. Cuando estoy viendo una película y siento la llamada del móvil, algo va mal. Aquí me pasaba mientras anotaba ideas. Mala señal desde prácticamente el inicio.

Donnie dijo...

Creo que las intenciones puede ser buenas pero el resultado dista mucho de lo esperado.

Estética a lo Tarsem y Eiko Ishioka, una historia que ha cogido partes de otras películas y novelas y las ha juntado sin ningún tipo de pudor y unas actrices desaprovechadas como Awkwafina.. Para mi fue una de las grandes decepciones de la temporada. Si tengo que definir esta película de alunga manera lo haría lo haría con la palabra presindible.

Un Saludo!

Donnie

Art0rius dijo...

Donnie, iba a mencionar que era la primera vez que veía un exploitation de Tarsem Singh, y te me has adelantado. Poco más que decir, muy de acuerdo con todo lo escrito. El preciosismo del vestuario es el envoltorio de un producto hueco y de un muy dudoso relato feminista. Buena crítica!

Krueger dijo...

Pues fíjate que más que como miniserie me daría más el pego como vídeoclip. Mucha estética y poca vaina!

Saludos!

Astinus dijo...

Krueger, lo de videoclip me ha hecho mucha gracia...en parte porque tienes toda la razón. Hubiese sido interesante verla en ese formato.


Donnie y Art0rius, la cuestión feminista y el mainstream de su uso para reforzar películas (o hacerlas más atractivas) ya es algo que cansa, sobre todo cuando se usa más como excusa que como resorte narrativo. Me quedo con que, pudiendo ser algo grande, se quedó en algo chico.

Nellie Vance dijo...

Completamente de acuerdo con la crítica. Una pena que el producto final fuese tan naif cuando el argumento podía prestarse a alguna que otra ida de olla. Un poco de brutalismo no le hubiese venido mal, una lástima.

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