El cine anglosajón, especialmente el británico, ha encontrado un filón importante en desarrollar thrillers psicológicos cercanos al terror donde se evidencia un metódico estudio de las clases trabajadoras inglesas y los paradigmas que enfrentan a través de una representación de la realidad gris, pesimista y truculenta. Partiendo de esta base, parece casi un subgénero en sí mismo, y no son pocos los ejemplos que se mueven dentro de esta dinámica. “Greta” (Neil Jordan, 2018) con una excelente dupla interpretativa en manos de Chloë Grace e Isabell Huppert, es un buen ejemplo de esto; también la reciente “The woman in the window” (Joe Wright, 2021) con una portentosa Amy Adams en el papel principal o uno de mis ejemplos favoritos de este tipo de películas: “A good woman is hard to find” (2019, Abner Pastoll) con Sarah Bolger en el papel protagonista y en una de sus mejores aportaciones interpretativas. ¿Qué tienen en común todas ellas? La presencia de una mujer de clase trabajadora como rol motor de todo el guion, a la que le suceden cosas de una u otra manera ajena a lo conveniente y que sufren por ello obsesión, falta de sueño y alguna que otra sensación de estar volviéndose loca. Aunque dichas películas puedan tener una calidad desigual, lo cierto es que son ejemplos perfectos de esa tendencia que vamos viendo en un cine de emociones contenidas, fotografía gris y un cierto pesimismo latente que se muestra a través de la silueta femenina y su descenso, de una u otra manera, a etapas y momentos oscuros.
“recoge todas las tendencias propias del thriller psicológico y las moldea para realizar una película sencilla, sin complejidades, pero que se muestra transparente y clara al espectador”
Todos estos ingredientes ofrece “Here Before” (2021) en las manos de la debutante Stacey Gregg, con tan buen resultado como para estar presente en la sección oficial a concurso del Festival de Sitges. No es moco de pavo aparecer junto a otros titanes del género, y quizás su principal acierto, que ya adelantamos, es lo bien que recoge todas las tendencias propias del thriller psicológico y las moldea para realizar una película sencilla, sin complejidades, pero que se muestra transparente y clara al espectador. Son varias las cuestiones que ahondan en su acierto, como vamos a desgranar poco a poco.
La película nos cuenta la historia de Laura, una mujer que perdió a su hija en un accidente de coche y parece estar en la recta final de su proceso de duelo. Su marido y su hijo parecen igualmente recuperados, pero todo cambia cuando se mudan nuevos vecinos a la casa contigua. La niña de la familia se parece extrañamente a Megan, su hija fallecida, y la protagonista comienza a obsesionarse con el hecho de que esta nunca hubiese muerto. Con esta premisa, la cinta nos va describiendo situaciones cada vez más desconcertantes donde el propio espectador se sentirá con ganas de saber qué está pasando y donde se encuentra la resolución de este entuerto, ya que somos conscientes de que lo sobrenatural aquí no tiene cabida y, en ocasiones, hay situaciones donde la realidad supera la ficción. Este es uno de esos casos, y no adelantaremos nada para no hacer spoilers, pero la resolución me dejó sorprendido y fue de esos donde las piezas encajan por sí solas cerrando un excelente guion que culmina con un momento de muchísima tensión bien hilvanado y coherente con todo lo que ha ido sucediendo hasta ese momento.
“una fotografía gris, con grandes planos aéreos de la campiña vacía y deshabitada que se alterna con planos cortos de pequeños escenarios”
La duración también juga a su favor. Apenas ochenta minutos bastan para ir desarrollando toda la tensión de la trama sin prisa pero sin pausa, cosa que se agradece, donde apenas vivimos momentos que no resulten de interés, especialmente por el excelente estudio que se hace del personaje protagonista y las relaciones con su marido y su hijo, centrado más en cómo viven como familia todo lo que está sucediendo que en pararse a analizar cada pensamiento de cada uno de los personajes por separado, algo que a veces cansa. Es un acierto por parte del guion trabajar el conjunto de la situación más que cada situación individual.
A esto hay que sumarle unas interpretaciones potentes con un reparto sólido donde brilla con luz propia Andrea Riseborough, una veterana del género a la que hemos visto en el remake de “The Grugde” (2020), en la premiada “Possessor” (2020), en uno de mis capítulos favoritos de Black Mirror; Crocodile, o en la inclasificable “Mandy” (aquí con el pelo negro, difícil de distinguir) y que aquí tiene todos los focos sobre ella, estando presente en la pantalla la práctica totalidad de la película. Una interpretación convincente y sujeta a una contención emocional de primer nivel que eleva el listón del producto final y acompasa perfectamente todos los estados por los que pasa la protagonista (aceptación, negación, rendición, etc.) Como la mayoría de los papeles femeninos de este tipo de películas, el constante descenso al pozo y el vaivén de situaciones que va viviendo la coloca entre la espada y la pared frente a su familia y a sí misma, y es uno de los análisis más interesantes que hacer de “Here Before”. Quizás una de sus mayores pegas sea, precisamente, que la película se centra demasiado en la reacción de la protagonista frente a lo extraño y no al proceso de duelo inacabado que está viviendo. Sea como fuere, la contención emocional es otro de sus grandes fuerzas.
“una película sólida en su planteamiento, quizás demasiado simple en sus pretensiones, pero tampoco quiere ir más allá ni presentar la enésima vuelta llena de guiones enrevesados”
Toda la película está rodeada de una fotografía gris, con grandes planos aéreos de la campiña vacía y deshabitada que se alterna con planos cortos de pequeños escenarios: parte de un cementerio, las paredes oscuras de la casa, el silencio del jardín bajo la lluvia, etc. Todas las escenas que acompañan los entreactos del guion reflejan un estado anímico tenue, y son parte del esqueleto expresivo de la película, sin que en ningún momento nos sintamos fuera de ella. Se agradece no encontrar escenas, diálogos o momentos totalmente fuera de sí, y son parte del excelente trabajo de la directora como conjunto, sin que ello no implique que echemos de menos algunos detalles a nivel narrativo o que todo sea perfecto.
“Here Before” es una película sólida en su planteamiento, quizás demasiado simple en sus pretensiones, pero tampoco quiere ir más allá ni presentar la enésima vuelta llena de guiones enrevesados. Con el giro final y unas interpretaciones potentes sabe montar un producto que atraerá la atención del espectador, sin que por ello sea ese tipo de cinta que se nos quedará grabada para siempre en la memoria.
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