sábado, 1 de mayo de 2021

Crítica: A Good Woman is Hard to Find

ASTINUS NOS HABLA SOBRE ESTE INTENSO THRILLER DE MARCADO ACENTO BRITÁNICO PROTAGONIZADO POR SARAH BOLGER


Sarah Bolger con un hacha
“Revenge” (2017, Coralie Fargeat) sorprendía a muchas y muchos con una película cargada de violencia, en la que todo giraba en torno a un primer tercio trepidante en la que, casi de forma sorpresiva, la tensión recaía sobre un acontecimiento determinado que es mejor no mencionar (por eso de los spoilers) A partir de ahí, la carrera de la venganza y la supervivencia cobraba un nuevo sentido diez años después de “Haute Tensión” (Alexandre Aja) y “Frontière” (Xavier Gens), resucitando ese magnífico subgénero del país francés que se conocería como New French Extreme. El estudio del personaje femenino en este tipo de producciones daba para ríos de tinta, partiendo siempre de una violencia que daba sentido material a las penurias de un país dividido por el conflicto racial (la omnipresente presencia de la inmigración) y económico (la debacle financiera de 2008). En cierta medida, funcionaba como una fuga de escape, un grito desgarrador en el que la sangre, las vísceras y la deshumanización era un reflejo de esa sociedad moderna fría ante los acontecimientos desoladores que veíamos todos los días en los medios de comunicación. Todas estas películas compartían la animadversión a la justicia y los buenos finales compasivos en los que el bien parecía vencer porque, claro, ¿Cómo no iba a hacerlo? 


“A Good Woman is Hard to Find (2019) es más Loach que Fargeat. Es más británica que francesa, aunque su premisa parece ir por otros derroteros” 


Sarah Bolger en A Good Woman is hard to find
El cine británico (incluyendo Irlanda, con perdón) siempre tuvo otras connotaciones más austeras y sobrias. Alejado de las vicisitudes del espectáculo dantesco, se reforzaron (en el cine y en todas las artes) en la funcionalidad por encima de lo visual. En la recreación realista de una situación determinada que apelaba al conocimiento empírico de una realidad manifiesta, esto es: describir la situación de la clase trabajadora de un país en el que las desigualdades se vivían en torno a lo cotidiano. Ken Loach, muy alejado del cine de género, ha producido y dirigido filmes que provocaban más de un escalofrío al espectador de turno. No era para menos. 

Sarah Bolger en el supermercado
En esa ambivalencia, “A Good Woman is Hard to Find” (2019) es más Loach que Fargeat. Es más británica que francesa, aunque su premisa parece ir por otros derroteros. La protagonista es una madre que ha perdido a su marido (asesinado sin una razón aparente), con dos hijos a su cargo y un sistema que la rechaza constantemente. En ese sistema no solo caben los servicios públicos: la madre, el dueño del supermercado e incluso la policía son incapaces de entender su situación, y abusan desde el paternalismo o la ingratitud de su incapacidad de mantener una vida normalizada. A eso le sumamos que un tipo cualquiera roba droga a unos mafiosos y la esconde en su casa, a la que va para consumirla o venderla usándola de refugio franco. Y hasta aquí merece la pena contar, al menos por ahora (a continuación, vendrán los spoilers). 


“El reparto hace su trabajo con elegancia, especialmente una Sarah Bolger increíble que poco o nada tiene que ver con su papel en la serie de HBO The Mayans, mucho menos expresiva” 


Sarah Bolger sexy
Visto así, la película se asemeja más al drama social que al thriller criminal. En realidad, la obra de Abner Pastoll se mueve constantemente entre ambos géneros, y funciona mucho mejor como el primero que como el segundo. Hay escenas y momentos demasiado arquetípicos, un pastiche de mafiosos clichés con un final bastante decepcionante cuando se completa el círculo, con un desarrollo de la trama algo anodino y hasta poco serio (las casualidades son demasiadas para resultar de otra manera) Quizás es donde más se resiente el filme. 

Sarah Bolger ensangrentada
Cuando nos situamos en su vertiente dramática, la cosa cambia. La protagonista es todo menos perfecta. Vive en una constante depresión, es incapaz de imponerse (salvo esa extraña transformación final en femme fatale que podría haber llegado de otra manera) y observamos sus vicios con preocupación y comprensión (el alcohol y las drogas, que está a punto de consumir en un momento de bajón). Se recrea en estos ambientes de forma magistral y nos abre la puerta a las situaciones tan duras de las madres monomarentales en un ambiente patriarcal donde el asistencialismo se une a la tristeza y no al empoderamiento, trasladando a las mujeres a guetos sociales en los que son tratadas como víctimas constantemente. También gana en sus escenas más escabrosas y duras, como aquella en la que su hijo coge la droga del lugar donde estaba guardada (el cuarto de baño) y, pensando que era otra cosa, comienza a consumirla. La escena posterior es tan cruda como efectista; si a eso le sumamos un posterior intento de violación por parte del camello (cuando descubre que parte de la droga ha desaparecido), la situación es cuanto menos asfixiante. Son minutos duros, secos y rodados desde la sobriedad, con una cámara temblorosa que se acerca y aleja como si el espectador estuviese justo delante y no pudiese hacer nada. Es la mejor parte del filme y un excelente ejercicio de estilo. Hay más de Aja y Laugier en esas escenas que en muchos body horror coetáneos. 


“Un ejemplo perfecto de cine británico que tiene escenas duras y donde la sangre o el esperpento visceral deja paso al efectismo realista, descriptivo y disfrutable” 


Sarah Bolger asesinando
Quizás ese sea el momento en el que la película remonta, aunque su final ramplón deje algo indiferente. Antes hemos vivido un inicio lento, al que le cuesta arrancar y que no termina de cuajar. No hace falta tanta pausa para que nos identifiquemos con la protagonista, y esos saltos paralelos entre los pasos que los mafiosos dan para encontrarla y la vida de esta no suman a la cinta, alejándonos a veces de un ritmo que se estanca en su primer tercio. 

delincuente acechando a su víctima
La fotografía es excelente. El uso de colores oscuros y apagados se unen a una dirección precisa y funcional, en la que no queremos alardes técnicos sino la recreación, a veces casi documental, de una situación determinada. Veremos las habituales casas de la clase trabajadora británica, esos pequeños barrios alejados de las urbes en los que las drogas y la delincuencia son el pan de cada día. El reparto hace su trabajo con elegancia, especialmente una Sarah Bolger increíble que poco o nada tiene que ver con su papel en la serie de HBO “The Mayans”, mucho menos expresiva. Las miradas desoladas, los primeros planos de unos ojos cansados de luchar contra el sistema y de esa transformación posterior en esa carrera porque no la descubran son dignos de aplauso, convirtiéndose en todo un referente actoral para el pasado 2020. De lo mejorcito del mismo, sin lugar a dudas, en la interpretación protagonista femenina. 

“A Good Woman is Hard to Find” convence, pero deja por el camino un inicio lento y una vocación al thriller imperfecta. Como drama es sólida, sobria y elegante. Un ejemplo perfecto de cine británico que tiene escenas duras y donde la sangre o el esperpento visceral deja paso al efectismo realista, descriptivo y disfrutable. Podría haber sido más, pero es suficiente para pasar un buen (o mal, según se mire) rato.


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