sábado, 9 de octubre de 2021

Crítica: Seance

MISTER MOLOKO NOS HABLA SOBRE EL DEBUT DE LARGO EN LA DIRECCIÓN DE UN HABITUAL DEL GÉNERO SIMON BARRET


Seance (Sitges 2021)
Previsible es un adjetivo de origen latino que, según el diccionario de la RAE, significa: “todo aquello que se puede anticipar antes que suceda a partir de determinados indicios”. El término normalmente se utiliza de forma peyorativa para calificar a aquellas personas, acciones o acontecimientos que, a priori, resultan manifiestamente obvios y poco originales. Algunos sinónimos de previsible serían: presumible, imaginable, pronosticable, probable, manido, trillado, tópico o sobado. 


“Seance es fundamentalmente un slasher al uso. Eso sí, siendo completamente justos y honestos, la película tiene algunos elementos que le proporcionan una cierta pátina curiosa” 


Seance (Sitges 2021)
Imagino que si empiezo mi análisis con la palabra “previsible” supondremos sin demasiada dificultad por donde pueden ir los tiros con esta película. Ahora bien, antes de que alguien se lleve las manos a la cabeza, debemos señalar que algo previsible no es necesariamente malo. La vida está llena de situaciones, personas, relaciones, momentos y lugares que son previsibles y que es esa sencilla característica la que motiva, ni más ni menos, que nos sintamos cómodos y confortables con ellos. Como todo, la vida es cuestión de perspectivas, puntos de vista y marcos mentales. 

Seance (Sitges 2021)
En primer lugar y para no andarnos por las ramas diremos que “Seance” (2021) es fundamentalmente un slasher al uso. Eso sí, siendo completamente justos y honestos, la película tiene algunos elementos que le proporcionan una cierta pátina curiosa. El padre de la criatura es Simon Barrett, un guionista que debuta en la dirección de largometrajes con esta cinta y al cual le debemos los libretos de películas que van de lo estimable (“Tú eres el siguiente”), pasando por lo meramente funcional (“Blair Witch”) y llegando a lo directamente abominable (“Frankenfish: la criatura del pantano”). En su haber esta también haber guionizado varios segmentos de las dos primeras partes de “V/H/S” y “The ABCs of Death”. En definitiva, nos encontramos ante alguien que conoce el género y que ha demostrado que tiene cierta capacidad para escribir historias que, como mínimo, resultan interesantes. 


“Las interpretaciones, en su mayoría, son de vergüenza ajena, la historia es muy previsible, narrativamente no hay nada destacable, los sustos son inexistentes, las muertes en su mayoría se producen en off” 


Seance (Sitges 2021)
Hechas las presentaciones iniciales, llevemos a cabo un ejercicio de metaficción. Imagínense al señor Simon Barrett cómodamente sentado delante de su ordenador escribiendo el guion de “Seance”. Dentro de su mente bullen las ideas. Sabe que quiere dirigir un slasher, pero lo cierto es que también le interesan ciertos conceptos, sobre todo estéticos, del giallo (en el fondo no dejan de ser géneros primos hermanos). ¡Y qué decir del cine paranormal! Todos saben que hoy en día los espíritus venden un montón. Y entonces le viene a la mente una vieja película española del año 1969 titulada “La residencia” y piensa. ¡Pues mira que esa película tenía algunas buenas ideas! Un internado de señoritas, una estricta directora que tiene un hijo, una ambientación gótica… ¡Como en “Suspiria”! piensa de nuevo. Y bajo estas premisas escribe dos tercios de la película. 

Seance (Sitges 2021)
Semanas después, cuando está leyendo el resultado de su trabajo, frunce el ceño. La verdad es que al final le ha quedado la cosa un poco convencional. Ciertamente la historia tiene elementos para funcionar entre el público mainstream: un grupo de chicas modernas que cumplen la cuota de diversidad étnica (en su cabeza ya ha ideado un casting compuesto por actrices de treinta años a las que hará pasar por alumnas de Secundaria), la presencia del juego de la ouija, un asesino estéticamente inspirado en el que salía en la exitosa “Feliz día de tu muerte” (2017), algún porro, poquita sangre, diálogos insustanciales. Pero Barrett pero no está del todo satisfecho con su trabajo. Si, ha escrito un slasher, pero su estructura es tan simplona que cualquier aficionado de medio pelo va a adivinar el orden del body count sin ningún tipo de problemas. Además, la parte sobrenatural ha quedado como un poco desdibujada y lo del gótico… En fin, que ambientarlo en un edificio del siglo XIX y poner a una directora caracterizada como si fuera de la misma época no es lo que él había imaginado. Y Barret cavila: “Vaya, yo que quería hacer algo original y fusionar varias corrientes genéricas y al final lo que he me ha salido es un slasher del montón que, sinceramente, parece escrito a mediados de los noventa”. Y se toca meditabundo la barbilla: “Si es que por no poner, no he puesto ni violencia gráfica”. Esto hay que solucionarlo de inmediato. 

Dicho y hecho. Es en ese momento cuando nuestro protagonista se sienta frente a su portátil, se sirve un J&B (homenajeando a los clásicos) y empieza a escribir un último acto que será un puro desmadre. Es ahí donde se introduce un giro medio inesperado (y lo de medio lo he puesto con toda la intención, que algunas cosas se veían venir desde el principio), toda la hemoglobina que hasta el momento no habíamos visto, situaciones imposibles, féminas desatadas y motivaciones loquísimas por parte de los personajes. Por supuesto en este final no puede faltar un toque de empoderamiento femenino y un guiño al colectivo LGTBI. Y a rodar. 


“el final es un puro desmadre. Toda la violencia y desvergüenza que faltaba a lo largo de la película desembocan en un acto final absolutamente delirante” 


Seance (Sitges 2021)
Espero que si algún día el señor Simon Barrett lee está crítica no se enfade demasiado con este humilde cronista, pero es que la película es básicamente lo que he descrito en las líneas anteriores. Por simplificarlo, “Seance” es un slasher en el que se han intentado integrar elementos provenientes de otros géneros del cine fantástico sin demasiado acierto. La película es una ensalada insulsa compuesta por ingredientes muy mal combinados y que, en el fondo, no dejan de ser anecdóticos dentro del conjunto de la trama. Creo que el director hay un momento que no sabe muy bien que hacer con ellos (toda la parte sobrenatural, por llamarla de alguna manera, esta espantosamente resuelta) y los va obviando en pro de una historia mucho más convencional que hemos visto cincuenta mil veces. Esta indefinición lastra el resultado final que, pudiendo haber sido una propuesta original, se queda en esa tierra de nadie de los productos sin personalidad. 

Seance (Sitges 2021)
Las interpretaciones, en su mayoría, son de vergüenza ajena, la historia es muy previsible, narrativamente no hay nada destacable, los sustos son inexistentes, las muertes en su mayoría se producen en off. He leído por ahí comentarios que definen a la película como un neogiallo. La verdad es que no acabo de entender la manía que les ha dado últimamente a algunos con lo de ver giallos donde no los hay. Vamos, que por poner una explicación final absurda (y les aseguro que esta lo es), mostrar un primer plano de un ojo amenazado por un objeto punzante o utilizar colores rojos y música estridente en una escena en concreto, no convierten a una película en un giallo. Sinceramente creo que hay que digerir un poco mejor ciertas recetas. Algo muy parecido se ha vivido con la muchísimo más interesante “Maligno” (2021). 

Seance (Sitges 2021)
Hay que reconocerle que el final es un puro desmadre. Toda la violencia y desvergüenza que faltaba a lo largo de la película desembocan en un acto final absolutamente delirante. Divertido, lo compro, pero un delirio que rompe con todo el tono anterior y todavía potencia más la idea de que estamos ante un producto deslavazado y desnortado en el que las buenas intenciones se han impuesto sobre el resultado final. Desde mi punto de vista “Seance” es un slasher del montón cuyo final, a buen seguro, provocará más de una carcajada en su pase por los festivales especializados. El resto es simplemente una película previsible que no aporta nada nuevo al género y deja en suspenso la carrera de un guionista reconvertido a director al que le debemos algunos muy buenas historias. El tiempo nos dirá hacia donde se dirige su carrera.


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