MISTER MOLOKO NOS HABLA SOBRE LA FESTIVIDAD DE LA NAVIDAD SEGÚN TOMMY WIRKOLA Y LA FILIA DE DAVID HARBOUR POR EL ROJO
Me imagino a los guionistas Pat Casey y Josh Miller sentados en el despacho de algún ejecutivo de Hollywood que, como si fuera un sosías del Griffin Mill que interpretaba Tim Robbins en la extraordinaria “El juego de Hollywood” (1992) de Robert Altman, escucha con cierta desidia un resumen sobre el último guion en el que los dos están trabajando. Cuando uno de ellos empieza a percibir que el productor está perdiendo definitivamente el interés en el futuro proyecto, se le ocurre una estrategia desesperada con la que convencer a su interlocutor y lograr que la película sea una realidad. -Básicamente, explica, se trata de un cruce entre “La jungla de cristal” (1988), “Sólo en casa” (1990) y esas películas navideñas rancias y cargadas de buenos sentimiento en las que el Papa Noel de turno salva la Navidad de una familia desestructurada. Y todo ello, apostilla, cargado de violencia y con unas generosas dosis de gore.
“en ningún momento sabes si la película se está pitorreando de los espectadores o, por extraño que parezca, se está tomando muy en serio a sí misma”
Es en ese momento cuando el ejecutivo se incorpora, abre unos ojos como platos y afirma, con una indisimulada mueca de felicidad: -si no lo he entendido mal, se trata de una película de buenos sentimientos, con humor gamberro y violencia desenfrenada. Y los guionistas contestan al unísono con un rotundo y entusiasta sí. Incluso uno de ellos se atreve a afirmar, con la seguridad de aquel que se sabe un triunfador, que habían pensado como protagonista en una de las estrellas de “StrangerThings”. En ese momento la cara de satisfacción del productor es total.
Esta escena de ficción (o no) que acabo de describir representa a la perfección la esencia de esta película. Cuando acabé el visionado de “Noche de paz” (2022), la primera sensación que me quedó es la de haber asistido a una experiencia francamente rara. Y digo rara porque tiene un montón de elementos que, a priori, son absolutamente antitéticos pero que, no sé muy bien porque extraños caprichos de la narración cinematográfica, en la película funcionan relativamente bien. Imagínense un film de acción con bastantes dosis de sangre y violencia que copia (sin ningún disimulo) conceptos estructurales y argumentales de “La jungla de cristal”, que incorpora además (sin ningún disimulo) elementos provenientes de “Solo en casa” a los que se les ha dado una vuelta de tuerca explícita y macabra... y todo ello dentro de una historia protagonizada por un Santa Claus (el de verdad) que se mueve dentro de un universo de esquizofrenia capaz de aunar la irreverencia de un “Bad Santa” (2003) con ciertas ideas respecto a la Navidad y a sus valores intrínsecos que podría haber firmado el mismísimo Frank Capra. Y lo más curioso de todo ello es que en ningún momento sabes si la película se está pitorreando de los espectadores o, por extraño que parezca, se está tomando muy en serio a sí misma y a todo ese batiburrillo argumental tan delirante. Les aseguro que lograr ese efecto en los espectadores es muy difícil y que, pese a sus muchos contras, el film acaba funcionando relativamente bien.
“todos los intérpretes ayudan a que la historia se mantenga dentro de esa fina línea que separa el ridículo de la complicidad con el espectador”
¿Qué nos cuenta "Noche de Paz"? En un mugriento bar nos encontramos a Santa Claus ahogando sus penas en alcohol. Se queja con vehemencia de que hoy en día las navidades ya no son lo que eran y que los niños sólo quieren juegos de PlayStation y cosas materiales. Tras marcharse volando con sus renos en un estado lamentable de embriaguez, llega hasta casa de los Lighstone, una familia de millonarios absolutamente despreciable y desestructurada. El problema es que un grupo de terroristas asaltan la casa y él, ayudado por la niña más pequeña de la familia, van a ser los único que va a poder hacerles frente.
Parte del mérito se debe al buen hacer de Tommy Wirkola. El noruego, con sus más y sus menos y sus manifiestas irregularidades, es un realizador al que le tengo un indudable aprecio y del cual valoro que incluso en sus películas más flojas, como "Hansel y Gretel: cazadores de brujas" (2013), siempre existan elementos que me resulten interesantes. Huelga decir que soy muy fan de su díptico compuesto por "Dead Snow" (2009) y "Dead Snow 2: Red vs.Dead" (2013), o que su penúltima propuesta "El viaje" (2021) me pareció una de las películas con más mala uva y más políticamente incorrectas de cuantas se estrenaron el año pasado. "El viaje" era una muestra clara de que Tommy Wirkola, sin perder su particular estilo característico, había alcanzado una evidente madurez como autor. En "Noche de paz" el noruego no participa en el guion y se limita a poner en imágenes una historia que, para que nos vamos a engañar, le resulta bastante próxima. Se notan muchísimo aquellos momentos en los que se siente más cómodo (las escenas de acción, la recreación de uno de los momentos más icónicos de esa comedia protagonizada por Macaulay Culkin) y los que no domina tanto (la parte más sensiblera de la relación entre Papa Noel y la niña) y el peso de la narración decae. Pero en líneas generales el conjunto es positivo y su mayor virtud es la de haber sido capaz de darle cohesión a un material que, de puro bizarro, en otras manos hubiera devenido un batiburrillo francamente marciano y de compleja digestión. La capacidad que muestra para pasar de unas secuencias de una ñoñería y una cursilería manifiesta a otras donde la violencia es la gran y única protagonista, no es una tarea fácil. En este sentido el director da con la tecla y es capaz de manejar los hilos de una historia que, a poco que uno sepa meterse dentro de ella, resulta tan entretenida como hilarante. Y vuelvo a reiterar: sin saber en ningún momento si esto es una enorme broma o todo va en serio.
“No estamos hablando de una gran película, pero si de una propuesta lo suficientemente extravagante, en el sentido más positivo de la palabra, como para hacérnoslo pasar bomba”
Debo reconocer que al buen funcionamiento de la cinta también ayudan unos actores en estado de gracia que han entendido muy bien de qué va la cosa. Desde un David Harbour que está esplendido y desborda carisma desde su primera aparición, pasando por un John Leguizamo que está deliciosamente sobreactuado, hasta una Beverly D'Angelo que se convierte en la auténtica roba escenas de la función, todos los intérpretes ayudan a que la historia se mantenga dentro de esa fina línea que separa el ridículo de la complicidad con el espectador.
Visualmente la película está muy bien resuelta. Wirkola sabe filmar escenas de acción y para los fanáticos de las sensaciones fuertes no escatima en escenas gore y en sangre. Es cierto que en la parte central tiene algún punto muerto y que se le podía haber aplicado algo de tijera, pero en general el ritmo es el adecuado y sus dos horas de duración pasan como un auténtico suspiro. Aunque su habitual humor negro está bastante más diluido, hay determinados momentos con una mala hostia importante en los que la carcajada está garantizada.
Hace ya muchos años que las películas navideñas, esas que estaban ambientadas en "estas fechas tan señaladas" y que nos hablaban de buenos sentimientos y emociones positivas, han dejado de tener presencia en la gran pantalla. Hoy en día el que quiera consumir este tipo de productos debe recurrir a las plataformas donde encontrará títulos tan motivadores como "El diario de Noel" (2022), "Navidad de golpe" (2022) o "Navidad en palacio" (2018). A aquellos que quieran una experiencia más extrema les recomendaría recuperar el clásico "Silent Night, Deadly Night" (1984) o cualquiera de sus secuelas (tanto las más o menos oficiales como las apócrifas). Pero al que le apetezca una experiencia francamente extraña en la que se mezclan un montón de cosas de lo más antitético pero que, y ahí radica su magia, a la vez sabe conservar el espíritu navideño, no puedo dejar de recomendarle esta "Noche de paz". No estamos hablando de una gran película, pero si de una propuesta lo suficientemente extravagante, en el sentido más positivo de la palabra, como para hacérnoslo pasar bomba. Con todos sus defectos, que los tiene, me apostaría algo a que esta película dentro de unos años se acabará convirtiendo en un título de culto. Si no, al tiempo.
5 comentarios:
Tuve las mismas impresiones al salir del cine Moloko. Escribí, de hecho, que era una película anti y navideña al mismo tiempo, lo que, tal y como comentas, es bastante raro. Me hubiera gustado que la propuesta se decidiera abiertamente por la mala baba y el exceso (la muerte de la chimenea es fantástica), ya que creo que la parte más blanca es la más descompensada y no por gustos personales, si no por comp funciona en la historia. A los pies de un Leguizamo desatado. Wirkola me cae francamente bien y el homenaje a Solo en Casa es francamente divertido.
Saludos!
Hola a todos
Tienes toda la razón. La película baja mucho en la parte más blanca (que se desarrolla durante la parte central) y se nota que el director no se siente demasiado cómodo con ella. Aún a día de hoy sigo sin tener claro que es lo que querían sus responsables. El momento chimenea es buenísimo... igual que toda la parte del cuñado que es impagable.
Saludos
Gran reseña Mister Moloko. A mí personalmente este pastiche navideño y acción con toques de humor cafre y gore me ha resultado en extremo aburrido, con momentos de vergüenza ajena y muy desaprovechado. Solo destacaría a David Harbour que a pesar de su esfuerzo y buen hacer en dar credibilidad a su personaje naufraga en eta película que en todo momento va a la deriva.
Aunque no esperaba nada de ella, el que contara con Tommy Wirkola tras las cámaras me hacía albergar alguna esperanza. Por desgracia no deja de ser un trabajo alimenticio y muy párvulo del autor de las estupendas Død Snø 2 (Dead Snow 2: Red vs. Dead) y I Onde Dager (The Trip).
En fin, otra castaña más de este año.
¡Saludos enormes y felices fiestas a todos los cuervos!
A mí me ha parecido una bizarrada muy cachonda. "Solo en casa" mezclado con una versión ultraviolenta de "La Jungla de Cristal", aderezado con ese punto ñoño tan característico del cine familiar de navidad... una mezcla como digo, demasiado loca como para no disfrutarla. Harbour está muy bien, está claro que el tipo tiene carisma y sabe transmitírselo a sus personajes (lo de "Hellboy" estaba fuera de sus posibilidades por razones obvias), pero en mí opinión, el que lo borda de verdad es John Leguizamo, en uno de los villanos más entrañables del año.
Sin llegar al nivel de las mejores obras de Wirkola, una propuesta muy divertida.
Saludos.
WIRKOLA no defrauda. aunque tenga que trabajar por trabajar con algo más comercial es fiel a sus despiporres. Divertida y sangrienta, se hace pesada con los momentitos ñoños y disparadamente genial con la versión drunkard de Santi.
Saludos y que Wirkola nos guarde.
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