A nada que alguien haya leído alguna crítica de servidor, salta a la vista mi tendencia a ver el vaso medio lleno. Normalmente, me invade el entusiasmo que caracteriza al cinéfago sin dos dedos de frente, y me da lo mismo ocho que ochenta. Mi entorno también es consciente de mis tragaderas. No en vano soy el tipejo que aprobó “Winnie The Pool: Miel y Sangre” (Rhys Frake-Waterfield, 2023), para incredulidad del resto de cuervos de esta, nuestra, bendita página. Pero todo ser humano tiene sus límites y la maldita “El Hombre del Saco” (Colm McCarthy, 2024) me ha puesto frente al abismo de la ignota capacidad fílmica de aberrar. Por cierto, qué puto asco empezar una reseña hablando de uno mismo, ¿verdad?
“recorre los peores lugares comunes del cine de terror sobrenatural, ofreciendo una película sin alma, sin nervio y sin pizca de terror”
Esta nueva adaptación del mito del Boogeyman recorre los peores lugares comunes del cine de terror sobrenatural, ofreciendo una película sin alma, sin nervio y sin pizca de terror. Se une al nefasto tridente que completan otros dos recientes acercamientos: la española y espantosa “El Hombre del Saco” (Ángel Gómez Hernández, 2023) y la totalmente fallida y decepcionante “The Boogeyman” (Rob Savage, 2023). A este paso, este pobre monstruo va a tener que meterse él mismo en el saco para no volver a salir en unos cuantos eones.
“el (pre) final es ligeramente satisfactorio, huyendo del happy end al uso, pero aquí no existe el más mínimo esfuerzo por asustar al espectador”
El film también me hizo reflexionar sobre los misterios de la distribución. ¿Cómo es posible que la nueva versión de “El Misterio de Salem´s Lot” (Gary Dauberman, 2024) llegué a HBO y yo me haya tragado esta basura en una sala de cine? Las plataformas dan muchas alegrías al aficionado, pero también provocan interrogantes imposibles de responder.
Vayamos con la película… ¿He dicho ya que es ponzoña? Niños con trauma, familias amenazadas por ecos del pasado, que además tienen problemas en el presente… y estoy seguro de que podéis adivinar el resto de elementos que componen cualquier acercamiento al terror sobrenatural. Para que me entendáis mejor, es ese tipo de film que a la hora de dar explicaciones sobre el lore de la criatura, enseña un libro lleno de ilustraciones, mientras un personaje (siempre alguien de entorno catedrático o médico, en su vertiente mental) suelta: “ha existido desde hace mucho tiempo, en diferentes culturas”. Y todo el mundo se queda tan ancho. Es como “barbero era tu abuelo, barbero soy yo, y barbero vas a ser tú, hijo mío…”. Viendo la vaguería del film, uno siente nostalgia del cariño con el que se explicaban antiguamente estas cosas, viniéndome a la cabeza la fantástica “Wishmaster” (Robert Kurtzman, 1997), que hacía exactamente lo mismo, pero con mucho más cariño. También pone en valor el esfuerzo de cintas recientes, como la algo sobrevalorada “Smile” (Parker Finn, 2022), a la hora de crear contexto para sus maldiciones y bichejos sobrenaturales.
“una falta de recursos narrativos y una total incapacidad de crear secuencias impactantes de supina falta de respeto para el espectador”
¿Y de terror? Poco, por no decir nada. El diseño del monstruo no funciona y el recurso del sonido de la cremallera es francamente ridículo. Si me apuras, el (pre) final es ligeramente satisfactorio, huyendo del happy end al uso, pero aquí no existe el más mínimo esfuerzo por asustar al espectador. Es tan vaga que ni recurre a los jump scares. Aunque quizás lo más ofensivo es la total ausencia de guion, ya que se limita a repetir (en cuatro jodidas ocasiones) la secuencia de (semi) ataque nocturno de la criatura, con visita de la policía a la mañana siguiente. Y es que eso es el film: una presentación de personajes, dos escenas nocturnas de ¡oh, he visto algo!, una explicación del monstruo, otra escena de asalto (ahora en la ciudad), otra escena de asalto nocturno, el clímax y el epílogo. Puede sonar a resumen de clase de guion, pero en realidad es una falta de recursos narrativos y una total incapacidad de crear secuencias impactantes de supina falta de respeto para el espectador. Hasta la fotografía del film resulta excesivamente oscura, como si fuera consciente de que tampoco hay mucho que enseñar. Los títulos de crédito, con dibujos a los Bernie Wrightson están bonitos, eso sí, y la banda sonora de Tim Williams, evocadora de los “It” de Muschietti, es bastante cumplidora.
Haceos un favor, huid de “El Hombre del Saco”. No sirve ni para una tarde tonta. Aunque, sinceramente, el visionado sí me ha dejado una duda que ojalá alguien me ayude a resolver. ¿Cómo es posible que un “supuesto” asalto hogareño, pero sin robo, violencia ni absolutamente nada, sea capaz de movilizar a todas las unidades policiales del Estado? ¿No hay curro criminal por esos lares? ¿Son gente excesivamente dedicada a su trabajo? ¿Nadie echa cuentas de que ese despliegue policial se está pagando con el dinero de los contribuyentes? El Jefe de Policía (también conocido como “El Cherif”) ni siquiera para el dispositivo cuando el sufrido padre de familia dice: “bueno, se han llevado una flauta”… Esas son fuerzas del orden y no las de este maldito país. Y si empezar una crítica hablando de uno mismo ya es asqueroso, terminarla elogiando a los maderos ya es de mear y no echar gota.
2 comentarios:
Menudas tragaderas amigo Krueger! Yo no habría tocado a este artefacto ni con pinzas....Bueno, mentira. La hora de la aspiradora hace milagros! Gran y sufrida crítica!
Fue una experiencia simplemente horrible Art0Rius. Me das elegir entre impacto en las gónadas y ver "El Hombre del Saco" otra vez, y puedo despedirme de tener descendencia...
Saludos!
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