Crítica: Black As Night

ASTINUS NOS HABLA SOBRE EL PRIMER TÍTULO DE LA NUEVA HORNADA DE WELCOME TO BLUMHOUSE

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En 2020 Amazon y Blumhouse nos sorprendían con un anuncio de colaboración que tenía como objetivo producir películas de género entre ambas productoras y distribuirlas a través de Prime Video, plataforma de la primera. Con aquello algunos dimos saltos de alegría, pensando que, si los productos de Blumhouse y sus intenciones eran sacar cosas potentes, podíamos tener una antología de renombre para los próximos años. Como suele ser habitual, no es oro todo lo que reluce, y las primeras cuatro entregas (“Black Box”, “The Lie”, “Evil Eye” y “Nocturne”) fueron productos medianamente aceptables, en los que solíamos encontrarnos algún nombre potente en su reparto y/o dirección y pocos más. 

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“Blumhouse se ha subido de nuevo al carro del Horror Noire, trayendo a esta antología una de esas películas tan de moda” 

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Ahora llega 2021 y volvemos a la carga con cuatro nuevas películas, producciones con nuevas caras y temáticas que aprovecharon la llegada de Halloween para estrenarse en la plataforma de Amazon. Al igual que hicimos con las anteriores, toca analizarlas una por una para ver qué merece la pena, y a eso nos vamos a dedicar en este nuevo especial que iremos desgranando poco a poco de Welcome To Blumhouse. 

En esta ocasión, y como no podía ser menos, Blumhouse se ha subido de nuevo al carro del Horror Noire, trayendo a esta antología una de esas películas tan de moda tras los exitazos de “Us” (Peele, 2019), “His House” (Weekes, 2020), “Candyman” (DaCosta, 2021), Them (Marvin, 2021), y un largo etcétera que ponen en relación el horror con cierto componente social basado en la histórica (y actual) discriminación de la población afroamericana en Estados Unidos, siempre con un contenido inspirado en mayor o menor medida en ese concepto de lucha de clases y relación binominal entre pobreza y riqueza. “Blak As Night” (2021) recupera ese tono que ya vimos en la reciente de “Candyman”, sustrayendo todo el escenario a un emplazamiento casi abandonado por las autoridades gubernamentales, convertido en un gueto donde la droga y la depravación se han hecho dueñas del lugar. Aquí, el origen está en el huracán Katrina, que desalojó y cercenó la vida de numerosas personas, pero también trajo consigo un grueso grupo de personas a las que condujo a lo más bajo al perder sus casas y todas sus propiedades, creando espacios de auténtica pobreza estructural. 

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“Las pinceladas dramáticas entran en un conflicto irresoluble con otras partes de comedia totalmente salidas de lugar” 

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Tenemos el escenario y ello nos va a conducir inequívocamente, prácticamente desde el inicio de la película, a pensar que todo girará en torno a temáticas parecidas en relación a su contexto. El diseño de producción es interesante y veremos escenarios creíbles, localizaciones que nos transportan con un buen ejercicio en la fotografía a la soledad, el abandono y el desamparo, sobre todo cuando la película quiere ponerse dramática. Y quizás esto sea lo único digno de felicitación. 

Las pinceladas dramáticas entran en un conflicto irresoluble con otras partes de comedia totalmente salidas de lugar. El primer ejemplo lo tenemos en uno de sus planos secuencia iniciales, cuando se nos presenta a los dos personajes protagonistas y uno le dice al otra, una chavala que descubriremos que tiene quince años, que las tetas le han crecido y que no las esconda. Un comentario tan inapropiado como buena parte de los gags y chistes que veremos en ciertos momentos en los que, simplemente, el guion no es capaz de acompasar diferentes géneros, quedando siempre tan rebuscado como forzado todo. No se puede plantear una comedia de terror y observar algunos de los acontecimientos que veremos a lo largo del filme sin que quede totalmente fuera de tono. Un trabajo torpe, mal hilado y que conduce al estupor y la incredulidad. 

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“los vampiros están bien caracterizados y tenemos alguna escena de acción resultona, aunque su existencia y toda la trama que hay detrás de esto se caiga a trozos continuamente” 

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Y no es que haya un mal tema central. Un grupo de vampiros negros han comenzado a atacar a los mendigos negros de esa zona y nuestra protagonista, junto a sus amigos, se ve envuelta en la necesidad de acabar con ellos. Con esta premisa la película comienza a dar muestras de rodamiento tras unos treinta minutos llenos de drama intenso y algún chiste, con momentos bastante turbios que luego parecen desaparecer por el puro placer del cachondeo, desacompasando todo lo que viene después. Si a eso le sumamos un final que ralla lo absurdo, un giro de trama demasiado cercano a la conclusión como para sacarle chicha y unas vueltas de tuerca demasiado pasadas nos encontramos con un mejunje demasiado descafeinado para resultar serio incluso como comedia. 

Sí tendremos algunos momentos de risa, más por el esfuerzo de algunos miembros del reparto que porque la película nos los ofrezca. Igualmente, los vampiros están bien caracterizados y tenemos alguna escena de acción resultona, aunque su existencia y toda la trama que hay detrás de esto se caiga a trozos continuamente. El aburrimiento llama constantemente a nuestra puerta no porque la película no sea ágil, sino porque hay tantos cambios abruptos de tono que uno no sabe qué esperar y, sobre todo, si quiere esperarlo. La falta de coherencia y la acumulación de datos y detalles suma tan poco como las conversaciones intranscendentes y unas interpretaciones en las que damos a Asjha Cooper (“There's Someone Inside Your House”, 2021) el margen de la duda por algunos momentos más conseguidos.

“Black As Night” no suma ni como película de vampiros, ni como comedia de terror, ni como una película con una Wesley Snipes con trenzas (esto se dice durante el filme), ni como un producto en clave análisis de los problemas de la sociedad negra post-Katrina. Es una oportunidad perdida tras la enésima intentona de adentrarse en el género de moda en estos momentos, demostrando una vez más que el cine de terror es clónico hasta la sociedad y permeable en esa tendencia tan inepta de sacar productos a diestro y siniestro porque, simple y llanamente, es lo que se lleva.